Capítulo 19

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Mérida

Ya era la mañana siguiente después de lo sucedido. Desperté acostada en el piso de madera, ni siquiera había podido levantarme para ir a la cama por llorar tanto toda la anoche de la frustración.

-Bien hecho Mérida, solo saliste de DunBroch para que un vikingo de pacotilla te hiciera perder las casillas- me regañe.

Aún no analizaba bien lo de anoche, era difícil aceptar la idea de no poder acercarme a un solo dragón, no era justo. Creí que las prohibiciones habían acabado después de hechizar a mi madre, me refiero a tener más libertad por mi cuenta pero ¡No! Es como si otra vez  tuviese a mi madre de hace unos años diciéndome "Haz esto" "No hagas aquello" "No puedes" "Eso no es de princesas" y más cosas, quiero decir que es lo mismo pero ahora es un chico que se cree la última gota de agua del desierto o tan solo en todo el archipiélago, con su grandioso dragón, su voz demandante, su seriedad, su bondad, la forma en que se preocupa por todos, su sonrisa... pero tan molesto y mando.

-Agh solo hace que se me quiten las ganas de ser una reina y jinete de dragón- escupí.

Pero no, no dejaría que el fuera un obstáculo en mi camino. Yo soy Merida y yo forjó mi propio destino se que yo debo de ser una jinete de dragón y así conocer todo el mundo y si es posible reinar mis tierras pero bajo mis reglas.

Después de ese exámen mental y ya más calmada me arregle para ir al taller de Bocón, por lo visto aún iba a tiempo asique me puse un vestido limpio, otro par de botas, cepille mis alborotados rizos rojos como el fuego, cambie el bendaje de mi pierna mala. La herida ya se estaba cerrando y ya no dolía tanto asique la cubrí bien para protegerla más, ya lista salí de casa y me fuí hacia el taller.

Cuando llegue me topé con Bocón quien abría la puerta trasera de la choza donde trabajaríamos.

-¡Hey Bocón! Buenos días- le dije amigablemente.

-No es muy buen día para todos- me dijo serio y fulminante.

El entro y yo me quedé quieta afuera del taller pero cuando reaccióne entre por detrás de él.

-Supungo que ya te enteraste de lo de ayer- mordí mi labio inferior y baje la mirada esperando su respuesta.

-Descuida estamos acostumbrados a que alguno de los gemelos salga con lesiones leves- dijo sin mucha importancia mientras cambiaba su garfio por otra herramienta.

-Yo no quería que...- intente decir pero me interrumpió.

-Ademas el chico a estado muy estirado desde que llegó el nuevo dragón y no lo culpo a durado años buscando un nuevo furia nocturna, si algo malo sucede se le revienta la cabeza con facilidad.- dijo

—¿Hablas de Hipo?- pregunté

—¡Ja! Lo conozco bien, desde que es el jefe no soporta ya ni las travésuras de los gemelos ni de nadie y ahora los de una chica nueva era lo que le faltaba jaja— me decía Bocón entre risas y sarcasmos, el movia y guardaba cosas como si platicara de algo muy común y poco importante.

—No quiero ser molestia para nadie pero ¡Tampoco quiero que me molesten a mi! Me refiero... ¿si te dijo lo que me acaba de prohibir?- volví a preguntarle consternada.

—Lo se, ese chico es muy duro en algunos momentos pero ya se le pasará solo deja y se mejore ese dragón y lo dome, el estará mejor- me aseguro.

—¿Y tener que esperar todo ese tiempo? Pase por muchas cosas para llegar hasta aquí Bocón- reproche.

—Bien pues el único consejo que te puede dar este viejo vikingo es paciencia y evita los problemas- me sonrió en lo que se ponía el mantel y abría la ventana donde ya varios Vikingos esperaban a ser atendidos.

Está Dentro De Ti (Mericcup)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora