Capítulo X

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Sólo faltaba un día. Un sólo día y todo parecía estar bien entre Hermione y Draco. Todo indicaba que para el próximo lunes ambos estarían en sus torres de nuevo. Pero... ¿querían eso?

Al día siguiente la primera asignatura de la mañana sería Runas Antiguas. Aunque la castaña amaba esa asignatura, a Draco no le gustaba mucho.

Los dos se higienizaron en el pequeño baño de la cabaña y salieron rumbo a Hogwarts, en pareja. Juntos.

Apenas entraron los detuvo la profesora McGonagall.

—Oh, señores. Qué bueno que los encuentro. Sólo quería recordarles nuestra reunión de mañana, y que deberán estar allí a primera hora -ambos asintieron—. Tengan una buena mañana -les deseó.

Antes de entrar al gran comedor, ambos se despidieron y entraron yéndose para lados opuestos.

—¿Qué fue eso? —preguntó antes que se sentara.

—¿Que fue qué? —respondió en forma de pregunta desconcertada.

—Eso. Ambos entraron como si no se conocieran.

—¿Quiénes? —volvió a responder en forma de pregunta, mientras miraba hacia la puerta.

—Tú y Draco, Hermione.

—Ah, eso. Bueno... —pero no supo que decir, por lo que decidió restarle importancia— ¡ahora tendremos Runas Antiguas! ¿No es eso fascinante?

—Lo fascinante de Runas Antiguas, es que la compartiremos con Slytherin.

—¿Has pensado en decirle a Theo que gustas de él?

—¿Has pensado en decirle a Draco que gustas de él?

—Fantástica respuesta, Luna -contestó su amiga irónica.

—¡Oh, entonces admites que te gusta! —exclamó en voz baja.

—Yo no admití tal cosa —se defendió-. Sólo lo dije... fue una... —la rubia la miraba con cara de no te esfuerces, Hermione; ya sé que estás enamorada de Draco— dije eso como si fuera cierto que yo... no estoy enamorada de... ¡ay! Mientras más lo pienso, más imposible se me hace.

Luego del desayuno ambas tomaron su maletín y se encaminaron hacia el salón de Runas Antiguas.

—Mañana será la reunión con la profesora McGonagall acerca de nuestra... em... ¿cómo se dice?

—¿Convivencia?

—¿Por qué suena tan simple cuando tú lo dices? —bufó.

—Ajá —dijo restándole importancia—. ¿Y qué pasará?

—Pues no lo sé, dijo que estuviéramos —pero se detuvo—... estuviéramos...

La chica fue obligada a detener su habla cuando pasó por su lado un rubio de rasgos masculinos, con una túnica negra, corbata verde y plateada.

Entonces, Luna se dio cuenta.

—Debes decirle que siguen peleándose.

—¿Qué? —sobresaltó la Gryffindor mientras caminaban hacia el aula de Runas.

—Debes decirle...

—Escuché la primera vez, Luna —la interrumpió—. Pero, ¿por qué he de decir eso?

—No te das cuenta, ¿verdad? ¿Que no lo ves?

—¿Qué cosa?

—Hermione, yo me considero una persona muy muy muy paciente. Pese a que jamás perdí la calma con alguien, creo que es verdad que hay una primera vez para todo —la castaña rió entre asustada y nerviosa pensando que iba a gritarle en medio del pasillo—. Pero recién estabas hablándome, y cuando pasó Draco, te distrajiste mirándolo. ¿Acaso eso no es atracción?

Ojos que no ven, corazones que sienten (Dramione/Draco&Hermione) EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora