Vendetta {Justin Bieber + Español} #PGP2016

"Capo di tutti i capi"

28.

El pánico fluye por mis venas y mi garganta se contrae. Desorientada, continuó con la mirada baja deleitada por el contacto de sus labios sobre mi cuello.

— Mírame — Ordena sujetando mi cara.

Levantó la barbilla. Inhalo suavemente, forzando un aliento dentro de mis pulmones y lo miró a los ojos. La confusión me invade. ¿Qué estaba haciendo aquí con él. Mi estomago se retuerce.

— ¿Qué estas haciendo aquí?. Dime la verdad.

Siento que voy a desmayarme. No puedo dejar que este demonio atractivo me seduzca.

— No puedo decírtelo — dice tiernamente. Siempre ocultándome la verdad.

— ¿Por qué? ¿Por qué estas ocultándome siempre lo que ocurre en tu vida?

Sujeta mis muñecas haciendo una leve presión en ellas.Inclina su cabeza a un lado y continua estudiándome.

— Mi vida es una mierda. ¿Algo más que quieras saber? — Retrocede un paso.

— Todo — Y tan pronto sale de mis labios, me arrepiento.

— Entonces sígueme — Se vuelve y se dirige hacia la salida, lo sigo de cerca.

— ¿Dejar a mi madre aquí? ¿Estas loco? — Murmuró agitada. Camina demasiado rápido.

— No ofrezco segundas oportunidades, dulzura.

Pasamos a varias personas en la salida y mantengo mis ojos en mis zapatos mientras lo sigo por el pasillo por una sorpresiva sensación de seguridad.
Me detengo un momento en la puerta de su auto, observando la Iglesia. Puedo ir junto a mi madre y afrontar las consecuencias de la habitación «luz» o puedo cruzar esta puerta y hacer que mi vida cambiase.

¿Acaso este es tu plan, Señor?

Enderezo mi columna y robando un aliento ansioso en mis pulpones, abro la puerta. Me encuentro con Justin con una expresión peligrosa y feroz. Siento sus ojos examinarme unos segundos y de repente el auto lanza un rugido para mezclarse entre los demás autos.

— No soy quien crees — dice, noto sus nudillos blancos mientras aprieta el volante — No sé porque estoy metiéndote en esto.

Siento mi pecho retumbar cuando acelera tomando la autopista. Aprieto mis ojos en un intento de escapar la sensación de pánico, lo único que consigo es desearlo escucharlo hablar más.

— Debes prometerme que no dirás una palabra. — dice sereno. La intriga vuela por mis venas.

Bajo mis dedos apretando el cuero del asiento. Busco la hebilla de mi cinturón de seguridad y puedo sentirlo sonreír. Eramos el único foco iluminando la carretera.

— Ya casi llegamos preciosa. ¿Qué tal tu día?

Oh estaba intentando volver de este momento uno normal. Mi corazón comienza a golpear. Nos acercábamos a nuestro destino y apenas podía imaginar la reacción de mi madre.

— Recé. Muchísimo. ¿Vas a decirme que hacías en la Iglesia? — Digo. Me atrevo a mirarlo conducir.

Parece estar tranquilo teniendo el control de la situación. Me pregunto que esconde bajo la superficie de ese traje. Un escalofrío recorre mi columna vertebral.

— Es complicado — Detiene el auto aparcando en la entrada de una propiedad diferente.

— ¿Donde estamos? — Observé desde mi ventanilla. No me responde. Baja del auto y trota hacía mi puerta para abrirla — Esta no es tu casa.