Capítulo XXIX

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—Hermione, yo... debo decirte algo antes de responder eso.

—Claro, dime —sonrió mientras el chico la miraba serio.

—Pues bien... vale. Mira, en el tiempo que estuve de viaje, por esto de auror, ¿recuerdas? —asintió de manera obvia, ¿cómo iba a olvidarlo de un día para otro?— Bueno, he estado pensando acerca de varias cosas...

—No des vueltas, Ron. Ya dime —djo la castaña divertida.

—Por favor, ¡deja de tratarme así! —exigió el pelirrojo.

—¿Así cómo? —preguntó desconcertada.

—Así, tan bien. Yo... Hermione, lo siento. Pero no quiero arruinar nuestra amistad. Mis intenciones están lejos de eso, ¿sabes?

—¿De qué hablas, Ron? —interrogó más desorientada aún.

—No quiero hacerte más daño, por favor... será mejor que...

—¿Que qué, Ronald? Continúa.

—Será mejor que dejemos todo como está. Yo... me di cuenta que... —suspiró— eres una excelente y extraordinaria persona, Hermione. No quiero arruinar esta amistad. En el tiempo que estuve alejado de ti, me di cuenta que sólo te quiero como amiga... ¿entiendes?

—¿Estás...? ¿Estás terminando conmigo?

—Lo siento —trató de acercarse.

—No —contestó alejándose de él—, está... bien. Agradezco que, que hayas sido sin-sincero conmigo, R-Ron —terminó su frase al borde del quiebre pero con una leve sonrisa, por alguna razón, no quería quebrar completamente frente a él.

—Así que... simplemente terminó contigo.

—S-sí. Yo no sé qué hacer, Dr-aco... —imploró mientras se despegaba de los brazos del rubio.

—En primer lugar, podrías lavar mi túnica... está llena de tus lágrimas —ella sonrió apenas—. Y en segundo lugar, mantener esa sonrisa, te queda muy bien.

—Gracias...

De pronto desvió los ojos hacia el vestido que le había comprado para que usara el día de mañana, colgado en una percha, alejada de la ropa que se estaba guardando en la maleta de la castaña.

—¿Por qué está ahí el vestido? ¿No irás al baile?

—Oh —dijo limpiándose las lágrimas más calmada—, iba a devolvértelo... no. No iré al baile. ¿Con quién esperas que vaya? ¿Con Peeves?

—Esa definitivamente no es una opción —la chica rió—, pero yo sí lo soy. Si tú quieres, claro —trató de mostrarse lo más casual y calmado posible. ¿Pero por dentro? Su corazón estaba siendo rodeado de fuegos artificiales.

—¿Qué? —preguntó extrañada mirando los ojos grises del rubio— ¿Irías conmigo?

—Que si...

—Te oí la primera vez —rió—. Pero... ¿y Astoria?

—Esto va a sonar mal, pero... ¿piensas que me importa? No sería la primera vez que la dejo plantada. Y además —hizo una pausa mirando profundamente a la chica que tenía en frente suyo—... también iré para refregarle a Weasley lo que se pierde —ella sonrió aún más.

—Qué tonto eres.

—¿Lo tomo como un sí? —preguntó esperanzado.

—¿Quizás? —Draco la miró confundido— Es un sí —sonrió—. ¿Sabes algo?

Ojos que no ven, corazones que sienten (Dramione/Draco&Hermione) EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora