Capítulo III

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La noche anterior, el rubio no había comido y había salido muy enojado de la Sala de Menesteres. Se dirigió hacia la puerta casi destruyendo todo a su paso, estaba muy enojado. ¿Cómo había logrado entrar la castaña a su mente de esa manera? Por lo que tomó una decisión, a Draco Malfoy nada ni nadie lo cambiaría.

Salió del cuarto que había creado en la fantástica Sala de Menesteres y fue directamente a su cuarto, sin cenar. No tenía ganas de toparse con nadie y menos con la sangre sucia. Al diablo con la apuesta de Blaise, al diablo con mantener la palabra. Volvería a ser el mismo cretino orgulloso que había sido toda su vida. Sin amabilidades ni mucho menos.

—Despierta, Draco. Llegaremos tarde al desayuno.

—Ya voy —le contestó Draco. El morocho asiente.

Apenas se levantó fue al baño para prepararse; cuando salió allí estaban sus amigos Blaise y Theodore. Salió con su rostro característico: mediocre y orgulloso, pero ninguno de sus amigos se dio cuenta.

Los tres bajaron hacia el comedor, suerte que era sábado y no tendrían que estudiar. En su trayecto hacia el comedor, se topó con Hermione. Ambos chocaron y la castaña levantó la mirada para ver con quién había chocado y disculparse por ello.

—Lo siento, no vi por dónde...

—¡Sal de mi camino, maldita sangre sucia! Jamás vuelvas a tocarme, ve por donde caminas —le dijo bruscamente y sacudiéndose el uniforme.

Los amigos del Slytherin se quedaron atónitos ante tal actuación del rubio. La chica salió corriendo de esa situación con lágrimas en los ojos. Aunque no supo bien por qué... le dolió aquello que le dijo. Agradeció que Luna no estuviera con ella. El castaño fulminó a Draco con la mirada y siguió a su amiga.

—¿Pero qué rayos fue eso, Draco?

—La gente como su clase no merece ser bien tratada, Zabini. Tendrías que saberlo.

—¿De qué hablas? Tienes que respetar la apuesta, ¿recuerdas? —dijo Blaise divertido.

—Al diablo con tu puta apuesta, Blaise. Se acabó. Fue sólo un estúpido juego, madura —le dijo bruscamente.

—¡Ey! Cálmate, amigo. ¿Qué te sucede? Te vi con mala cara esta mañana, pero no creí que fuera para tanto.

—Déjame en paz, ¿quieres?

El morocho no entendía nada. ¿De un día para el otro se volvía a así? ¿Qué era lo que le pasaba? Desafortunadamente no podía leer su mente, ya que su amigo era un gran hechicero, y jamás se olvidaba de la Oclumancia. Dejando a un atónito Zabini, el rubio salió hacia los jardines de Hogwarts.

Mientras tanto, un castaño de ojos claros seguía a una chica de pelos rizados hacia el baño del tercer piso.

Después del comportamiento de Draco para con su amiga, él la siguió hasta encontrarla casi desparramada por el suelo, llorando.

—Hermione... —empezó a decir Theodore mientras se sentaba al lado de ella.

—Dime, ¿qué es lo que yo le he hecho a él para que me trate así? ¿Sólo por la simple estúpida idea de ser... ser...? —y ahí, sin decir nada más, volvió a llorar arrojándose a los brazos de su amigo.

—Él es... raro. Por favor, entiéndelo —dijo consolando a su amiga como podía.

—¿Entenderlo? Yo... yo jamás lo juzgué, Theo. No entiendo qué es lo que tiene contra mí.

—Tranquila, Mione —intentó tranquilizarla acurrucándola entre sus brazos.

En uno de los jardines de Hogwarts, un rubio sentado en un roble, mirando como el sol desaparecía. Realmente un estupendo atardecer.

Sintió como alguien se sentaba a su lado.

—Estás muy equivocado, Draco —dijo una dulce voz a su lado.

—¿Qué quieres, Lovegood?

—Averiguar qué es lo que te tiene tan... reservado.

Por más que la rubia le hablara a él, Draco la ignoraba.

—Creo que el Draco que muestras habitualmente, no es el que habita en ti, ¿me equivoco? —continúa. Pero él no contestó—. No soy tu amiga, pero sólo un tonto no se daría cuenta que estás cansado de que el mundo te tema.

Si algo la caracterizaba a Luna Lovegood, era la facilidad con la cuál podría llegar a decir verdades extraordinarias. Ella siempre fue muy suelta y sincera con todos, hasta con los menos esperados.

Luna se levantó echándola una última mirada al chico, aunque éste seguía sin levantar la vista siquiera para mirarla. No le gustaba que le dijeran las cosas como son, así que tarde o temprano Lovegood se las pagaría. La Gryffindor se fue tranquila y serena rumbo al castillo en busca de su amiga, quién ahora seguía con Theodore Nott.

—Gracias. Ya estoy mejor —dijo secándose las lágrimas con la manga de su capa y dedicándole una débil sonrisa.

—¿Segura que estás bien? Puedo quedarme contigo, si quieres. Snape no se dará cuenta.

—¿Y que mañana despiertes en la sala común de Gryffindor? —la castaña hizo una mueca divertida— Estaré bien. Luna no debe tardar.

—De acuerdo. Yo hablaré con Draco por lo sucedido hoy... la verdad, no sé que se le pasó por la cabeza.

—Oh, no. No, no. Por favor, Theo. No hables con él, déjalo, yo ya estoy bien.

—Pero no estuvo bien la forma en la que te trató, Mione. Deja que hable con él.

—Escucha, me ha tratado así por años... ya estoy acostumbrada. Aunque le he devuelto insultos varias veces... y un puñetazo en tercer año —ambos rieron acordándose de aquella vez—. No te preocupes.

—No me importa lo que digas. Quieras o no, hablaré con él.

—Theodore Nott —le dijo seria—. No cruzarás una palabra con Malfoy, ¿lo prometes?

Él miró por unos segundos los ojos miel de su amiga, suplicantes pero firmes.

—De acuerdo, no hablaré con él. Pero no estoy de acuerdo, Hermione.

—Gracias, amigo —Ella lo abrazó.

En ese preciso instante, Luna Lovegood se había sumado a la escena.

—Hermione, ¿estás bien? —preguntó tan inocente sentándose a su lado.

—Estoy bien, es sólo que... necesito descansar.

—Pero ya falta poco para la hora de la cena... ¿no vas a cenar? —preguntó Theodore.

—No, no tengo hambre. Luna, ¿podrías acompañarlo hasta la salida? Él no sabe la contraseña.

—Oh, claro —rápidamente la aludida se levantó del sillón de la sala común de Gryffindor y esperó a su amigo.

—¿Segura estarás bien?

—Sí, Theo. Anda.

El castaño finalmente abandonó la habitación junto con Luna.

Hermione se había puesto su pijama, acomodado su almohada lista para entrar en un profundo y mágico sueño... o al menos eso esperaba ella.

Ojos que no ven, corazones que sienten (Dramione/Draco&Hermione) EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora