Siempre tuyo, siempre mía. Capítulo 24.

1.8K 69 1
                                    

No quiso reaccionar de una manera paranoica, menos si había tanta gente afuera que la miraría. Decidió respirar hondo y luego hablar con él, por el momento no se preocuparía por César. Si era verdad no tenía absolutamente nada que reprocharle, más después de esa noche que le había regalado, pero si sería mentira... ni siquiera quiso pensarlo y salió del baño como si absolutamente nada hubiera pasado.

Buscó a sus bebés que estaban jugando en una de las mesas temáticas, enseñándole a tirar unas fichas. Victoria era fanática del casino, de las maquinitas, siempre que iba a Cuernavaca a pasear terminaba jugando un poco. Mientras le decía que fichas tirar a Anuar y cuáles no, se imaginó con César en el casino, nunca lo había escuchado hablar a él sobre el juego, ¿le gustaría? Diez segundos después sacudió su cabeza, es que no paraba de pensar en él.

Entre comidas, tragos, charlas con amigos intentaba no acercarse tanto a Omar, pero le era imposible porque él si se le pegaba. Aprovechaba para darle besos en cualquier momento y ella entre el ambiente tan festivo y las ganas de no negarse frente a tanta gente para no quería arruinar el momento. Sabía que César se iba a enojar si la veía así, aparte no le había avisado que estaban en ese lugar y no en el restaurante, ojalá Vivian no se mejorase para que él no pudiera ir porque ahí si se le armaría.

Mientras Victoria charlaba con su nuevo grupo de trabajo, los compañeros de La Malquerida, Gaby se acercó un momento para alejarla del grupo.

-Perdonen muchachos, necesito robarme a esta mujer por unos minutos...
-Claro Gaby.
-Perenme tantito, ya regreso. –agarra su vaso con un gin tonic y se va con su hermana, caminando hacia una esquina- ¿Qué paso güera?
-Estaba chusmeando tus regalos, y César mando un ramo de flores.
-¿Queeeee? Pero como, si no le dije dónde estábamos al final.
-¡Sí, por eso me sorprendí porque recién me dijiste que no le habías contestado el mensaje!
-Tú me mientes...
-Que no hombre... ven, mira con tus propios ojos. –caminaban hasta una mesa donde había regalos de todo tipo y flores-
-Mira, este es de él.
-Ya me imaginé. -era el ramo más grande y colorido- A ver la tarjeta...
-Casi la agarro para ver que te pone pero me aguanté.
-le pone los ojos en blanco y le sonríe-Con las tarjetas no eh, que tengo colección.

"Yo no llegué pero este ramo sí, no sé si porque no quisiste o porque realmente estás enojada. Espero que no, te amo. Te amo y de verdad me hubiera gustado estar ahí contigo. Diviértete. C"

Ella sonríe como tonta leyendo nuevamente la tarjeta, era la letra de él, así que indudablemente había hecho de las suyas para enterarse donde estaba. Seguía en duda si realmente lo de Vivian era solo una excusa, pero decidió luego investigar eso.

-Ten, léela y ¿por favor me la guardas? Por si acaso...
-Claro hermana. –se pone a leer la tarjeta- ¿César no tiene un amigo igualito a él? ¡Por favor necesito alguien así!
-se ríe y toma su trago-Le voy a preguntar, aunque dudo mucho que alguien igual a él...
-Ayer te llamé a tu casa a la medianoche y me atendió José Eduardo, que se había quedado con los pollitos... ¿Dónde estuviste tú eeeehhh? –la mira pícara-
-Con César.
-se ríe-¡Lo suponía! ¿Dónde fueron? ¿Por qué no me dijiste que me quedara con los pollis?
-Porque José Eduardo se ofreció, en realidad era porque se suponía que tenía que ir a grabar en la mañana, entonces había decidido quedarme en el DF, y José me dijo que haría intercambio. Ya sinceramente no sé si Omar se queda o no en la casa, entonces para no arriesgarme...
-¿Pero cómo... ya de plano, nada con Omar?
-Nada. Aunque sé que todo lo que viste hoy te da a entender absolutamente todo lo contrario. Él hizo toda esta sorpresa, ¿tú sabías?
-Algo, me dijo que era algo así no más. Pero... -mira a su alrededor y silba- si esto es intimo para él...
-se ríe-Yo no sabía nada de todo esto, lo empecé a sospechar cuando los vi demasiados ansiosos a Vicki y Anuar... pero no sospeché nada antes. Creo que estaba demasiado lejos de mi casa...
-¡¿Crees?!
-le sonríe-Es que con esto de las grabaciones, César, no saber si duermo en el DF o en Pachuca, si vamos a viajar a locación... me estresa y estoy lejos pero me gusta a la vez. Además me aleja bastante del tumor constante que es Omar...
-larga una carcajada-¡Victoriaaaa!
-Bueno, no lo digo de mala manera... bueno yo que sé. –se contagia ella-
-¿Mañana almorzamos?
-¿Podrás?
-Sí, ya extraño que hablemos como antes... esta novela me esta absorbiendo bastante, necesito despejarme. Voy a tu casa, quiero salir de mi encierro.
-¿Pero no quieres que vayamos a algún lugar? Por el encierro digo...
-No, no... tampoco quiero andar arreglada por ningún lado.
-Está bien, como tú quieras... vámonos a la barra que quiero otro de estos. Están buenísimos.
-No tomé nada aun, vamos...

Siempre tuyo, siempre mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora