Capítulo XXIII

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Habían pasado pocos meses luego del encuentro entre Draco y Hermione en la sala de menesteres, debido a las clases particulares que la castaña le había pedido al rubio.

Faltaban pocos días para el baile de navidad, era sólo cuestión de una semana.

Luna se encontraba en el callejón Diagon junto con su amiga, quién la ayudaría a elegir su vestido para la fiesta. Quería estar realmente bella para cuando Theodore la mirara.

Ya estaban ahí. Ya había entrado a la tienda de madam Bruccilè, en busca de un lindo vestido.

—¿Qué dices de este?

—Demasiados colores, ¿no crees?

La rubia volvió a mirar el vestido con más atención.

—Mmm... sí, puede ser —aceptó volviendo a colgarlo donde estaba.

A los cinco minutos volvió con otro vestido.

—¿Y este?

—Muy simple. Luna, ¡es el baile de navidad! Debes ir con algo ex...

—Oh, ¡este es muy bonito! —la interrumpió con una gran sonrisa en su rostro, mostrándole un bello vestido rojo.

—¡Es perfecto! —concordó— Pruébatelo, pruébatelo.

Volvió a sonreír, avisó a la dueña del local que se probaría aquel vestido y acto seguido entró al probador.

Unos minutos después salió del probador luciendo la prenda que había escogido. Simple, pero a la vez muy elegante.

—¡Te queda fantástico!

—¿Qué opina usted?

—Le sienta muy bonito —afirmó la señora.

—Muchas gracias. Lo llevaré —aseguró convencida.

Se cambió y le entregó el vestido.

—Muy bien. Entonces lo envolveré de inmediato —dijo la simpática mujer saliendo de la vista de ambas chicas.

—¿De verdad crees que a Theodore le guste?

—Por supuesto que le gustará —contestó obvia.

—Sé que me lo dices muy sinceramente. ¡Gracias, Hermione! —abrazó a su amiga.

Ambas se dirigieron hacia donde Bruccilè se encontraba. Luna pagó el vestido y cuando estaban a punto de salir, se detuvo en un vestido en particular.

—¡Hermione! ¡Mira este vestido! ¿No es fabuloso? ¡Lo usaré para nuestra boda doble! —dijo muy entusiasmada.

—Es una broma, ¿verdad?

—Por supuesto que no. ¿Qué? ¿No te gusta? Pues a mí me parece muy bonito —dijo mirando el vestido y diciéndose a sí mima ¿qué hay de malo con él? ¡Es bellísimo!

—No es por el vestido que te lo pregunto, Luna. ¿Sigues con la idea de esa boda doble?

—Claro que sí, se hará.

—Obviamente no se hará. Bueno, quizás tú sí te cases con Theo... ¿quién te dice?

—Obviamente se hará. Bueno, quizás tú también te cases con Draco... ¿quién te dice? —la castaña rió y tomó a su amiga del brazo.

—Ya vámonos, Luna Lovegood —rió saliendo de la tienda, sin antes despedirse de madame Bruccilè.

                                                                             •••

—¿Ya están todos? —preguntó Arthur Weasley mientras era acompañado por su esposa, Molly Weasley.

—¡Estamos todos, señor! —respondió un auror mientras varias personas subían a un avión.

—¡Harry! —llamó el hombre. En seguida el aludido fue hacia él.

—¿Sí, señor Weasley?

—Tú vendrás con nosotros —ordenó mientras con su varita subía el equipaje de Harry y de los demás Weasley hacia otro avión.

—¿Pero, señor...?

—No discutas, muchacho —contestó a la pregunta no formulada del azabache—. No tarden en subir.

—¿Estás ansioso por volver?

De la nada, Ron Weasley se incorporaba al campo visual del chico con anteojos.

—¿Tú no? —preguntó mientras subían al avión y buscaban sus lugares.

—Bueno... siempre me han gustado las aventuras...

—¿No extrañas a Hermione?

—Pues, obviamente la extraño, pero...

—¿Pero...?

—Tú sabes... no la quiero como antes, Harry.

—¿A qué te refieres?

—Sabes que siempre me ha gustado.

—Ajá.

—Pero... no sé. Siento como que, este viaje me ha hecho pensar mucho las cosas, y...

—No des más vueltas, Ron. ¡Dímelo!

—¡Abróchense los cinturones, compañeros! —exclamó el padre del pelirrojo, haciendo que todos allí se abrochasen los cinturones.

Tanto Harry, Ron como Ginny, George, Molly y Arthur se abrocharon los cinturones y partieron rumbo a Hogwarts.

                                                                           •••

—¿Has hablando con Hermione? —preguntó Theodore Nott mientras escogía qué esmoquin usar para el dichoso y próximo baile de navidad.

—Sólo por las clases. Nos llevamos bien, Theo. Pero aún no tanto como para... no sé... ir a Hogsmeade, ¿por ejemplo?

—Dale tiempo, ¿quieres? Las cosas se irán acomodando de poco.

—Sí, tal vez. ¿Y tú con Lovegood?

Theodore sonrió dejando el traje sobre su cama y comenzó su historia.

             Flashback.

Theodore y Luna caminaban de la mano a lo largo del lago del colegio Hogwarts. Para suerte de ambos, no había un alma rondando por aquel jardín.

—Luna, debo preguntarte algo —detuvo la caminata y de un suave tirón, haciendo que ella quedase frente a él—. Em... esto es algo difícil para mí... ya que, bueno...

—Ya dilo, Theo —rió divertida.

—Yo... me preguntaba si... bueno... tú... ¿querrías ir al baile de navidad conmigo?

—Vaya, ¿a decir verdad? No creí que al chico más lindo de Hogwarts le costara invitar a una chica a un baile.

—¿Qué significa eso? —preguntó el chico con una pequeña sonrisa formándose en su rostro.

—Que por supuesto iré contigo —contestó muy sonriente la rubia depositando un tierno beso en los labios del morocho— ¿Por qué te costó tanto?

—Bueno... en mi caso siempre es al revés. Las chicas me invitan a mí —contestó revolviéndose el cabello.

—No arruines el momento, Nott —sonrió dándole otro pequeño beso y siguieron caminando a la luz del atardecer.

             Fin del flashback.

Ojos que no ven, corazones que sienten (Dramione/Draco&Hermione) EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora