"Me fui al más alla por ti, por tu piel y solo por ti"

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O2.

Cruzó por mi lado chocando levemente mi hombro para correr a abrazar a una chica con cabellos dorados.

— ¡Existe el perdón! — Grité.

— No se verá perdonada luego de este papelón — Continuó el director justo detrás de mí — Pensé que por ser el último año, no haría campaña. ¿Acaso no le fue suficiente que fuimos a apoyarla cuando quería salvar a los pingüinos?

— ¡Esto deben hacerlo todos! ¡Las canciones de ese jovencito son demoníacas! — Chillé frustrada.

— Y continuará cantando esto, lamentó decírselo. Luego pensaré un castigo por su actitud — Miró por encima de mi cabeza — Justin, ¿olvidó algo?

Juguetee con el rosario colgando en mi muñeca mientras lo sentí detenerse a mi lado.

— ¿No va a castigarla, no? — Cruzo sus brazos por encima de su pecho.

— Si usted lo prefiere así — El director sonrió a medias.

La chica de cabellos dorados rodeó su cuello echándome una vista de pies a cabeza. La pollera del instituto aproximadamente a quince centímetros de su rodilla y su camisa desabotonada ofrecía la indebida vista a sus pechos.

— ¿Por qué no cortas ese vestido? — Sonrió.

— Dios esta mirándonos — Alcé mi ceja.

Ambos rieron inclusive el director. Di media vuelta para adentrarme al instituto de una vez por todas. La gente, como siempre, no se molestaba en disimular el desagradado que le producía. Aún quedaban unos minutos para que comenzase la clase y me limite a leer mi biblia.

— ¡Valerie! ¡Allí estas! — Entró Lilly desesperada mientras tomaba una botana de aire.

— ¿Que ha ocurrido? — Levanté la vista para mirarla.

— Te he visto en el concierto, ¿es una broma, no? — Pestañeo lentamente y froto sus ojos — ¿Eso es lo que creo que es? ¿Estas leyéndola por quinta vez?

— Hay salmos que me cuesta comprender y el reverendo cree que debería leerla de nuevo...

Me volví a concentrar en mi lectura, siendo ignorante de los movimientos de Lilly pero sentía el olor a comida que amaba prepararse. Su fascinación por la cocina era un don oculto que ella solo tomaba por diversión pero tenía esperanzas en que Dios se lo había otorgado con un propósito.

— Respetar al prójimo — Susurré y con mi dedo índice acaricie lentamente las palabras.

Mi madre también había hablado sobre el perdón pero no parecía querer aplicarlo a su vida si se tratase de perdonar a mi padre.  «Una excepción necesaria que solo Dios comprende» decía cuando le exigía respuestas. Pues, ahora era hora de aplicar aquel refrán a mi vida.
Aunque sería capaz de abandonar la campaña en cuanto mamá, por fin, se dignará a hablar de mi padre.
Los escasos datos sobre él terminaban carcomiéndome la cabeza durante las noches y solo rezaba para que el dolor no se volviese más profundo.
No encontraba las razones del porqué lo perdonaría si regresase. Quizás porque mis noches durante la infancia anhelando los brazos de un padre, eran tan vividas, que inclusive seguía teniéndolas a mitad de la noche después de mis famosas pesadillas.
Cada domingo, solo imploraba que parasen y aunque Dios hacía su mayor esfuerzo para mantenerme a salvo en sueños, existían noches donde no lograba conciliar el sueño adecuadamente.
Los brazos de mi madre se sentían pesados del estar tan agotada por no saber qué ocurría conmigo.

— Buenas Tardes alumnos.

La voz del profesor de Música me sobresaltó de tal manera que brinqué de mi asiento provocando un estallido de risas.

— ¿Qué es lo gracioso? — Dijo el profesor molesto.

— Y pues que la virgen Maria se ha llevado un susto — Oí la voz quisquillosa de la chica de cabellos dorados.

— Rebeca no me obligues a llevarte a detención — Sonrió con ironía.

— No creo que a Justin le guste demasiado la idea — Relamió sus labios.

— Satanas — Murmuré.

— ¿Dijo algo Señorita? — El profesor me echó una mirada rápida.

— Hablando sobre mí con el barba — Concluyó Justin.

— ¡No te atrevas a hablar así del señor! — Apreté los dientes.

La nuca empezaba a arderme y sentía resbalar una pequeña gota por mi columna vertebral. Sentía inevitable no defender al Señor de las lógicas absurdas que solía escuchar, de las burlas e inclusive los insultos, cuando sentía la generosidad de él sobre cada ser humano del mundo sin importar cuan malo o bueno fuese.

— ¿Puedo ser castigado? — Dijo con ironía.

— No sabes lo que estas diciendo...

Apreté los labios ante el ruido del libro chocando contra el escritorio del profesor.

— Yo sé lo que ambos buscas es un castigo del instituto, fuera, ambos — Ladeó su cabeza hacia la puerta — Ya.

El rosario casi rasgaba la palma de mi mano de forma violenta y sin levantar la vista del suelo, caminé por delante de cada banco, hasta llegar a la puerta pero me detuvo el gran cuerpo de Justin que se había adelantado al menos cincos pasos más que yo.

— Primero las damas... — Abrió la puerta e hizo un ademán — Que Dios siga creando mujeres como tú.

— ¿Acaso lo encuentras gracioso? — Musité.

— Si, ¿realmente crees en todo eso? — Frunció el ceño.

— Claramente. Veo que tú no...

— Dios no parece acompañar a mi familia, solo eso.

Me tomó del brazo para, practicamente, correr a la oficina del director en donde entró como si se tratase de una fiesta. La cabeza en alto y una sonrisa imborrable. Ahora entendía que absolutamente todo le parecía divertido.

— Que no-sorpresa verlos aquí... — Dijo el director alzando su vista del computador.

Justin me soltó por delante de su cuerpo como si me tratase de una carne para ofrecer al mejor postor.

— Ella lo provoca.

— La provocación proviene del diablo — Cerré los ojos.

Iba a comenzar a rezar pero él me sacudió con ferocidad.

— ¿Qué haces? — Chillé.

— No te duermas, no pierdas tu día rezando cuando puedes mirarme.

El director cubrió su boca para acaparar una carcajada y salió de la pequeña oficina.

— ¿A donde fué? — Alcé mi cabeza por la ventana.

— A hablar con Dios para que nos de su bendición — Me guiño un ojo.

La palma de mi mano estampó sobre su rostro y capté el infierno ardiendo en sus ojos.

Vendetta {Justin Bieber + Español} #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora