Capitulo 18

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Mérida

Entre corriendo lo más rápido que mi pierna derecha me permitía hacerlo. Pase por las dos entradas de la arena, cruce toda el área de entrenamiento dragón hasta llegar con aquella criatura de enormes garras y cuerpo escamado y alas emplumadas. Mi respiración se entre corto al estar frente a la jaula que aprisionaba al reptil. Me acerque muy sigilosamente esperando a no despertarlo ya que aún dormia inconciente en aquel pequeño cuartito donde lo tenía el líder de Berk.

–¿A qué hora pensará sacarlo?-

La desesperación por tocarlo, montarlo y volar en el me comían por dentro. Esto si que sería la Azaña de toda mi vida, montar un dragón como este haría que se les volara la cabeza a los cuatro clanes si me vieran llegando montada sobre esta criatura en Dunbroch todos me respetarían, incluso dejarían de pensar que necesito un esposo para reinar mi propias tierras, al fin me respetarían y solo así yo... Seré la Reina de Dumbroch.

Una idea golpeó depronto en mi mente. Una sonrisa escapó de mi rostro y mis ojos brillaron al regresar mi vista pérdida al dragón frente a mi.

"ESO ES"

Me dije, convencida de lo que se me acababa de ocurrir. No necesito irme para siempre de Dumbroch, puedo regresar como jinete de dragón y así le mostraria a todo el pueblo, a los clanes y a mis padres que yo Merida, puedo ser una reina y liderar por mi propia cuenta.

-¡Si¡, ¡eso es!- exclamé en mi mente. Cómo  si una luz hubiera brillado por mi mente.

Eso era lo que necesitaba, es a lo que me guio la brújula. Lo que mi corazón en verdad buscaba.

–¡La respuesta para forjar mi propio destino!- dije en alto pero nadie más escucho.

Pasos atrás de mi se hicieron presentes.

—Merida todo salió a la perfección- me grito el gemelo por atrás de mi.

—La cara de Hipo pidiendo ayuda valió cada ida a la foza de jabalíes- ahora dijo la gemela también llegando por atrás.

—Shhh- les chiste a los gemelos para evitar despertar al dragón blanco.

Los hermanos llegaron de puntitas y vieron con asombro al dragón aún dormido.

—Mira eso Brutacio, este Dragon ni siquiera lo encontramos cuando viajabamos en grupo por todos los archipiélagos-  dijo Brutilda.

–Lo se, me pregunto que podremos conseguir de el para hacer bromas. Que tal si posé algún tipo de lava o flujo de dragon- se imaginaba el vikingo con una sonrisa malévola.

—¡Deja eso! ¡Mira esas plumas doradas! Las podríamos vender o cambiar como si fueran de oro puro- ahora sugirió Brutilda y con una sonrisa aún más traviesa que la de su hermano.

—Chicos, gracias por su ayuda pero no olviden que yo entrenare a este Dragón, me convertiré su en su jinete y...-  Detuve mis palabras antes de decirles de frente a los gemelos tortols mi plan.

"Nadie puede saber esto" me dije en mis pensamientos.

Los dos se quedaron esperando a mis palabras pero yo solo calle y me di la vuelta para darles la espalda y ver al dragón enjaulado.

—Por favor... un último favor.- les dije en calma. –¿Podrían ayudarme en abrir la jaula?- les pedí.

Ambos se quedaron callados y pude imaginar que se susurraron cosas al oído.

—Bien Mérida, confiaremos en ti pero no nos haremos cargo si eso te llega a comer viva- dijo Brutilda no muy convencida.

—Emm... a diferencia de lo que dijo mi hermana yo sí estaré listo por algún llamado de auxilio mi amada... quiero decir mi Merida.. ¡DIGO MERIDA! jeje.. - dijo brutscio entre balbuceos y risas nerviosas y sonrojos.

Está Dentro De Ti (Mericcup)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora