Siempre tuyo, siempre mía. Capítulo 15.

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El tiempo estaba pasando y su cabeza quedaba en el pasado, su cabeza no paraba de repetir ciertas escenas que había protagonizado en la vida real. El enfrentamiento cara a cara entre César y Omar había sido algo que ella jamás se hubiera imaginado, el hecho de que Omar supiera explícitamente de su amorío con César, las fotos que se andaban divulgando y el miedo de que llegaran a otra parte más peligrosa, las imposiciones de Omar para continuar el matrimonio, y para el colmo los medios que empezaban a incrustarse en su vida para husmear el matrimonio, pero lo más triste fue que husmeaban de manera errónea. Porque aparentemente alguien, había ido con el chisme del divorcio pero con una versión bastante distorsionada.

-Gaby, extraño a César. –le hace puchero-
-¿Pero oye tú no estás bien? Se supone que no quieres verlo, que intentas alejarte de él justo cuando habías decidido divorciarte, a la final quién te entiende manita...
-Es que acercarme así a él es demasiado, es seguir formando líos y eso no es lo que quiero. De que me voy a divorciar de Omar, lo hago, pero tampoco puedo andar ya mostrándome con César, no puedo, me encantaría pero no, ya han pasado dos semanas desde que ocurrió todo ese lío y todavía no se ha resuelto nada.
-¿Pero se hablan?
-Sí, poco pero hablamos. Él tampoco me insiste mucho, creo que me entiende y sabe que no puedo hacer mucho por el momento, que las cartas están tiradas ya, pero aún no hay resultado.
-Pero, ¿tú crees que ya le dijo a su mujer lo del divorcio?
-Sinceramente no lo sé.
-Quizás esté esperando que tú te decidas... y eso no parece un buen gesto de un hombre como él.
-Él tiene más miedo que yo, te puedo asegurar. Él no confía en mí, lo intuyo...
-Es que tus acciones no están para confiar, tú ya deberías estar lejos de Omar.
-¡No puedo aún, falta muy poco pero no puedo todavía! Si yo lo dejara a Omar hoy mismo, se desencadenaría un huracán terrible, es muy rencoroso, quién sabe qué hará con esas fotos que tiene, tengo miedo de que le haga algo a César, o que les hable mal a mis hijos, que vuelva a hacer lo que ya hizo, pero en una escala mayor.
-También tienes razón en eso... ¡chihuahuas que complicado es todo esto!

Estaban en el living de la casa de Gaby, solas con un café cada una para acompañar la charla y de repente el celular de Victoria empezó a sonar avisándole que le entraba una llamada con un número desconocido.

-Atiende.
-No, no sé quién es. No tengo el número guardado.
-Deja, si es importante volverá a llamar.
-Pero es raro, no tiene la característica de aquí. No es un número de México.
-¿Cómo?
-Sí, mira. No vayas a querer atender.

Gaby pone los ojos en blanco y toma el teléfono, mientras seguía sonando.

-Tienes razón no es un número de aquí. ¿Quién será?
-Pos... ¿alguna fan?
-Este es tu número nuevo, no sé no creo, atiende y sácate la duda hombre, si no te vas a morir.

Eso le provoca risa a su hermana y decide no atender para llevarle la contra, mientras prendía un cigarro.

-No, no voy a atender. Si insiste otra vez sí.

Dicho y hecho, el teléfono cortó la primera llamada y comenzó otra vez.

-A ver, busca la característica, quiero saber de donde es por lo menos.

Gaby agarra el iPad y lo busca.

-Es de Miami. –lo dice un poco seria-
-¿Miamiiiiii? ¿Quién podrá ser?
-No sé, atiende de una vez Victoria.
-Ash, está bien. –agarra su iPhone y acepta la llamada- ¿Bueno?
-¿Victoria?
-Sí, ¿quién habla?
-Es Mariana.
-¿Mariana, que Mariana? –le hace una cara a Gaby como de que no entendía nada-
-Mariana Évora.

Esa confesión le provoca un silencio interior momentáneo, abriendo los ojos sorprendidamente.

-¿Hola?
-Sí, perdón Mariana estoy aquí. Me sorprenderte escucharte linda, ¿Cómo te va?
-Muy bien, perdón si soy inoportuna, pero es que me urge hablar contigo, estoy en México, ¿podríamos encontrarnos?
-¿Encontrarnos, nosotras?
-Sí, necesito hablar contigo.
-¿Quién es, Victoria?
-le hace una seña de que se calle-Sí puedo. ¿Hoy?
-Cuando tú puedas, si es hoy mucho mejor.
-Sí, ahorita no tengo nada pendiente así que no tengo problema. Pero... dime, ¿paso algo? ¿Está bien tu papá?
-Sí, él está bien... -Victoria escucho un tono dudoso- bueno, sí él está bien.
-Mmm, ¿tengo que preocuparme Mariana?
-No, tú tranquila que no pasa nada con él. ¿Dónde nos encontramos?
-Conoces la cafetería de...

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