Siempre tuyo, siempre mía. Capítulo 20.

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UN MES Y MEDIO DESPUÉS.

Increíblemente el tiempo había pasado conscientemente entre los dos. Los celos y la poca tolerancia de Victoria, la poca capacidad de razonamiento y la escasa paciencia de César, había provocado un vacío dentro de sus vidas. El vacío de la ausencia. Quizás eso era lo que necesitaban porque desde que había comenzado el año no había habido descanso alguno entre ellos, habían pasado demasiadas cosas, demasiados sucesos que todavía no habían asumido, cosas inesperadas que arruinaban los planes, miles de atascos más que impedían ver la meta.

César estaba cumpliendo su rol de esposo, al final Vivian había aceptado la compañía de César, se había salido con la suya, él había vuelto a ser el esposo que ella necesitaba y amaba en ese momento. Él se dedicaba a ella con delicadeza, Vivian sabía que César estaba al tanto de cómo tratar a una mujer y ella necesitaba eso en ese momento. Le había dado una oportunidad, una más, es que después de ver la dedicación que él ponía para estar bien en su matrimonio, se había permitido darle esa oportunidad, quería pelear por su relación.

En los viajes cortos a Cuba que realizaban, él la acompañaba a sus terapias, se interesaba por su salud mental, le recordaba la hora de las medicinas, estaba en su casa mientras no tenía que hacer función por si le pasaba algo a su mujer. Respetuoso y amable como siempre.

Mientras que Victoria no sabía cómo enfrentarse a esta nueva etapa de su vida. Estaba divorciada pero absolutamente nadie lo sabía, solo ella y su marido. No había puesto al tanto a nadie en su familia, ni a sus amigos. Habían hecho un pacto con Omar, de no hablar con nadie, por lo menos por sus hijos. Y en una de esas noches de soledad mientras extrañaba a César, se dio cuenta que no se había quedado ni con el pan, ni con la torta y se replanteo entre reproches y llanto si había tomado la decisión correcta.

Omar llegaba y dormía en la casa, pero su trato se había relajado, tanto que Victoria hasta extrañaba discutir con él. Él la trataba como una amiga, con confianza pero respetando sus espacios, sus tiempos, no le exigía explicaciones, ni nada, era... raro pero le gustaba. No entendía bien sus sentimientos, era muy conflictiva la situación, ya había pasado un buen tiempo de no compartir la cama con Omar, ahora dormía sola o con sus hijos. Él si se quedaba en la casa lo hacía en la otra habitación, ella lo había invitado a que se quedara y él acepto por comodidad con sus hijos y la costumbre.

Entre eso y diferentes asuntos siguieron su vida, su carrera por sobre todo. Victoria se había quedado con el papel de La Malquerida, decidió que era lo mejor porque no podía escapar en este momento, no como se lo había planteado tiempo atrás. Sabía que si seguía teniendo tiempo libre terminaría haciendo locuras, tomaría decisiones por impulso porque la soledad y la incertidumbre de qué pasaría con su vida sentimental le reclamarían actuar.

Sus proyectos laborales ya estaban encaminados, ambos sabían que era una gran catarsis para superar la distancia que había entre sus cuerpos y corazones. Es que en ese mes y medio las incertidumbres y las desconfianzas habían vuelto a hacer acto de presencia. Ambos se habían desilusionado, quizás por esperar cosas del otro, cosas que ninguno estaba dispuesto a cumplir, dejando en claro que el amor no siempre era demasiado, y que a veces la costumbre y las responsabilidades pesaban más.

Ya era un hecho el protagónico de ambos, aunque grabando en diferentes foros. Otra vez cerca pero lejos. César tenía que grabar unas promos, y hacer unas pruebas con unas actrices nuevas que compartirían con él. Iba a hacer el papel de Paco, en Hasta el fin del mundo, un kiosquero de barrio que iba a tener una encrucijada amorosa con dos mujeres. Y Victoria, ya casi completamente instalada en la historia grababa escenas para los capítulos. Era un papel que le gustaba, que quería hacerlo, había requerido algo de esfuerzo, bajar de peso, ponerse más linda, ponerse botox, mostrar escote, piernas, ser más atractiva aun. Era un reto, y lo que más le gustaba era hacer la diferenciación con su personaje anterior.

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