My curse [m-preg]

Capítulo 17 ~ El león y la hiena

Maratón (2/3):

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17.

Stiles abrió la boca y siseó violentamente, notando cómo las manos eran sustituidas por zarpas de pantera. La mano que tapaba su boca se quitó al notar los dientes del animal intentando alcanzarle. El castaño pudo liberarse del agarre y se quedó agachado en una esquina del cuarto en posición de ataque y a medio transformar.

-Pantera, no te tengo miedo -rugió también transformándose a medias en león.

-Es una pena -comentó sonriendo irónicamente y abriendo las fauces profiriendo un siseo-. Debería ser tu puta pesadilla.

Se lanzó encima del león, pero éste lo esquivó y Stiles acabó aterrizando sobre una estantería, mirando a todos lados con atención. Debía descubrir un punto flaco de aquel metamorfo.

Se lanzó a la pared, se impulsó en ella y le dio un zarpazo al león en medio de la cara, acertándole en un ojo y haciéndole emitir un rugido de dolor. Abrió el ojo bueno y vio a Stiles sonreírle con malicia, mostrándole las dos zarpas.

-¿Ves esto? Son mis dos manos, mis dos zarpas, mis armas. Pienso quitaros la vida a todos y cada uno de los que se interpongáis en mi camino, para hacerme daño a mí o al lobo. ¿No tenemos ninguna oportunidad contra vosotros? -Soltó una risa irónica mientras notaba los ojos arder, y la voz se le endureció-. Voy a gastar mis bazas acabando con vosotros, y terminaré arrancándole el corazón a tu señor, ¡Y SE LO HARÉ COMER!

Con ese último grito, Stiles le clavó ambas zarpas en el cuello al león, que lo último que vio fueron los ojos con un atisbo de locura de Stiles. Su sangre borboteaba entre los dedos del castaño hasta que el otro exhaló su último suspiro y murió.

Stiles sacó sus garras del cuello del león y volvió a ser humano, recuperando a la vez su consciencia. No era porque no fuera consciente de lo que hacía: al contrario. Había sentido aquellas palabras y eran todas las que su corazón deseaba formular, pero quizás aquella vena demente no se había manifestado en él hasta aquel día.

Se limpió las manos en la camiseta del metamorfo y salió de allí, más que dispuesto a encontrar a Derek y alertarlo del peligro que corría. A medida que avanzaba por los pasillos, una garra atenazaba su pecho y le hacía darse más prisa, porque tenía un mal presentimiento. Al girar un pasillo desierto, vio a un lobo herido gruñirle a una hiena.

Sin dudarlo ni un instante, corrió y saltó, cayendo totalmente transformado delante de Derek y sisearle con brusquedad a la hiena. A la marca amarilla se le había unido una beige del león. Se lanzó a por ella pero ésta le mordió el cuello y lo tiró a un lado. Derek aulló posesivamente y miró a la hiena con ojos ardientes. Corrió hacia ella y la aplacó, mordiéndole la yugular.

Entonces Stiles, sabedor que tendría que obtener los poderes de la hiena y con un regusto vengativo que le hizo rugir, le clavó las garras en la garganta mientras Derek se apartaba y veía los ojos de Stiles, que se volvían de color magenta para luego pasar a ser ámbar. El otro metamorfo yacía muerto, y la pantera volvió a su forma humana.