Mientras del otro lado de la ciudad, alguien terminaba la cita con su doctor y una trágica noticia.
-Entonces, tengo que venir la semana que viene para empezar los trámites de los análisis. ¿Saldrá todo bien doctor?
-Así es, no tenga miedo.
-Confío en usted y nos vemos la semana próxima. Que tenga buenas tardes.
-Muchas gracias, igualmente Doc.Respira muy profundo al salir del consultorio para dirigirse a su casa, el miedo que tenía era palpable pero sabía que la única solución era esa.
Victoria por otro lado no paraba de discutir y defenderse de su marido, sabía muy bien que él la estaba chantajeando y había tocado temas que aún no le cerraban, por lo tanto la duda no tardaba en entrar, sus hijos siempre habían sido el motivo de unión luego de las crisis, sus tres hijos se merecían tener unos padres unidos, pero ese punto había llegado al fin, tanto que puso su estabilidad antes que nada.
-Omar, digas lo que me digas, yo contigo no voy a seguir. Voy a hablar y voy a hacerles entender a los niños que no puedo seguir contigo, van a chillar, van a patalear pero eso es lo que deben hacer. No quieras chantajearme más, por favor. Demasiado tengo con todo lo que hemos soportado...
-Victoria, acaso estar casado conmigo era eso. ¿Soportar? No puedo creer. –indignado-
-Omar era hora de que la bomba explote, ¿qué creías?
-¡Creía que eras feliz!Ella lo miro sin decirle nada porque la cosa era para peor, no podía seguir mintiéndole, no más. Era hora que él se enterara de que su matrimonio oficialmente se había terminado, el ultimátum estaba dado. Solo que ahora había que limar las asperezas para que la separación no fuera trágica.
-Victoria, ¿hoy no vas a ni siquiera pensarlo verdad?
Se prendió otro cigarro y negó con la cabeza y el celular de Omar empezó a sonar.
-Atiende, puede ser importante.
-No, ahora no.
-Atiéndelo porque yo no tengo nada más que hablar.
-¡Diosssss!Omar se dio vuelta para aceptar la llamada y en eso ella se acercó al gran vitral a pensar, tenía miedo de la reacción de él y pensaba como echarlo de su casa en ese momento porque no se iba a dar por vencido tan fácil, lo conocía y de repente se escuchó que tocaban la puerta insistentemente. Cerro los ojos rogándole a todos los santos que conocía para que no fuera la persona que pensaba que era, pero era obvio que sus suplicas no iban a ser escuchadas, camino hacia la puerta lo más calmada que pudo y cuando le abrió, él entro a la casa hecho una furia.
-¿Cómo que no tengo que decirte que es lo que tienes que hacer? ¡No quería decirte que hagas lo que yo te digo, pero no entiendo por qué insistes en dejarte chantajear por este hombre!
-Cálmate, porque tú no sabes lo que hablamos. ¡¿A demás que haces aquí?! Vete, no quiero seguir armando líos César. Ya le deje muy en claro que nos vamos a divorciar, acaso no te dije eso más temprano, confía en mi por favor.
-Confío en ti, pero no confío en él... ¡Victoria por favor! –se agarraba la cabeza con las manos-
-No por favor, vete. Tú y yo hablaremos luego. -le abre la puerta-
-¿Él sigue aquí?Y se sienten unos pasos que llegan hasta la puerta donde estaban ellos.
-Lo único que me faltaba es que tú volvieras, ¿es que acaso no tienes respeto a una casa de familia? ¡Sal de mi casa en este momento! –le gritaba pero mantenía distancia-
-Primero en principal, no se te ocurra gritarme a mí porque te romperé la cara, que motivos no me faltan. Y segundo, esta que yo sepa no es tu casa... es la casa de Victoria.
-¡No me vengas con tus explicaciones morales y sal de aquí que llamaré a la policía si te niegas!
-Qué raro tú... usando fuerzas mayores, se macho y enfrenta las cosas como son, no mandes a terceros a hacerme daño. ¿Qué crees, que no me enteré que el atentado que le hiciste a mi carro fuiste tú? Tan estúpido me crees. Eres una rata cobarde, que no se va ensuciar las manos, ¡pero que la mentalidad la tiene muy pero muy sucia!
-Omar miró a Victoria con los ojos que querían salírsele-¿Qué dices imbécil? ¿Tú crees que yo tengo esa necesidad de ir a mandarte a que te chinguen tu carrito?
-Bueno basta, no me gusta nada esta conversación creo que no es necesaria... -abría más la puerta para que César se fuera-
-¡Así es vete, ve a cuidar a tu mujer que de la mía me encargo yo!
-Te encargas con quién sabe cuántos más...
-¿Qué dijiste?
-César se ríe irónico-Lo que escuchaste y tú sabes muy bien...
-Victoria abrió los ojos asustada por lo que venía luego de eso-César...
-¿Qué dijiste?
-¿Eres sordo?
-se acercó hasta tenerlo casi pegado a su frente-Cabrón, te voy a matar... ¡sal de mi casa ahora mismo!