Capitulo 27

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Abro los ojos, molesta por el incesante despertador interno que me obliga a levantarme. Sé que es sábado por la mañana, pero algo me dice que debo levantarme temprano de todas formas. Pronto lo recuerdo. Justamente al abrir los ojos veo arena blanca debajo de mí, estoy cubierta por las mantas de Nicola. Mi vestido lleno de arena, está cubriendo mi cuerpo, mas no está cerrado de la parte trasera. Me levanto y me siento en la arena y trato de arreglarlo, pero no puedo, simplemente no alcanzo a tocar siquiera el cierre. Me vuelvo hacia la izquierda y ahí está Nicola, dormido a mi lado. Sumido en un sueño profundo que me hace pensar que es igual a un ángel, tranquilo y quieto. No sonríe, pero sé que está relajado y feliz. Me ha dado la noche más hermosa de mi vida. Muchos creerán que he perdido la virginidad por pura ignorancia y por dejarme llevar. Pero no es así. Nadie sabe lo que en verdad siento. Ni siquiera Nicola tiene la idea exacta de la forma en la que lo amo. Suspiro y le doy unas palmaditas en el brazo al maravilloso chico que dormita ahora a mi lado. Intento arreglarme el cabello, pero aún con solo el tacto logro percibir que está hecho un desastre. No hay forma. Muerdo mi labio inferior y estiro mis pies en la arena, colocando mis manos entrelazadas entre mis piernas, moviéndolas como niña pequeña, esperando a que Nicola despierte. Su cabello está lleno de arena y abre sus ojos para volver a cerrarlos un poco por la luz del sol que se está haciendo presente. Algunas personas nos ven de una forma extraña, pero no importa, no los miro y le sonrío a mi chico.


-Te ves terrible.- me dice sacudiendo su cabello con sus manos, escondiendo una sonrisa.- ¿Qué hiciste anoche?
-Imbécil.- tomo en mi puño algo de arena del suelo y la aviento a sus pantalones.- Lo mismo que tú.- tomé mis converse y me los pongo con rapidez.- Acabas de echar a la mierda tanto tiempo de declaraciones.
-Estás jugando.- comentó Nicola incrédulo.- ¿En serio te enfadaste?- saltó, dejando atrás las mantas para sentarse a mi lado y envolverme con sus brazos, besando mi hombro con delicadeza.- Eres la chica más hermosa que he visto.
-Ya no cuenta, ¿es que no sabes que bromear acerca de eso con una chica es muy malo?- pregunto intentando no echarme a reír. En serio está preocupado.- Pero como sea...
-No, nena, en verdad lo siento.- dice en un tono seductor que cubre su preocupación. Toma mi cierre abierto y juega con él, acaricia mi espalda y comienza a besarla.- En serio nena... lo siento...
-Nicola basta.- me hago hacia un lado y el me toma de la cintura. Y caemos juntos a la arena, volviendo a llenar mi cabello, que había tardado tanto tiempo en sacudir.- ¡Eh! No, no espera, que me aplastas.
-Lo siento, lo siento mi amor, perdona.- dice entre hileras de besos fugaces en mi mejilla y en mi cuello. No soporto más y me vuelvo presa de las risas.- Eres hermosa, en serio. Eres la chica más hermosa que pude haber conocido en este mundo, eres preciosa...
-Ya, ya basta.- no dejo de reír. Pero aún así mi corazón salta de alegría al escuchar aquello.- ¡Ya hay gente en la playa! ¿No te da vergüenza?
-No.- sigue besándome. Sus manos se van a mi estómago y comienza a hacerme cosquillas. Yo o paro de reír como si fuera una niña pequeña.- Que la gente vea que eres feliz conmigo.
-Eh...- esta vez no soy yo. Es una voz de un pequeño que está parado en frente nuestro con un traje de baño rojo y una pala para hacer castillos de arena.- Escuchen... han arruinado mi castillo de arena.
-Ay.- tomo fuerzas y hago que Nicola se levante, al estar los dos al fin de pié, me doy cuenta de que hemos caído justamente sobre el castillo de arena de este niño, y ahora yace solo un montículo de arena deforme.- De verdad lo lamento.- doy un golpe a Nicola en su brazo y éste comienza a reírse.- Mira... somos unos gigantes que destruyeron un reino. Muchas gracias.
-No... no puedo...- Nicola sigue preso de las risas y me vuelvo al niño, quien ha sido contagiado por su buen humor.
- ¡Ah! Nunca entenderé a los chicos, la verdad.- extiendo la mano derecha y espero que Nicola se tranquilice.- Vamos a ayudarle a este niño con su nuevo castillo ¿vale?- él asiente.- ¿Necesitas algo de la cafetería? Muero de hambre.
-Si, por favor.- asiente él mirando al niño.- Un helado de chocolate para el niño.- el niño aplaude y se sienta en la arena para comenzar a cavar de nuevo y llenar su pequeño bote.- Yo me quedo aquí ayudando a lo que destruimos.
-Vale, ya vuelvo.- Nicola me da las llaves de su auto. Subo colina arriba, hacia el aparcadero y me acerco al auto quitándole la alarma y tomando mi bolsa del asiento trasero.-

My sister's boyfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora