Capítulo XVII

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Buenas noches. No tenía previsto actualizar pero dado que es un día especial —claramente no en el buen sentido— me vi obligada a reconfortar de alguna forma a los lectores de esta historia con un "capítulo regalo", podría decirse.

Cabe destacar que me costó muchísima fuerza de voluntad ponerme a editarlo. Estuve deprimida todo el día y consecuentemente a ese sentimiento, no tenía en mente publicar hoy. Así que simplemente espero que reciban este capítulo como un empujón para salir de la oscuridad en la que estamos sumergidos el día de hoy.

Sin más, el capítulo de hoy.

                                                      RIP Alan Rickman —1946 - 2016—.

La mañana del sábado habíase hecho presente.

Empacaron lo esencial para esos dos días en la mansión. Hermione había empacado un camisón rosado muy cómodo, junto con bonitos conjuntos de ropa y formales vestidos. Para ser más específica, empacó dos vestidos formales y dos conjuntos de ropa casi diría casuales. Sólo por si acaso.

—¿Estás lista?

—Sí —respondió ella cerrando el cierre de la maleta.

Era la hora, ambos estaban listos para partir.

Todavía no podía creer que se hospedaría en... bueno, ese lugar en particular. Es decir, ¿Hermione Granger en la mansión de Draco Malfoy? Menos mal que su padre no estaba. Si no estaría segura que no hubiera sido bienvenida en aquél sitio.

Los dos entrelazaron sus manos con el fin de desaparecer. Reapareciendo así minutos después frente a una gran reja negra con una gigantesca M. La castaña contempló la vista asombradísima. La construcción ocupaba... una, tal vez manzana y media del terreno. Inmenso.

—¿Estás bien? —se atrevió a preguntar al ver su cara.

Pero algo dentro de ella se removió en su interior. Estaba a punto de entrar al lugar dónde había pasado uno de los peores momentos de su vida, en donde había sido torturada por la tía del chico a su lado cuya madre había presenciado todo aquél horroroso acto de crueldad. Entendía que ni hubiesen podido hacer nada al respecto aunque les pareciese injusta la situación, pero aún así. De todas maneras decidió mentir.

—Sí, estoy bien. ¿Entramos?

Él asintió. De repente las puertas de reja se abrieron y ellos comenzaron a recorrer el largo camino de piedras, sin obstáculo alguno, desde la entrada al terreno hasta una doble puerta de roble, la cual daba ya sin preámbulos al interior del hogar.

Increíblemente, un poco nervioso tocó la puerta unas tres veces. Se abrió de par en par dejando ver a un elfo de aspecto algo sufrido.

—Buenos días, amo Draco —saludó el elfo haciendo una reverencia mientras recibía una mirada de compasión por parte de la adolescente.

—Buenos días, Buarloir. Ella es Hermione; se quedará aquí hoy y mañana. Trátala bien.

—Por supuesto, amo. Buarloir estará a su disposición —hizo otra reverencia—. La ama Narcisa está esperando a Draco y su visitante en el primer salón, señor.

—Muchas gracias. Lleva su equipaje a la habitación de huéspedes, la que está al lado de la mía y el mío a mi habitación

—Como diga, amo Draco. Buarloir sólo está para a los Malfoy —con una última reverencia dispuso a tomar el equipaje de la chica mientras otro elfo aparecía por un costado para alzar el del rubio.

Ojos que no ven, corazones que sienten (Dramione/Draco&Hermione) EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora