El Círculo Secreto: Legado (The Secret Circle - Temporada 2)

CAPÍTULO 12: CERRANDO EL CÍRCULO

—¿Estamos listos? —pregunta Cassie, escrutando con la mirada a sus amigos. Todos asienten con convicción, aunque cada uno tenga sus reservas.

Se colocan de nuevo alrededor de los troncos apilados,  respetando un espacio proporcionado entre ellos.

Aspiran el aroma a vegetación entremezclado con el salitre del mar. A estos olores se les suma el de la madera ardiendo, cuando todos miran el montículo e invocan al fuego, que surge como una chispa danzante y se expande devorando cada corteza.

Los seis se concentran, cierran los párpados y ahondan en su interior, liberando la magia que forma parte de su herencia genética. Del mismo modo en que en su anatomía hay vestigios de la de sus ancestros tales como  el  tacto del cabello, el color de sus iris o el carácter, el poder que ellos ostentaban corre por sus venas y forma parte de lo que son: los descendientes de doce círculos. Brujos y brujas que deben luchar contra la oscuridad, una que atenta con corromper sus almas.

Diana, quien dirigiese el ritual la primera vez, cede su puesto a Cassie, que poco a poco se ha ido erigiendo como la nueva líder. Ella eleva la barbilla, orgullosa,  y levanta ambas manos, gesto que replican sus compañeros.

Los labios de Cassie se abren y pronuncia las sacras palabras:

Fuego, tierra, metal, agua, aire y sangre. Con estos elementos formamos el círculo y seguimos los pasos de nuestros antepasados, quienes se comprometieron a luchar contras las fuerzas de la oscuridad. Cuando el diablo nos asalte, cuando el miedo nos debilite, cuando el declive nos amenace, el  círculo nos otorgará poder. Hemos venido solos, pero nos unimos como una  única persona. Con este juramento emprendemos unos viajes juntos, ¿aceptáis el círculo?

—Acepto —corean los miembros, mirándose unos a otros con gesto solemne. Incluso Faye, que raras veces se toma algo en serio, permanece concentrada y comprometida con sus hermanos. Porque eso es lo que son a  un nivel profundo: una familia. Un círculo.

El crepitante fuego de la hoguera se estira y se dilata, alzando sus lenguas doradas y escarlatas hacia el cielo ahora estrellado, testigo del ritual que se está llevando a cabo.

La tierra que los rodea comienza a arremolinarse y tomar altura, alrededor de los seis chicos. Las hojas caídas en el suelo se unen al torbellino. Una nube que ruge sobre sus cabezas  descarga el agua, pero esta no toca sus cuerpos. Por el contrario,  gira y se retuerce, incorporándose a la extraña danza de los otros elementos. Siguen ascendiendo en espiral hasta formar una cúpula sobre sus cabezas. Unas llamas se dilatan y se entremezclan con la sólida formación. La escena es impactante, asombrosa, imposible de comparar con nada que hayan presenciado anteriormente.

Sus cabellos se elevan formando un halo alrededor de sus rostros extasiados. Notan la energía fluyendo a través de ellos y fundiéndose en algo más grande y poderoso. De repente, tal y como ha empezado, todo termina.

El remolino comienza  a perder intensidad y una lluvia de arena, hojas, brasas y gotas de agua cae en el centro de la hoguera, que como colofón final ofrece un espectáculo sin precedentes, duplicando su altura y brillando en una extraña mezcla de tonos cálidos y fríos, en los que el naranja y el cian son protagonistas, dejando atónitos y maravillados a los presentes.

Faye esboza una de sus características sonrisas ladeadas. Jake la imita, bajando los brazos y observando las palmas de sus manos, en las que nota un cosquilleo reconfortante. Melissa y Diana se miran, sonriendo al ver los mechones de pelo cayendo alrededor de sus caras, iluminadas por la luz de una imponente luna. Adam se siente reconfortado, como si le hubiesen quitado un peso de encima, pero es Cassie la que percibe el cambio con mayor intensidad. No es como la vez anterior, algo difiere del primer ritual. El  vínculo establecido es más potente. Lo nota en cada fibra de su cuerpo.