Siempre tuyo, siempre mía. Capítulo 30.

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-Hola Vivian. –no soltaba la mano de Victoria y su semblante era serio-

-Sé que les debe sorprender que yo esté aquí, pero vine a hablar con ustedes.
-No creo que tengas nada que hablar con nosotros dos juntos, sí tienes algo que decirme, dímelo a mí pero no te metas con ella.
-Tranquilo puro... baja tus humos que vengo en son de paz. No voy a atacarte Victoria, y puedes hablar si quieres. -Victoria sigue reservada pero se mostraba bastante malhumorada- Bueno, no voy a dar muchas vueltas porque lo que tengo que decirles es bastante breve... la última vez que tú y yo estuvimos de frente Victoria no fue el mejor de los encuentros.

Victoria se removía incomoda en su lugar y suelta la mano de él, absteniéndose de saltarle a la yugular de Vivian.

-Vivian no creo que sean cosas que sean necesarias de recordar...
-Lo son, porque vine por eso justamente... entre otras cosas. Lo primero que quiero aclararles es que no vengo a pedirles perdón, si se imaginaron eso... más allá de todo, yo sé que me comporté muy mal y me rebajé a una situación que no estaba a mi altura...
-¡Vivian! –César la riñe-
-Tú cállate, no tuviste los huevos suficientes para hablar cuando debiste, no vengas a callarme ahora que lo hago yo...
-Déjanos César, esto es entre ella y yo. –él traga saliva e intenta quedarse callado-
-mira directamente a Victoria-Como te dije, no vengo a pedirte perdón... no puedo, ni quiero por el momento perdonarlos, han sido demasiado los daños como para procesar el perdón en solo unos meses... -toma aire para seguir- pero acepto, acepto que tanto tu como yo estuvimos mal. Yo estuve mal por querer aferrarme a un matrimonio que se desmoronó hace años y tú por no tener las agallas suficientes para separarte de tu marido y pelear por él de la manera correcta.

Se limita a no contestarle y le asiente, haciéndole entender que siga.

-Ese tipo de situaciones no se van a volver a repetir, sino vean... estoy en la puerta de su quizás futura casa, –giraba para mirar la casa- ¿bonita eh? César siempre se luce...
-Vivian ya paremos con esto...
-César, estás muy tenso... -le agarraba de las manos- relájate.

Pero él se soltó de inmediato.

-Quién iba decir que ni siquiera podría tomarte de las manos. Pero entiendo, estás con tu mujer ahora... lo único que te pido es que te comportes como debes... por lo menos con Victoria sí.
-Sí eso es todo... tenemos cosas que hacer.
-Alto, no he terminado... -levanta su mano en señal de que pare-
-También vine a hablarte de Carla, sé que hablo contigo Victoria, y con lo furiosa que podría estar con su relación debería prohibirte que te acerques a mi hija... pero ya vez como las cosas han cambiado. –lo mira a César- ¿Recuerdas cuando pensaba que tú eras una persona tóxica en mi vida? Pues lo di por sentado... yo no puedo creer de todo lo que me estaba perdiendo por pelear por ti.
-hace un mohín-Me alegro que estés bien entonces y con respecto a Carla, sé que las cosas se solucionaran... solo tengo que saber entenderla y tener paciencia, que es lo que tengo en estos momentos.
-Sí, está frágil... hazte cargo de tu hija por lo menos, aunque no hayas podido con hacerte cargo de nuestro matrimonio, por lo menos de ella sí.
-¿Puedes pararle?
-Eso es todo por hoy, solo te digo que me voy a ir a Cuba por unos días. Y Carla no quiere venir conmigo, así que quedara sola en casa... acércate ya que yo no estoy.
-Está bien.
-La ultima cosa... -la mira a Victoria- no hagan más daño, fue suficiente con todos estos años... y tú César, cuida a mi hija mientras no estoy. Ya hable con ella, va entender y va lograr superar y separar las cosas... sólo acércate.

Él asiente con un gesto de estar harto de la situación.

-Adiós.

Les sonríe sarcásticamente y se va sin decir nada más. Victoria entra rápido a la casa, y él por detrás, parándola en medio camino para sorprenderla con un beso cálido pero más esperado que la lluvia en sequía. Los besos siempre mostraban seguridad luego de situaciones distorsionadas, atrevidas... como todas con las que estaba relacionada Vivian. Y esa vez él si estaba a su lado, sin que ella se lo hubiera pedido como la vez pasada.

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