capitulo12

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Merida

-Muy bien, con cuidado... solo un poco más...y... ¡Lo tengo!-

Grito feliz el vikingo rubio, vio victorioso su garfio con un gran pedazo de madera en la punta de éste. Mientras un pobre dragón tipo Nader se retorcía y quejaba por el dolor.

-Tranquilo, tranquilo. ¿Vez? ya paso todo, ahora ya vas a poder comer tu pescado- le dije de manera amable al dragón para tranquilizarlo.

-¡Numero cuarenta! ¡Ya esta el dragón Nader color morado del numero cuarenta!- aviso Bocón a la multitud de vikingos que esperaban pacientes por afuera de la ventana.

Reí en mis adentro al ver al vikingo como trataba a sus clientes. Había sido una mañana muy ocupada en el taller pero al fin había llegado la hora de mi descanso. Me solté la coleta que difícilmente me había atado antes de empezar el trabajo, me quite el mantel y lo colgué en su respectivo lugar.

-¡Nos vemos mañana Bocón!- me despedí del vikingo y me contesto con un -Hasta luego-

Antes de poder abrir la puerta trasera del taller ésta se abrió sola dejándome ver a una persona con un pie de metal frente a mi.

-¡Ha! Merida ¿ya te ibas?-

Me pregunto el oji verde. Yo le asentí con mi cabeza.

-Iba directo a la academia de dragones- dije.

-SI, hablando de eso ¿Adivina que te traje?-

Hipo tenia escondido algo por detrás de su espalda, lo mire con emoción. El saco por detrás de su espalda un objeto envuelto en una tela café simple, con un hilo atado. Lo tome entre mis manos desatando el nudo que traía, la tela que lo envolvía no tardo caer al piso, dejando ver por completo el presente que Hipo me traía lo cual era un... Libro.

-¿Un libro?- pregunte desilusionada al ver el regalo.

-No es solo un libro. Es el libro de dragones, en el podrás conocer todo acerca de nuestros dragones y es la nueva edición, editada por mi- menciono orgulloso.

-Ehem y ¿Con esto voy a poder subirme a un dragón?-

-Si quieres montar uno primero tienes que conocerlos bien- aclaro el vikingo.

-Pff. Bien- rodee los ojos y salí del taller dejando a Hipo atrás de mi.


[...]

Eran ya las dos de la tarde cuando caminaba tranquila, ojeando el libro de dragones que Hipo me había dado. La verdad no me emociono nada el saber que tenia que leer, pensé que al fin me libraría de ese tipo de lecciones y haría algo mas practico.

"¡AGH! esto me recuerda mucho a mis aburridas lecciones en el castillo."

Sin embargo al recordar eso mi corazón se encogió al revivir esos momentos con mi madre. Siempre regañándome por no poner atención a lo que me explicaba o hacer dibujos graciosos en mis hojas.

-Mamá... ¿Cómo estarán en casa?- me pregunte mientras veía al cielo.

Deje que en suspiro saliera de mi y continúe ojeando y leyendo uno que otro dato de algún dragón pero ninguno se parecía como el de aquella vez y ninguno tenia alas emplumadas.

-¡Auch!-

Me queje al golpearme con la anatomía de alguien más. Me levante del piso y mis ojos se toparon con el rostro de mi viejo amigo.

-¿Merida?-

-¿Eret?-

Dijimos el nombre del otro al mismo tiempo. En su cara se podía apreciar todo su sorpresa al encontrarme por aquí.

Está Dentro De Ti (Mericcup)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora