CAPÍTULO 15: ENFRENTAMIENTO

630 26 4
                                    

El segundero del reloj de la mesilla llega a la hora punta, colocando el minutero en esa misma posición, mientras que la aguja  horaria se desliza traicioneramente hasta las ocho. Melissa acciona el botón antes de que el escandaloso aparato avise a todos de que está despierta. Apenas ha dormido, pasando el domingo eludiendo a su padre, a Fala e incluso a sus amigos, que se han dado un día de margen para reflexionar. Tal y como están las cosas ahora mismo, lo único que le hubiese gustado hacer es salir de marcha con Faye y colocarse, como solían hacer el año anterior, pero ni siquiera eso pueden permitirse; están en el punto de mira y lo sabe, por lo que durmió hasta tarde, evitó encontrarse con su madrastra y fue al muelle, sentándose en un banco con los deberes sobre las rodillas; eso es mejor que nada. Patético, pero seguro.

Por suerte, la cosa mejoró cuando un atractivo chico tomó asiento a su lado con un libro entre las manos, cuya tapa no llegó a distinguir. Era alto, pero no demasiado y tenía el cabello negro azabache y los ojos igual de oscuros. Lo que más le atrajo de él fue una media sonrisa sensual y pícara, que automáticamente le recordó a la que exhibía Nick.

Ambos estuvieron a sus quehaceres durante un rato: él leyendo su novela o lo que fuera y ella mordisqueando el tape del bolígrafo, intentando concentrarse  en terminar el trabajo de Historia, que debía entregar hoy. El chico no se tomó la molestia de disimular al contemplar las piernas de Melissa, visibles gracias a los pantalones cortos vaqueros que se ceñían a su cintura. Recorrió el contorno de sus muslos, viendo cómo ella cruzaba las piernas en una clara provocación, colocando encima el grueso tomo de Historia y cubriendo la mejor parte con sus hojas. Él extraño dejó escapar una carcajada al darse cuenta de que Mel aceptaba el reto, respondiendo de igual modo y mirando con descaro cómo le sentaba la camiseta rojo sangre que marcaba sus pectorales, definidos en su justa medida.

Finalmente el chico se giró y la miró a los ojos:

—Hola, soy Dylan. Dylan Matheson —se presentó con una voz grave y algo rasposa, ofreciéndole la mano.

—Yo Melissa. Melissa Glaser —repuso, estrechándosela y sintiendo un hormigueo recorriendo su cuerpo—. Nunca te había visto por aquí, ¿estás visitando a un familiar? —inquirió, genuinamente interesada y ladeando la cabeza, dejando que su rizada melena oscura cayese sobre el escote en V de su entallada camiseta verde.

—La verdad es que he venido para quedarme. Me temo que soy el chico nuevo —explicó chasqueando la lengua— con todo lo que eso conlleva.

—Tranquilo, aquí no mordemos...a no ser que nos lo pidan —replicó Mel alzando una ceja y sonriendo, mostrando su perfecta dentadura.

—Uhm, interesante —Dylan se puso en pie y le tendió nuevamente la mano en busca de la suya, que besó con obsoleta caballerosidad—. Bueno, Mel. —La forma en la que él pronunciaba su nombre le erizó el vello de la nuca y le aceleró el corazón. Resultaba realmente sexy—. Intuyo que nos veremos pronto —añadió guiñándole un ojo y alejándose con el libro bajo el brazo,  la otra mano en el bolsillo, y silbando una extraña melodía.

Ella confía en que volverá a verlo. Va camino al instituto. Es lunes por la mañana y después de elegir un vestido negro y una chaqueta vaquera como atuendo se arrepiente de no haber echado "toda la carne en el asador" pidiéndole el número de móvil.

Llega a los atestados pasillos antes del primer timbre, gracias  a que hoy no acompaña a Faye, que amiga o no siempre ha ejercido una pésima influencia en ella. Es algo que en parte le ha envidiado desde su más tierna infancia: el carácter, ese tan fuerte que invita a ser imitado. Es una persona con tal magnetismo que casi siempre consigue lo que quiere, no como ella, acostumbrada a estar en un segundo plano y asentir o negar cuando le preguntan.

El Círculo Secreto: Legado (The Secret Circle - Temporada 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora