capítulo 1

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Merida

Los días siguen pasando, todo ha sido diferente desde hace tres años, desde ese día en que alfin pude tomar las riendas de mi propio destino... O al menos eso fue lo que creía.

-¿Estás segura de querer seguir cabalgando por hoy linda?- preguntó mi padre un tanto agitado por las horas en caballo que habíamos llevado. -No estaría mal para ti que tomarás un descanso.- Bromeé al notar la gran fatiga en el rostro de mi padre pero que aún así mantenía una leve sonrisa.

-Ven, mejor regresemos al castillo, el curandero dijo que debías reposar.-dije mientras veía como el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte. Mi padre asintió con su cabeza y dirigimos nuestros caballos de regreso al castillo.

[...]

-¡Fergus y Merida Dumbroch! Me pueden explicar el ¿¡por qué llegan al castillo a esta hora!? - grito con tono molesto una Elinor con el ceño fruncido, ojos acecinos y una muca de disgusto en su rostro.

-Tranquila mamá, sólo fuimos a dar un paseo en caballo.- explique de la manera más tranquila que pude, mientras le daba un mordisco a una manza que había tomado en la cocina, mi madre soltó un bufido ante mi clara tranquilidad.

-¡si, exelente! Lleva a tu padre enfermo a cabalgar hasta el anochecer y así se pierde la visita de su doctor.- contexto sarcástica y cruzando sus brazos en su pecho. -¡Espera! Dijiste ¿visita del doctor?- preguntó mi padre desconcertado a las pasadas palabras de mi madre.

-Así es fergus, acuerdate que el doctor vendría hoy en la tarde para hacer tu chequeo semanal.- aclaró mi madre mientras tomaba lugar en la mesa del gran comedor. -¿Pero que no fue hace seis días mi última revisión?- volvió a preguntar mi padre apuntando a mi mamá con una enorme pierna de pollo que había tomado del plato puesto frente a el.

-Siete, fergus, fue hace siete días.-y una vez más aclaró mi mamá con toda la seguridad del mundo. -Descuida, le pedí que vuelva mañana sólo que más temprano, así que no intentes escabullirte de nuevo.- ordenó con su semblante serio en el rostro.

-Buenas noches majestad, aquí esta la cena de los principes.- dijo dulce y alegremente una robusta y regordeta mujer, que llevaba una bandeja de plata en sus manos y en el había tres platos con algo color gris en forma de filete. En sólo pensar que iba a poner esos platos alado de mi, me revolvía fácilmente el estómago.

-Exelente, y ¿donde están ellos Moddie?- pregunto mi mamá a la mujer de mejillas rosas. -¡Ho! Creí que ya estaban aquí, de seguro han de andar en sus prácticas de espadas.- Dijo con una risita la cual cubrió con unos cuantos dedos pero que aún así término notandoce.

-Ire a buscarlos- avisé. Me levante de mi silla pero en cuanto lo hice unas risitas se escucharon al fondo del comedor y que de poco a poco se hacían más sonoras.

Mis tres hermanos menores llegaron al comedor empujándose entre si y chocando sus espadas de acero, como si estuvieran teniendo una mini batalla entre los tres.
-Niños por favor, guarden sus armas y sientense para cenar.- y como si fuera coreografía los tres asintieron, guardoron sus espadas por detras de sus espaldas y tomaron asiento alado mío.

-Cariño, no les digas niños, mis muchachos ya son hombres fuertes como yo.- dijo mi padre feliz alzando sus dos brazos para enseñar sus grandes músculos a lo cual mis hermanos imitaron.

Ciertamente mi papá tenía razón, Hamish, Hubert y Harris ya no eran aqueyos pequeños traviesos que hacían de las suyas en todo el castillo, los tres se habían dado un estirón en su estatura casi llegando a la mía, su cuerpo se avía desarrollado un tanto, ahora eran unos jóvenes... Bueno unos jóvenes pubertos. Pero se habían vuelto muy buenos guerreros de espada, así que sip, mis tres hermanos eran ahora unos jóvenes maduros aún que claro aún con una pisca de travesura en ellos.

Está Dentro De Ti (Mericcup)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora