Capítulo XVIII

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Primero que nada es increíble que en tan poco tiempo la historia haya tenido casi mil lecturas. No obstante me pone muy triste leer un sólo comentario de mil.

De todas formas voy a seguir publicando pero espero que así como se toman el tiempo de leer, también se hagan un lugar para comentar al menos si les gustó el capítulo.

P.D.: la nostalgia me abrazó sin querer dejarme ir y usé el vestido que Emma llevó bien puesto a la premier de la última película de la saga ♥

                                                                           •••

—¿Adónde quieres ir? —preguntó mientras paseaban por Hogsmeade.

—¿Qué tal si vamos por unas cervezas de mantequilla?

—Como ordene, su majestad —contestó en tono divertido mientras lo tomaba del brazo e iban directo a Las Tres Escobas.

No quedaba muy lejos desde dónde se encontraban, así que sólo bastaron un par de pasos más para llegar a destino. Entraron y le pidieron a Madam Rosmerta que le llevaran dos cervezas de mantequilla a la mesa cinco.

Después de un rato la encargada del bar les había entregado las dos primeras cervezas de mantequilla. Porque claro, no serían las únicas.

No sabían cuánto tiempo llevaban dentro del lugar. ¿Minutos? No lo creían, quizás horas, tomando sus bebidas. Muy ricas, por cierto.

—¡No te creo! —exclamó entre risas exageradas.

—¡Lo juro! Cuando entré a mi habitación dije ¡es imposible!, pero no lo fue. Allí estaba.

—¿Entonces sabes a volar desde entonces?

—Así es —dijo dándole el último sorbo a su cerveza de mantequilla.

—Sabes jugar al quidditch, ¿verdad?

—¿Disculpa? —interrogó fingiendo estar ofendida y dejando su vaso vacío sobre la mesa— Hablas con una experta en el deporte, querido amigo. Aunque obviamente jamás lo mostré en público.

—Oh, ¡vaya! Eres perfecta —sonrió sin ser totalmente consciente de las palabras que pronunció—. Genial, jugaremos un partido, ¿te animas?

—Por supuesto que sí —aceptó el reto poniéndose de pie—, ¿acaso no vienes? —saludó a la mujer que había llevado bebidas a su mesa unas tres veces con un movimiento de mano y esperó al castaño fuera del lugar. Este salió minutos después.

Una vez en los terrenos de Hogwarts nuevamente, el chico, quien tenía la llave de los vestidores por formar parte del equipo de Slytherin, se apoderó de dos escobas y la quaffle.

—¿Jugaremos con las Bludgers? —preguntó emocionada.

—Mejor no. No estamos del todo sobrios y podríamos lastimarnos.

—Buen punto —coincidió y ambos salieron hacia el campus.

—Espera, ¿cómo haremos para jugar de a dos?

—Lanzaré la quaffle hacia arriba y el primero que la atrape tratará de anotar. ¿De acuerdo?

—Bien, ¿hasta cuánto jugaremos?

—Mmm... ¿qué tal si jugamos hasta cincuenta?

—De acuerdo —sonrió.

Se subieron a las escobas, y cuando ya estaban a lo suficientemente alto Luna sacó su varita y lanzó la pelota principal del deporte hacia el aire.

Ojos que no ven, corazones que sienten (Dramione/Draco&Hermione) EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora