Capitulo 26

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Al entrar a la fiesta nos encontramos con una Cleopatra feliz y locamente salvaje, bailando casi al centro de la pista. Alza sus manos al cielo y grita con todas sus fuerzas con los ojos cerrados. Ha dejado sus zapatos atrás y está descalza por toda su casa abarrotada de gente, que en su mayoría son extraños invitados por otros extraños, que han sido invitados por algunos amigos de los invitados. Suena raro, pero se corrió el rumor. Yo le había dicho a Jaz que diseñara invitaciones. Pero alegó que las falsificarían de todos modos y es mejor tener el lugar lleno. No pudimos discutirlo más. Para mí fue más fácil, pues pude invitar a Nicola.
Caminamos entre la pista de baile para lograr llegar al mini bar que se había instalado justo a lado de las escaleras principales. Los sirvientes de Jaz (que han sido contratados, pues de no ser así, los verdaderos la acusarían), ya habían tomado la indicación de marcharse a dormir. De todas formas tienen que tomar energías pues mañana viene el verdadero reto: limpiar.
A nuestro lado pasa corriendo un chico con la mano cubriendo su boca. Oh por favor. Es tan pronto que no puedo llegar a la conclusión de cómo ha llegado a ponerse ebrio tan rápido. Pero luego recuerdo que algunos tienen por costumbre beber todo el día. Tal vez le puso algo de vodka a su cereal esta mañana. Que asco.
Al abrirnos paso por toda esa gente, Nicola me toma de la cintura y siento su aliento en mi cuello. Empuja gente con su mano derecha y pide disculpas. Al fin llegamos a la barra y me siento en un banco acolchonado color rojo. El recarga sus codos en la madera y mira hacia adelante. No escucho a entender qué pide para tomar, pero cuando llega mi turno, pido un refresco de lima. Mientras bebo miro a mí alrededor y hay disfraces que dan risa. Un salmón, una caja (qué original), un gato, y como nuca falta. Un chico vestido de la estatua de la libertad. Me giro hacia Nicola y él también está observando a las personas con una sonrisa en el rostro antes de beber directamente de su copa. Lleva un traje negro. No es precisamente un traje, pero se ve tan jodidamente bien que se la paso. Pero se me ocurre alguna broma para animarlo.


-Oye.- grito por encima de la música.- ¿Es que acaso no te dije que sería de disfraces?
-¿Es que no lo parece?- se endereza y gira sobre sí mismo.- Éste es mi disfraz.- suelta una risa divertida y vuelve a su postura de antes.- Soy un chico refinado. Nunca nadie se ha vestido así, decidí ser el primero. ¿Qué te parece?
-Muy buena idea, sí...- sacudo la cabeza. No tiene remedio.- Bueno... dime cómo me veo yo. Estiro los brazos a mis lados y lo miro interrogante.- Fue idea de Jaz... eh... Cleopatra.
-Ya sabes lo que yo pienso.- mira su copa, a punto de estar vacía y le da fin a su bebida. Deja la copa de cristal en la barra y me tiende su mano.- Vamos afuera, acá huele mucho a cigarro.
-Tengo un lugar mejor.


Lo tomo de la mano y me encamino entre la gente hasta llegar a las escaleras del ala este. (La casa de Jaz en tan enorme...) subimos y miramos a la multitud también regada entre los pasillos del segundo piso. Lo encamino hasta la tercera puerta del lado izquierdo y la abro. Está en penumbras. Le digo que pase mientras yo cierro la puerta. Palpo la pared hasta encontrar el regulador de luz que tanto le gusta a Jaz. Aquí trae a sus citas cuando cree que es necesario hacer una sesión de sexo en el sofá. Desde que me lo dijo, nunca me volví a sentar allí. No pienso en la utilidad del hermoso salón para Jaz. A mí siempre me ha gustado para algo en específico, y no está relacionado con tener sexo. Regulo la luz hasta que parece hecha por luz tenue de velas. Nicola me escruta con una sonrisa y corro a sus brazos. Lo beso como quiero. Como quise desde que lo vi acercarse a mí hace un par de minutos. Me toma por las mejillas y me acaricia con el dedo pulgar. Yo hago lo mismo con su rostro. Nuestras narices rozan y nos miramos a los ojos después de deshacer el beso. Me separo de sus brazos y camino hacia la ventana gigante que tengo detrás de mí. Veo para abajo y logro notar que en el jardín hay más gente bailando y hay una guerra para arrojar personas a la fría piscina. Tuve suerte de tener esta idea, de no ser así, apestaría a cigarrillo o estaría hecha una sopa.
Ahora miro hacia arriba. La luna llena está en su máximo esplendor. Es muy bonita. ¿Pero qué estoy haciendo? Lo más hermoso del mundo está conmigo en el salón y yo estoy mirando hacia otro lugar y preocupándome. Ya basta. Me vuelvo hacia él y está hojeando un libro que estaba en un estante cercano. Alza la mirada y lo cierra, volviendo hacia mis brazos. Besándome de nuevo. Escondo mi rostro entre sus hombros y su cuello. Desde abajo la música lenta empieza a escucharse y Love Story entra para colmar mis emociones. De seguro Shey estará bailando con Antonio. Nicola me separa del abrazo y extiende su mano hacia mí con una tierna sonrisa. Río y tomo su mano, comenzamos a bailar justamente en el coro. Lo miro, el me mira... sonreímos. Nos separamos un poco y hace que gira sobre mí misma aún con su mano en la mía. Su sonrisa me hace sonrojar de nuevo y me escondo en su pecho mientras bailamos.

My sister's boyfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora