Siempre tuyo, siempre mía. Capítulo 22.

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Prendida a su espalda, le clavó las uñas con tal de no gritar nada que pudiera demostrar que ella estaba haciendo el amor con él en pleno camarín. César disminuyo sus embestidas poco a poco, pero no salía de ella, seguían unidos, relajando sus respiraciones.

-Shhh, se irá. –le susurraba-
-¿Quién es?
-Un asistente...

Él seguía dentro y le besaba el cuello, ella aún nerviosa pero excesivamente excitada no quería romper el momento.

-¿César?... Oye César sé que habías dicho que nadie te molestara, pero te busca una mujer. Le diré que te espere...

César pone los ojos en blanco y sigue besando a Victoria.

-¿Quién te buscara, Vivian?
-Shhhhh, ya no me importa. ¿En que estábamos? –se mueve dentro de ella para hacerse sentir- aaaahh... creo que ya sé en donde estábamos.
-ella se ríe-Ya nos cortaron la inspiración.
-Veras como vuelve muy rápido con estos besos...

Chocaban torpemente sus rostros de tan extasiados que estaban de ese sexo sin pudor, rápido, divertido y arriesgado. Siempre que podían lo tenían y se descargaban, era una buena manera de largar tensiones entre medio de grabaciones, escenas tediosas y días interminables. Ellos sabían cómo ponerse de buenas en una escapadita con café, buena platica, dulces y besos por todos lados.

César estaba mucho más entusiasmado entonces llegó primero a experimentar el goce, y sabía que ella aún no había llegado, entonces entre besos y manos por aquí y por allá, aunque tensionada y con la inspiración cortada la hizo acabar entre gemidos internos tapados con besos que mordían labios.

-Llegaste.
-Tú sabes cómo hacerlo al fin y al cabo, muy pocas veces me ha pasado no llegar contigo. Es más no recuerdo ninguna. –escondía su cara en el cuello-
-El día que no lo haga más me puedes dejar, te doy permiso. –le besaba el pelo y la seguía abrazando por la cintura, aún dentro de ella-
-Ese día nunca va a llegar porque yo voy a hacer que llegues como sea, ¿entendiste?

Le dio el último beso y se movió un poco para separar sus cuerpos, recogió su ropa y entro al baño para cambiarse. César también volvía al equilibrio, y prendía la cafetera para ofrecerle un café a su amor.

-¿Mi vida, quieres café?
-Te acepto uno. –mientras se cambiaba en el baño- Oye César como saldremos de aquí, tengo miedo que quién sea que te busque este cerca. ¿Y si, si es Vivian?
-No puede ser Vivian mi amor, se supone que debe estar en el psicólogo en este momento. –se fijaba la hora-
-¿Entonces quién?
-Pues no lo sé Victoria, pero va tener que esperar... dije que no me molestaran, sea quien sea. A demás estoy contigo, esas cosas se respetan.

Contenta por escuchar eso, salía del baño con el personaje de Cristina encima para plantarle un besito y agarrar su taza de café.

-Oye me gustas, Cristina Maldonado Reyes es muy... muy linda. A ver cuando me doy una vuelta por La Benavente para que vayamos andar en caballo. –se ríe-
-Estas cordialmente invitado a conocer La Benavente, no es tan lejos. Quizás un día que tengas libre o no tengas muchas escenas puedas ir, bueno mientras esté en locación claro.
-Acepto la invitación...
-Bueno, pero tú no aceptaste mi invitación aún.
-¿Cuál? –se sentaban juntos en el sofá, ella le cruzaba las piernas por encima de las de él-
-La de pasar la noche juntos, por favor. Quiero empezar mi cumpleaños contigo, compláceme en eso por lo menos sí... -le hace puchero-
-¿Tú crees que estás en condiciones de pedir algo con lo mal que te has portado?
-se ríe-Pues no, pero por favoooor. Me preguntaste donde me gustaría despertarme mañana, y es en serio lo que te dije. Quiero despertarme abrazada a ti, ya demasiado tengo con estar durmiendo sola hace tanto tiempo ya...
-¿Sola? –la mira sorprendido-
-Sí, y de todas esas madrugadas no ha pasado una en que no piense en amanecer contigo. No me mires así. Estoy separa de Omar, entiéndelo... s-e-p-a-r-a-d-a. –lo deletreaba-
-Entonces si estás separada de él, que no te preocupe salir de aquí conmigo sin esconderte.
-lo mira fijo por un segundo-De la mano, para que veas que hablo en serio.
-sorprendido-Pues que bueno, en esa cama debería estar yo para que no te sientas sola... bueno en realidad en esa cama no, mejor compramos una nueva para nuestra nueva casa.
-Me gusta, ya volviste a nuestros planes...
-Esos planes los tengo desde que te conozco. –se acerca y la besa- ¿Pero... tú irías a vivir a mi casa?
-Mmm... pues, no. Me parece que no. Demasiado Vivian me encontraría por todos los rincones de la casa, así como tú no quieres encontrarte a Omar por ningún rincón.
-Así es... lo malo es que voy a extrañar demasiado mi casa.
-Y yo la mía, pero... vamos a construir nuevos recuerdos que sean solo de nosotros, con eso nos debe bastar.
-Me basta con que existas en mi vida, ya he caído en cuenta de eso... no sé cómo haces, hace rato estaba encabronadísimo contigo, de mal humor... y ahora mírame, estás encima de mí tomando un café.
-Y acabamos de hacer el amor... -levanta las cejas-
-Siempre tan bienvenida e inoportuna tu eh...
-Gracias, gracias por perdonarme... tú has sido lo mejor que ha tocado este corazón.

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