Esa pregunta le sorprendió tanto que todo su interior estuvo callado por varios minutos. Lo único que trabajaba en ese momento era el inconsciente y no sabía si dejarlo hablar o no. Temía echar a perder ese día.
-¿Por qué me haces esa pregunta? –también se había puesto seria-
-Porque siempre tuve la intriga, y nunca me sentí preparado para preguntártelo. Y tampoco te sentía capaz de saber responderme... pero creo que cuando estamos a punto de cumplir nueve años de romance, tengo el derecho de hacerla.
-Sí, tienes derecho a hacerla, pero no sé si yo tengo derecho a preguntarme eso a mí. Nunca me la hice y no sé, no quiero saber la respuesta.
-No te sientas presionada por mí, lo hago con toda la buena predisposición y sabré entender.
-No es presión tuya, tal vez es mía. –se sienta en la cama, apoyada en el respaldo-
-Aunque eso me da la pauta que no estás segura de lo que sientes por mí.
-No es eso César, no te sientas mal. Tú sabes muy bien lo que siento por ti... pero son amores muy distintos.
-Pero son o fueron amores al fin.
-Lo sé, pero cuando yo me enamoré de Eugenio estaba experimentando por primera vez lo que era ese amor, ese amor de adultos. No fue la primera vez que me enamoré, claro, ni mi primer novio, pero con él conviví por algún tiempo, él fue el primer hombre al que llegaba a mi casa y lo veía, o lo esperaba despierta, o no cenaba porque quería cenar con él. Él fue el primer hombre con el que planee una vida para siempre. -suspira-César la miraba atento con una mirada indescifrable, como si la consolara con los ojos. Sabía que ese tema era difícil de tocar, pero necesitaba sacarse esa mochila de los hombros.
-¿Estás seguro que quieres escuchar todo esto?
-Claro que sí. Necesito escucharte.
-Eugenio fue una de las mejores etapas pero sin duda la más desastrosa de mi vida. Fue mi primer gran amor, y eso hizo que yo me sintiera poderosa, pero por tonta y estúpida no me di cuenta que él ya había vivido su primer gran amor, él ya sabía lo que era llegar y tener una mujer en casa, la experiencia de los hijos, hacer el amor con alguien todos los días con todo el deseo del mundo. Él ya sabía eso y yo era la primeriza en ese juego, entonces era muy obvio que iba a salir más lastimada que él... -no miraba a César tenía la vista fija hacia adelante- lo que aun no entiendo es por qué a él no le importó lastimarme tanto, por qué fue tan cruel, éramos dos personas que supuestamente nos amábamos y queríamos el "para siempre". Ni yo, ni él nos dimos cuenta que lo amé de más.Victoria mira que César la miraba como si estuviera imaginándose paso a paso la historia, pero sabía que quería más y que su respuesta aún no estaba contestada. Le acarició con suavidad su rostro.
-Luego cuando llegó José Eduardo, aun las cosas seguían bien, no como el principio obvio pero sin embargo intentamos salir adelante por nuestro hijo. Cosa que fue una de las peores etapas de mi vida porque la que ponía todo de sí era yo, él solo ponía su cuerpo, porque su alma ya estaba muy lejos de mí. Y cuando finalmente se fue, me escondía en las habitaciones para llorar y llorar, porque no podía creer que realmente habíamos fracasado. No entendía como con tanto amor que sentía por él, no fuera capaz de quedarse. José Eduardo andaba atrás mío desesperado por saber porque me encerraba, y yo no podía hacer nada, no quería que me viera así... era solo un bebé, no podía transmitirle toda esa angustia. Noche tras noche cuando él se dormía, me recostaba a su lado para llorar y a la vez sentirme protegida por él. Sabía que esa iba a ser la única solución a salir adelante. José Eduardo fue mi héroe. –sonrío al decir eso-
-Pero... ¿lograste perdonarlo?
-Luego de mucho tiempo de terapia. Sí. Lo perdone porque también entendí que tú no puedes aferrar a una persona que no te ama o por lo menos te quiera mucho, que no quiere lo mejor para ti, que no está siempre que lo necesitas. Él nunca fue para mí, solo que estaba cegada por ser mi supuesto gran amor, entonces yo lo quería sea como sea. Era una chava caprichosa, y en ese momento sentía que tenía todo el mundo a mis pies. Mi carrera estaba en un gran auge, lugar donde iba me hacían sentir como reina, entonces pensaba ¡cómo no era capaz de retener a un hombre a mi lado!
-Tu sí que eres capaz de retener a un hombre, en las circunstancia que sea, sino mírame... estoy acostado, desnudo en una cama junto a ti, a pesar de toda nuestra historia.
-se ríe-Sí, lo sé... pero tú deseas estar junto a mí, tú deseas seguir peleando por nosotros. Él no deseo nada de eso, ni siquiera pelear lo suficiente por su hijo. Como te dije, yo lo perdone porque perdonar hace bien al alma, pero mandar a la chingada hace mucho mejor a veces, y con él más que nada...
-él reía fuerte-¿Y que más te ayudo a superarlo? ¿No queda nada de él, dentro de ti?
-Nada, absolutamente nada. Solo me dejo una, de las tres alegrías más grande de mi vida, que es mi hijo. Luego de eso solo me ha dado recuerdos que poco a poco los voy borrando, por suerte no me quedan muchos ya... cosas que mejor no repetirlas, ni hablar mucho de ellas, sino luego van a empezar a subir a mi cabeza y me cuesta bajarlas. Más cuando el medio en que trabajamos y vivimos no ayuda. Hasta el día de hoy sigo hablando de él como si nos hubiéramos separado ayer, ¡válgame Dios!
-Pero aún no has contestado mi pregunta...
-Lo sé. Lo sé... -se paró a buscar un cigarrillo y volvió a ponerse en la posición que estaba- no sé cómo contestarte realmente, bueno en realidad, sí lo sé. Creo que luego de lo que te conté, que es tan solo una pequeña porción de todo este pastel que terminó sabiendo horrible, entre Eugenio y yo... tendrías que darte solo cual es mi respuesta.
-él decide sentarse apoyándose en el respaldo pero con la cara hacia ella-La verdad... es que luego de esto, he quedado aún más confundido.
-Mi rey, tú no mereces que yo saque mis mierdas hacia ti... -le besaba la mano y lo miraba profundamente-
-Yo quiero estar contigo en todo lo que te respecta. Quiero ser capaz de conocerte totalmente, por dentro y por fuera. Amor, hemos pasado por muchas cosas, creo que soy una persona de confianza para que tú puedas abrirte totalmente, ¿o no?
-Claro que lo eres. Mira... contigo en unas circunstancias más complicadas que con él he durado más. Contigo ya casi 9 años, desde que nos conocemos y nos miramos con otros ojos. A todo esto, esta fecha se la debemos a las chamacas del Twitter porque ellas festejan con nosotras. –se ríe- Pero... él fue como te dije mi primer gran amor, que al fin y al cabo sacando las cosas malas, que me pesaron más que las buenas, es un bonito recuerdo, pero tú eres... no sé cómo explicarte lo que eres. Tú haces conmigo cosas que nunca había pensado que dejaría hacer a un hombre. Tú me tienes en la sombra, como yo te tengo a ti claro, tú me das el tiempo que puedes, no el que quieres, tú no estás conmigo todas la veces que te necesito, y eso... -suspira- eso sinceramente no me importa, porque siempre termina importando muchísimo más que tu estés a mi lado. Que tú existas para mí. Yo me entregué a ti tan intensamente como alguna vez me entregue a él, me entregué como si el amor no hubiera dolido nunca.