Capitulo 17

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Maratón 1/2

Al día siguiente Katniss le contó a Annie todo lo que habían hablado Gale y ella. Annie escuchó con asombro e interés. No podía creer que Peeta fuese tan indigno de la estimación de Finnick; y no obstante, no se atrevía a dudar de la veracidad de un hombre de apariencia tan afable como Gale .La mera posibilidad de que hubiese sufrido semejante crueldad era suficiente para avivar sus más tiernossentimientos; de modo que no tenía más remedio que no pensar mal ni del uno ni del otro, defender laconducta de ambos y atribuir a la casualidad o al error lo que de otro modo no podía explicarse. 

––Tengo la impresión ––decía–– de que ambos han sido defraudados, son personas, de algúnmodo decepcionadas por algo que nosotras no podemos adivinar. Quizá haya sido gente interesada entergiversar las cosas la que los enfrentó. En fin, no podemos conjeturar las causas o las circunstancias quelos han separado sin que ni uno ni otro sean culpables. 

––Tienes mucha razón; y dime, mi querida Annie: ¿Qué tienes que decir en favor de esa genteinteresada que probablemente tuvo que ver en el asunto? Defiéndelos también, si no nos veremos obligadasa hablar mal de alguien. 

––Ríete de mí todo lo que quieras, pero no me harás cambiar de opinión. Querida Katniss, ten encuenta en qué lugar tan deshonroso sitúa al señor Mellark; tratar así al favorito de su padre, a alguien al queél había prometido darle un porvenir. Es imposible. Nadie medianamente bueno, que aprecie algo el valorde su conducta, es capaz de hacerlo. ¿Es posible que sus amigos más íntimos estén tan engañados respectoa él? ¡Oh, no! 

––Creo que es más fácil que la amistad del señor Odair sea impuesta que el señor Hawthornehaya inventado semejante historia con nombres, hechos, y que la cuente con tanta naturalidad. Y si no esasí, que sea el señor Mellark el que lo niegue. Además, había sinceridad en sus ojos. 

––Es realmente difícil, es lamentable. Uno no sabe qué pensar. 

––Perdona; uno sabe exactamente qué pensar. 

Las dos jóvenes charlaban en el jardín cuando fueron a avisarles de la llegada de algunas de laspersonas de las que estaban justamente hablando. El señor Odair y sus hermanas venían para invitarlospersonalmente al tan esperado baile de Netherfield que había sido fijado para el martes siguiente. LasOdair se alegraron mucho de ver a su querida amiga, les parecía que había pasado un siglo desde quehabían estado juntas y continuamente le preguntaban qué había sido de ella desde su separación. Al resto dela familia les prestaron poca atención, a la señora Everdeen la evitaron todo lo que les fue posible, con Katniss hablaron muy poco y a las demás ni siquiera les dirigieron la palabra. Se fueron en seguida,levantándose de sus asientos con una rapidez que dejó pasmado a su hermano, salieron con tanta prisa queparecían estar impacientes por escapar de las atenciones de la señora Everdeen. 

La perspectiva del baile de Netherfield resultaba extraordinariamente apetecible a todos losmiembros femeninos de la familia. La señora Everdeen lo tomó como un cumplido dedicado a su hija mayory se sentía particularmente halagada por haber recibido la invitación del señor Odair en persona y no através de una ceremoniosa tarjeta. Annie se imaginaba una feliz velada en compañía de sus dos amigas y conlas atenciones del hermano, y Katniss pensaba con deleite en bailar todo el tiempo con el señor Hawthorney en ver confirmada toda la historia en las miradas y el comportamiento del señor Mellark. La felicidad que Possy y Johanna anticipaban dependía menos de un simple hecho o de una persona en particular, porque,aunque las dos, como Katniss, pensaban bailar la mitad de la noche con Gale , no era ni muchomenos la única pareja que podía satisfacerlas, y, al fin y al cabo, un baile era un baile. Incluso Madge llegó aasegurar a su familia que tampoco a ella le disgustaba la idea de ir. 

––Mientras pueda tener las mañanas para mí ––dijo––, me basta. No me supone ningún sacrificioaceptar ocasionalmente compromisos para la noche. Todos nos debemos a la sociedad, y confieso que soyde los que consideran que los intervalos de recreo y esparcimiento son recomendables para todo el mundo. 

Katniss estaba tan animada por la ocasión, que a pesar de que no solía hablarle a Cato más quecuando era necesario, no pudo evitar preguntarle si tenía intención de aceptar la invitación del señorOdair y si así lo hacía, si le parecía procedente asistir a fiestas nocturnas. Katniss se quedó sorprendidacuando le contestó que no tenía ningún reparo al respecto, y que no temía que el arzobispo ni lord Snow le censurasen por aventurarse al baile. 

––Le aseguro que en absoluto creo ––dijo–– que un baile como éste, organizado por hombre decategoría para gente respetable, pueda tener algo de malo. No tengo ningún inconveniente en bailar y espero tener el honor de hacerlo con todas mis bellas primas. Aprovecho ahora esta oportunidad parapedirle, precisamente a usted, señorita Katniss, los dos primeros bailes, preferencia que confío que miprima Annie sepa atribuir a la causa debida, y no a un desprecio hacia ella. 

Katniss se quedó totalmente desilusionada. ¡Ella que se había propuesto dedicar esos dos bailestan especiales al señor Hawthorne! ¡Y ahora tenía que bailarlos con el señor Collins! Había elegido malmomento para ponerse tan contenta. En fin, ¿qué podía hacer? No le quedaba más remedio que dejar sudicha y la de Gale para un poco más tarde y aceptar la propuesta de Cato con el mejor ánimoposible. 

No le hizo ninguna gracia su galantería porque detrás de ella se escondía algo más. Por primera vezse le ocurrió pensar que era ella la elegida entre todas las hermanas para ser la señora de la casa parroquialde Hunsford y para asistir a las partidas de cuatrillo de Rosings en ausencia de visitantes más selectos. Estaidea no tardó en convertirse en convicción cuando observó las crecientes atenciones de Cato para conella y oyó sus frecuentes tentativas de elogiar su ingenio y vivacidad. Aunque a ella, el efecto que causabansus encantos en este caso, más que complacerla la dejaba atónita, su madre pronto le dio a entender que laposibilidad de aquel matrimonio le agradaba en exceso. 

Sin embargo, Katniss prefirió no darse poraludida, porque estaba segura de que cualquier réplica tendría como consecuencia una seria discusión.Probablemente el señor Collins nunca le haría semejante proposición, y hasta que lo hiciese era una pérdidade tiempo discutir por él.Si no hubiesen tenido que hacer los preparativos para el baile de Netherfield, las Everdeen menoreshabrían llegado a un estado digno de compasión, ya que desde el día de la invitación hasta el del baile lalluvia no cesó un momento, impidiéndoles ir ni una sola vez a Meryton. Ni tía, ni oficiales, ni chismes quecontar. Incluso los centros de rosas para el baile de Netherfield tuvieron que hacerse por encargo. La mismaKatniss vio su paciencia puesta a prueba con aquel mal tiempo que suspendió totalmente los progresos desu amistad con Gale. Sólo el baile del martes pudo hacer soportable a Possy y a Johanna un viernes,sábado, domingo y lunes como aquellos.  

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Hola, ya se mandenme a los mutos o lo que quieran pero no he podido actualizar en serio perdon pero les traigo un maraton chiquito porque el siguiente capitulo es intenso xD

 



Orgullo y Prejuicio (Everlark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora