Capitulo 11

259 10 0
                                    

Tomo del brazo a Jaz y la jalo hacia una tienda. La que está de nuestro lado. La más cercana. Casi caemos sobre un aparador, pero estamos a salvo. No puedo dejar que Nicola me vea aún con su regalo... de compensación. Claro. Echo una mirada hacia afuera y él no me ha visto. Camina solitario, mirando entre tiendas, como si no tuviera nada que hacer y solo estuviera ahí para matar el tiempo. No puedo evitar ver cómo luce hoy. Tan lindo, con sus pantalones blancos, su camisa manga larga color gris oscuro y converse color negro.
Estaba tan concentrada en él que ignoré a Jaz, quien repetía mi nombre varias veces. No fue hasta que tocó mi hombro y me volví hacia ella. Me encontré con una mirada extrañada, divertida y pícara. Señaló a su alrededor con una media sonrisa asomándose en sus labios. Miré a mí alrededor como ella lo indicaba, y me quise morir al instante. ¿Estábamos en una Sex Shop? Mierda. Mierda. Mierda, mierda. Me quedé estática mirando a mi alrededor y todo se volvió borroso... volví a cruzar mi mirada con la de Jaz y ella no pudo soportar más la risa. Al cabo de un segundo, ambas estábamos retorciéndonos de risa mirando las cosas tan peculiares que había en esa tienda.

-Tal vez debería venir a comprar algo luego.- asegura Jaz cuando salimos de la tienda, ya pasado un tiempo.- Nunca se sabe qué modelos ingleses conocerás durante las cenas de tus tías fotógrafas.
-Oh sí, qué suerte la tuya el acostarte con un completo desconocido.- me mofo de ella.- La verdad tu tía hace buenas fiestas, pero... yo no haría eso. ¡Y menos con algo sacado de una tienda como esa!
-¡Madre mía!- mi amiga abre los ojos más de lo normal. Lo que es ya de por sí extraño.- ¿Qué tal si regresamos a la tienda? Vamos Angie regresemos.
-No...- mi amiga, desesperada, me toma de los brazos y me da la media vuelta. Justo en frente de nosotras viene Nicola, caminando por el pasillo, mirando entre las tiendas. No nos ha visto.- ¡Entra a esa maldita tienda!

Nos damos la media vuelta, decididas a entrar a la tienda de nuevo, pero a mitad del camino, justo en la entrada, mi brazo siente un peso extra y un apretón amistoso. Me vuelvo, nerviosa y sonrojada. Nicola está en frente mío sonriendo amablemente como siempre. El alma se me cae a los pies. Me observa, tranquilo y le echa un vistazo a Jaz.

-Hola.- dice ella en voz baja. Descarada. Ni porque ve que estamos en la puerta de una tienda sexual.- ¿Qué tal te va Nicola?
-Muy bien, no pensé encontrarlas aquí...- Nicola mira hacia dentro de la tienda y ahoga su risa.- Justamente aquí.
-Eh... -estoy demasiado roja. Parezco el planeta Marte.- No íbamos a entrar... salíamos.
-Ah.- asiente, obviamente divertido por mi reacción.- ¿Y se puede saber qué compraron?- me escruta y su sonrisa amplia me hace sentir incómoda y a la vez encantada. ¡Qué hermosa vista!- Bueno... no es de mi incumbencia. Sé que en ese caso, pasarás un cumpleaños especial.
-No, no nada de eso.- Jaz sale a mi rescate.- Es un regalo, para mi madre. Tú sabes, hacemos este tipo de cosas. Ella se va a una fiesta de su amiga, que se va a casar, y ellas hacen ese tipo de bromas, eh... de hecho, puedo entrar yo sola. Nos vemos Angie.

Qué valiente. Entrar otra vez a ese mini pedacito de infierno. Ni loca vuelvo a entrar ahí. He sido suficientemente perturbada mentalmente por esta vida. Pero, sobre todo eso, nunca había visto a Jaz tan nerviosa por algo. Nunca. Da la impresión de que en verdad odió la tienda, pero, bueno. Ha entrado y según veo al voltear hacia su dirección, está observando los productos verdaderamente interesada. Repito. Qué valiente es ella.
Me vuelvo hacia Nicola, quien está arqueando una ceja y su sonrisa maliciosa está presente aún. Odio sonrojarme, y ya lo he hecho como tres veces en solo un minuto. Eso es ser un desastre con la confianza. Ya no hay escapatoria, la verdad tengo que hacer esto ahora mismo si no, explotaré.

-Quiero hablar contigo.- susurro mirando hacia mis pies.- ¿Podemos ir a otro lugar? Odio hablar de cosas importantes con tanta gente a mí alrededor.
-Claro, vamos.- toma mi mano, justo como él siempre lo hace. Como un hermano mayor. Me siento feliz con su simple tacto.- ¿Puedo preguntarte algo?
-Lo que quieras.- espero no haber sonado demasiado necesitada.- Vamos, vamos. Me dejas con la duda.
-¿Qué hacías en una tienda de ésas?- comenzó a reírse sin intención y yo le seguí el juego. La verdad fue divertido, ahora que lo pienso.- Hubieras visto tu rostro cuando saliste.- soltó otra risa histérica. Nunca había escuchado su risa. Es hermosa.- ¿Tiene algo que ver con tu cumpleaños? No me creo eso que dijo tu amiga.
-Bueno, lo has descubierto. Mi fiesta será temática y hemos decidido hacer el tema de lo "prohibido". Si quieres te invito.- su sonrisa se disminuye y me mira con atención. Se muerde el labio inferior, nervioso, y yo me hecho a reír.- ¡Oh hubieras visto tu cara! De verdad esto se siente bien. Una venganza tan obvia.
-¿Entonces...?- rascó su nuca, evidentemente apenado.- Olvídalo. Yo, no debí meterme en tus asuntos.
-Olvidémoslo ¿si?- suspiré y empecé a caminar por el gran pasillo abarrotado de gente, aún tomando su mano.- Tengo un lugar a donde llevarte. He ido allí desde que era pequeña.
-¿Otra tienda sexual?- se burla. Le doy un codazo en las costillas y suelta mi mano para sobarse.- ¡Ay! Angie, era solo una broma.
-Cuidado conmigo Porcella.- lo amenazo, esta vez no me permito sonrojarme.- Antes de pedirte que te calles, dime por favor si traes tu moto.

My sister's boyfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora