"Que sofistiscado fue invitarte a coquetear"

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O7.

Puse mis manos sobre las suyas con el vago intento de que me soltase pero fue imposible.

— Observa — Sentí como su rostro se curvaba en una sonrisa.

La multitud se hizo a un lado en cuanto reconocían quien era. Unos palmeaban su hombro en modo de saludo y hasta noté el rostro de pánico en otros. Todos mantenían una sonrisa en el rostro, mirándolo.

«¿Cual era el interés a él? ¿Su banda o algo más demasiado oculto entre la multitud?»

Caminábamos aún pegados de una forma completamente extraña y rara hacia un pequeño y oscuro pasillo tan solo cubierto por un luz tenue azul. La música se notó a demasiado metros de distancia a tan solo pasos.

— Quiero que me sueltes en este instante — Le exigí.

— Tu boca dice no pero tu cuerpo dice sí — Musitó en mi oído luego de soltarme.

Mi pecho se contraía en largas respiraciones al darme cuenta de lo que sucedía. Me tenía prisionera en un lugar donde él era una especie de jefe y en caso de que gritase, todos reirían creyendo que esto se trataba de una buena broma pero no era más que simple sabotaje a mi campaña.

— Si esto es un intento a que acabe con mi camp... — Puso un dedo en mi boca y me aparté.

— Por un segundo te imagine chupándolo — Soltó una risita como un niño pequeño.

Me sentía intimidada ante su cuerpo aproximado al mío. Debía medir al menos 1.80 o tal ves más porque lo encontraba demasiado grande a comparación de mi pequeño cuerpo.

Puso su mano al costado de mi hombro. Su perfume caro invadía mis fosas nasales y apenas me dejaba pensar con claridad las respuestas que debía darle.

— Estas preciosa — Soltó sin ninguna expresión en su rostro.

— Gracias. Tú también — Dije con indiferecia

— Creí que vendrías algo mas...cubierta — Dijo mirando el borde de mi vestido. Asentí. — Aunque no dejo de disfrutarte así.

Volví a asentir, esta vez, con diversión ante su hipocresía en que realmente creería esas palabras.

— No vuelvas a hacer eso — Asentí — Vamos, hablo enserio.

Al momento de querer repetir dicho movimiento, tomó de mi cintura para pegarme a su cuerpo y darme una... ¿acaso me había dado una nalgada?.

— ¿Qué acabas de hacer? — Chille intentando salir de sus brazos.

— Te he pegado en ese precioso culo — Dijo con una sonrisa.

— A mi no me parece divertido, puedo denunciarte por acoso sexual — Alcé una ceja en claras señal que tenía razón.

— ¿Acoso sexual?. Lo tendré en cuenta cuando quieras follar conmigo — Me guiño un ojo — ¿Has bebido?

— No.

— Prefiero que no lo hagas — Dijo en tono autoritario.

«¿Acaso cree saber lo mejor para mí?. Vaya ejemplo.»

— No dije que no lo haría — Puse mis manos en su pecho para dar un paso atrás y me lo permitió. Al fin.

— Me encantaría follarte en este preciso momento — Confesó como si se tratase de algo completamente normal y carente de vergüenza.

— ¿Se lo dices a muchas? — Pregunté con ironía.

— Sí. Pero no todas pueden firmar papeles — Dijo frunciendo el ceño. Al parecer dudaba en su respuesta.

Oh. Él se refería a chicas que le hiciera a cambio de sexo. ¿O de que hablaba?

— Firmar papeles... En caso de que busques alguna tutora, yo—

— Soy uno de los mejores promedios del instituto. Aunque no me molestaría reprobar para tenerte de profesora.

— ¿Qué hacemos aquí? — Dije mirando a nuestro alrededor.

— Satanas me lo ha ordenado — Soltó una carcajada al ver la expresión de mi rostro — Bueno, pensaba en...

Puso ambas manos apoyadas a los costados de mis brazos volviéndose una barrera de la que no me sería fácil de escapar.

Aproximo su boca a la mía con tan solo unos centímetros de distancia. Mi cuerpo comenzó a temblar por completo y cerré los ojos.

— No me apetece besarte, ¿y a ti?

Abrí los ojos de golpe para encontrarme con sus ojos color avellana clavados a mis labios.

— Tampoco.

— ¿Segura? — Esta vez su respiración chocaba contra la mía y aquellos centímetros se convirtieron en milímetros. — Cierra los ojos.

Mi cuerpo iba en contra la voluntad de mi cabeza y lo obedecí. Apretando mis manos tan fuerte que podía sentir mis nudillos blancos. Mis uñas presionaban la palma de mi mano dándome tal ardor que me fue inevitable no morder mis labios.

— Suelta tus manos — Dijo de repente.

Oh, él me había estado observando. Las solté. Ahora mis mejillas eran las que ardían.

— Me pregunto como serías en la cama... ¿Reservada?

Mi cuerpo se contrajo al momento de sentir sus labios besar mis párpados para luego besar mis mejillas.

— ¿Sumisa? — Esta vez beso mis hombros al descubierto — Tal vez... Pervertida.

Su boca la posó en mi cuello y su lengua me dio un chupetón que me hizo brincar.

— Quieta. ¿Apasionada? — Se preguntó divertido.

Sopló el lugar mojado para enviar un cosquilleo por mi cuerpo.

— ¿Dominante? — Sus manos sujetaron mi cadera fuertemente — Eso no me gustaría.

No podía lograr pensar con claridad al escuchar su voz sintiéndose tan calma y divertida.

Sus labios se sintieron lejanos a mí dejándome sentir un vacío extraño.

— Debemos irnos — Susurro de repente.

En el momento de abrir mis ojos se apartó de mi con tal ferocidad de la que me fue difícil recobrar el conocimiento de que acababa de pasar.

Tenía un aspecto de estar tan furioso como lo estaba en la oficina del director. Tal vez no tenía buen olor pero era imposible, me había puesto mi perfecto favorito. Olí disimuladamente mi cabello. No, eso no podría ser. Estaba todo bien.

— ¿Qué ocurre? — Dije nerviosa.

— ¿Por qué has venido?

— Bueno, yo pensé que — Balbuceaba sin encontrar una respuesta — quería oír tu música.

— Nena, nena, mis canciones son pura mierda. No he logrado sacar una canción en meses. No escuches mi porqueria.

Tomó de mi brazo para arrastrarme por el largo pasillo pero mis pies lucharon por mantenerse quietos.

— No, he venido a oírte. No me iré.

Solo faltaban algunos pasos para traspasar la linea que nos dividía de la pista. Entonces Rebeca la cruzó y vino por nosotros.

— Vaya pero si es la Virgen María — Dijo sonriente.

— No me llames así.

— Dime Justin, ¿esta enseñándote a orar? — Lanzó una carcajada. Pero él no se rió.

— Rebeca, estas borracha, nos vamos — Dejo mi brazo libre para tomar el de ella.

— Ups olvidé que las princesas no beben alcohol, ¿cierto Daddy? — Dijo jugueteando con su cabello.

«¿Qué? ¿Daddy? ¿Que clase de apodo era ese?»

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Le dijeron Daddy 😳
Pronto la acción....
Comenten que les pareció el capitulo 💖
Yo se que esperaban el beso 🙄

Vendetta {Justin Bieber + Español} #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora