Llegue a la casa y antes de abrir la puerta suspire con alegria, habia sido una buena tarde, Nick me habia ayudado a olvidar mis problemas por un momento.
Entre en la casa y vi la luz de la cocina encendida, seguramente estarian cenado.
Entre a la estancia y vi en ella a Roja y Colin, les salude.
-Oye, Emma...-comenzo Roja.
-Dime - le dije con tono alegre.
-Joder, encima esta contenta yo no puedo decirselo, Colin diselo tu- se dirijio a Garfio.
Les mire extrañada.
-¿Decirme el que?-les pregunte mirando a ambos alternantemente.
Note como Colin respiraba profundamente antes de comenzar a contarme lo sucedido.
-August se ha ido - me dijo lentamente- ha dejado una nota y dice que se fue a buscar inspiracion para su libro que no le buscasemos.
-Bah, suele hacer eso - le quite importancia, no era la primera vez que lo hacia.
-Emma, la nota va dirijida a ti- me dijo Roja- no va a volver.
Deje caer el plato que tenia en mis manos, me quede ahi paralizada, toda la alegria se habia esfumado en un solo instante.
-Ei, ¿estas bien amiga?- me abrazo Roja.
Segui sin moverme, ni dar ninguna señal de haberla escuchado.
Simplemente no era posible, él no me abandonaria en estos momentos.
Eso es, solo era una broma, seguramente vendria al dia siguiente, August no me abandonaria, me lo prometio.
Sin apenas darme cuenta me deje llevar por Roja hasta mi cuarto y me acoste con esos pensamientos.
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A la mañana siguiente me levante corriendo y me diriji a la habitacion contigua a la mia, la de August.
Esperanzada con verlo dentro abri la puerta pero me encontre su habitacion vacia, se sentia tan fria.
Pude imaginarmelo alli sentado delante de su maquina de escribir, sonrei al recordar como preferia escribir en aquella antigüedad antes que en un ordenador.
Pude inmaginar como se giraba y me sonreia, ahora aquella silla estaba vacia.
Me sente en ella mirando por la ventana que habia enfrente.
Me sentia muy vacia, como si hubiese perdido parte de mi corazon.
No se cuanto estube parada en aquella venta mirando la calle y recordando todos los momento que vivi junto a August, pero casi sin dame cuenta ya era de noche.
¡Mierda!, no habia ido al trabajo.
Llame a mi jefe para disculparme.
Llamada telefonica.
-¿Diga?-contesto una voz al otro lado de la linea.
-Señor Gold...
-¡Emma! ¡por dios! Mas le vale tener una buena explicacion de porque no ha venido al trabajo, le recuerdo que aun me debe una exclusiva.
-Yo, lo siento. -me disculpe.
-No importa, ya se ha ido mi mujer, ¿que te ha pasado Emma? He estado a punto de llamar a tus padre incluso.
-Esque, August...
-No importa, ya me lo explicaras otro dia, ¿puedes tener para mañana la exclusiva que te encargue? La necesito si quiero que aun nos mantengan la empresa.
-No te fallare- suspire.
-Esa es la Emma que conozco, hasta mañana.
Fin de la llamada.
