Capítulo 15

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-Da vuelta aquí... supongo...- le ordeno mientras veo el mensaje que mi padre me ha mandado, con su dirección.- Dios mío. Debió quedarse en casa, sí que debió. Estas calles son como para seres de otro planeta.
-Entonces deberías vivir aquí.- bromeó Nicola. Tome fuerza y lo golpeé en el costado con mi mano.- ¡Eh! Era una broma. Por favor Angie solo por ser una estrella del surf, no tienes que hacerte la diva.
-Ahora tú estás bromeando.- negué con la cabeza y miré hacia la calle.- Allí dice el nombre de la calle que buscamos. Estamos yendo en la dirección correcta.
-Soy un as.- comenta Nicola mientras levanta los brazos en señal de victoria.- ¿Qué harías sin mí eh?- arquea una ceja y me mira de reojo.- La verdad me lo estoy preguntando muy a menudo.
-Supongo que pedir un taxi.- me encojo de hombros y veo hacia mi derecha.- ¡Para, para! Aquí es. Se supone que es un complejo de apartamentos. Debo bajar a pedir indicaciones.- me volví hacia él y lo escruto con curiosidad.- ¿O es que acaso eres de los chicos que odian detenerse a pedir indicaciones?
-¿Tengo cara de pedir indicaciones?- señaló su perfecto rostro enmarcado con una sonrisa y me guiñó.- Por favor... eso es de antaño.
-Pues resulta que es mucho más práctico y preciso que adivinar.- me desabrocho el cinturón y bajo hacia la caseta de información que hay en la esquina derecha del lugar.- Disculpe, ¿en este bloque vive Luis Arizaga?
-Debería preguntar quién lo busca...- el hombre dejó de ver la televisión y se volvió hacia mí sin ningún signo de compasión.- Y para qué lo busca.
-Soy Angie Arizaga, soy su hija.- sonrío, intentando romper el hielo con ese hombre extraño.- Vengo a visitarlo. Obviamente.

El hombre ni siquiera asintió amablemente. Solo se levantó de la silla y entró a la caseta hasta el punto de no poder verlo. Escuchaba fragmentos de conversación con su voz, supongo que llamó a mi padre. Sentí una mano en mi cintura y me giré para encontrarme a lado de Nicola, quien había bajado del auto y se quedó conmigo. Para cuidarme, supongo. Arqueo una ceja y tuerzo el labio hacia mi lado izquierdo intentando no echarme a reír. El no me suelta. Acaricia mi cintura con una delicadeza que me hace estremecer. Su simple cercanía me hace estar segura de lo que hago y ya no tengo tanto miedo al hombre que me acaba de "dar información".

-¿Ves? ¿Qué te creías?- pregunté golpeándolo en las costillas.- Pedir información resulta más útil que adivinar. Los chicos deben aprender eso.- asentí, satisfecha de mi triunfo y me volví hacia la caseta de información.- Y conozco a alguien que tampoco le gusta preguntar cosas... ese hombre es un verdadero bastardo.
-Esa boquita...- Nicola me abrazó por detrás y con una mano me sostuvo de la cintura. Con la otra trazó mi labio inferior, inconsciente de que me estaba seduciendo y me estaba derritiendo en su tacto.- No deberías decir tantas cosas así. Es tu cumpleaños... sé digna de respeto.
-No me dijiste que fuera digna de respeto cuando...- me rindo.- Oh... nunca he hecho nada malo.- me giré hacia él y lo tomé de la camisa.- Es hora de que lo haga. Así que te diré que ese hombre de la caseta es un hijo de puta...
-No lo hagas...- con su meñique trazó de nuevo mi labio inferior.- Angie...
-Es un verdadero idiota que se cree demasiado por cuidar una puta caseta...- me estoy comenzando a divertir. Nicola ríe y se acerca a mí.-
-No creo que puedas continuar.- susurró sensualmente casi sobre mis labios.- Calla.
-Haz que me calle...- de alguna manera tenía que vengarme. Susurré igualmente tratando de ser seductora.- Vamos, atrévete.
-Nena...- apretó su cuerpo al mío y relamió sus labios.-
-¡Puedes pasar!- gritó el hombre del portal.- Tu padre confirmó y ya no debes preguntarme cada que vengas de visita. El ha ordenado una llave y te la dará. Así tu puedes abrir cuando quieras.- hasta su semblante parece más amable ahora que han confirmado.- Buen día.

Al decir eso, volvió a entrar a la caseta y se sentó con los pies encima del escritorio, supongo que mira algún partido en la T.V. me vuelvo hacia Nicola y su mirada está perdida en mis labios. Parece perdido en alguna especie de galaxia mental. Su boca está entreabierta y más deseable que antes. Recuerdo el sabor de sus labios y me emociono de nuevo. Quiero besarlo de nuevo, de verdad que quiero besarlo. Lamer sus labios, morderlos, saborear ese sabor dulzón que me encantó.
Pero no puedo. Ya lo intenté una vez y por poco mando todo a la mierda. Él es el prometido de mi hermana y no puede ser nada más que eso. Y un buen amigo para mí. Por más que duela.
Trato de hacer una cara amable y no dar a conocer la decepción que me cargo. Empujo juguetonamente a Nicola hacia atrás y camino hacia la entrada, ya abierta. Me detengo. Regreso corriendo y abrazo a Nicola con todas mis fuerzas y digo gracias repetidas veces. Después de todo, es mi cumpleaños y él se ha tomado el tiempo de darme una sorpresa increíble. Es muy amable conmigo y no debo de portarme tan cortante. Beso su mejilla y me dirijo de nuevo hacia la reja entreabierta. Saludo por última vez a Nicola y entro al complejo. Escucho detrás de mí la puerta de su coche cerrándose y después el ruido del motor alejándose. Suspiro y camino más aprisa hasta llegar al apartamento con el número catorce. Golpeo la puerta y rápidamente sale mi padre a recibirme. Mi corazón se encoje y siento unas ganas enormes de abrazarlo y ponerme a llorar como una niña pequeña. Eso hago. Me arrojo a sus brazos y suspiro entrecortadamente. Hace un mes que no lo veía. Solo escuchaba su voz por el teléfono y ahí se distorsiona hasta el más mínimo ruido. ¿Por qué tuvo que ser así? ¿Por qué mi familia se está destruyendo? ¿Es mi culpa? No digo lo que estoy pensando y me separo del abrazo y paso a sentarme en el sofá negro de piel. Amo los gustos de mi padre.
Me quito los converse y subo mis pies al sofá. Me recuesto y me doy cuenta de que en verdad estoy cansada. Ese paseo por la playa, el surf y el sol me están haciendo efecto. Cierro los ojos y me relajo. Mi padre va por algo de beber y por mientras dejo que el fresco del lugar me invada. Abro los ojos y justo en ese instante mi padre sale de la cocina son dos vasos con agua y hielo. Me siento nuevamente en el sofá y bajo los pies. Bebo un poco de agua y me siento mejor.

My sister's boyfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora