"Siento mil cosas por ti"

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40 | Dedicado a todas ustedes por soportar mi espera.

Miro el agua resbalar de mis manos y noto que los últimos rastros de aquel labial se han ido, junto con mi dignidad.
Levanto la mirada y me observo fijamente, mi cara enrojecida de apretar mis dedos contra ella para intentar sacar ese labial y mis labios tan lastimados, como si cristales los hubiera rozado.

— ¡Aquí estas! — Grita Lilly provocándome un salto.

Giro la cabeza — Si, ¿que ocurre?

— ¡¿A ti que te ocurrió?! — Se acerca tomándome de las mejillas — ¿Acaso te ha pegado?

Negué con la cabeza, apretando mis labios para no llorar. El agrio sabor de la sangre golpeó mi lengua y cerré los ojos ante las caricias de Lilly.

— Oh pequeña, ella te ha lastimado de verdad — Llevo mi rostro a su hombro y la abracé — Vamos nena, llora que lo necesitas.

Casi fue como si necesitase oír aquellas palabras y derrapé en una laguna de lágrimas.

— Yo...yo...no se que ocurre conmigo — Balbuceé.

— Te has enamorado — Apretó sus manos alrededor de mis hombros — Has cometido el peor error de tu vida, te has enamorado del diablo.

Su voz susurrante me provoco un escalofrío.

— No Lilly, no es eso — Tragué saliva con dureza — He hecho...Nada, simplemente no estoy enamorada.

Me alejo de su cuerpo para volver a clavar su mirada en mí.

— Estaré aquí para lo que necesites, en cualquier situación, no importa lo que pase — Me sonrió a medias e hizo una mueca — Si dices que no es amor, te creeré pero puedes contarme cualquier cosa.

De repente, me estremecí de escuchar los sonidos de las nalgadas en mi cabeza, de su voz ronca contándome cada movimiento que iba a hacer en mi cuerpo y de sus manos acariciándome. Todo de repente, se volvió abrumador.

— Salgamos de aquí — Limpió mis lagrimas con su pulgar — Hay traseros más bonitos que el de Justin Bieber.

Sonreí a medias y tomé mi mochila del suelo para seguirla. Ambas entramos al salón con nuestras miradas en alto y una sonrisa.

Pude verlo descansar sobre sus libros con el cabello revuelto de la misma forma cuando desperté a su lado...Me pellizqué y volví a centrar mi atención en la clase.

El reloj parecía estar en mi contra porque cada minuto se convertía en una eternidad y contar con su presencia a tan pocos centímetros acabaría agobiándome de dolor.

Giro su cabeza para esta vez enfrentar su mirada con la mía, sus ojos mieles relucían, quizás de enojo, lujuria o gratificación pero en el brillo de ellos podías ver las estrellas.

— ¿Vamos a hablar? — Susurro por lo bajo.

Fingí no escucharlo y continue garabateando en mis cuadernos.

— Valerie, no estoy de humor para tus actitudes — Refunfuñó.

Encogí mis hombros, indiferente.

— ¿Acaso mi buen amigo, Dios, te ha prohibido hablar conmigo?

Rió por lo bajo.

— Deja de molestarme — Apreté los dientes conteniendo mis palabras.

— Pareces estar en tu papel de pequeña inclusive fuera de mi cama — Relamió sus labios y gire mis ojos para intentar nuevamente ignorarlo.

Abrí mi boca, estupefacta de sus palabras tan vulgares y liberales, tan de él.
Sin modalidad o importancia de que fuese otra la persona oyéndolo mostrándose despreocupado o tal vez orgulloso de los actos que tomase.

Lo opuesto a mi, siendo una muchacha preocupada por una opinión ajena y con el propósito de alguna vez llegar a quererme o mirarme ante el espejo con devoción y orgullo, no tan solo físicamente, sino de mis logros como persona.

— Pequeña — Bufé y llevé mi dedo indice a mi boca para acariciar mis labios.

Podía sentir su mirad atravesar lo más profundo de mi alma y casi percibía aquella devoción por notar mi primera seducción.

Me detuve para relamer mi labios con la punta de mi lengua y casi estar saboreando un dulce caramelo. Mi mano ahora recorría el camino de mis muslos para subir lentamente mi pollera conteniendo mi respiración para que no notase mis nervios.

El profesor continuaba leyendo su libro mientras esperaba que hiciésemos los ejercicios dados. Perdón Jesus, sé que esto no esta en la Biblia pero de un pecado morimos todos.

— Más, por favor — Susurro.

Volví a bajar el dobladillo de mi falda y golpeó su banco captando la atención de todos.

— ¿Ocurre algo Sr.Bieber? — El profesor levanto la mirada por encima de sus anteojos.

Ahogo una risita por lo bajo y pongo mis manos sobre el banco.

— Intento volver a rehacer un ejercicio, eso es todo — Sonrió.

Tomo un papel para garabatear unas palabras. Le jugaría una buena broma a Justin.

— Tranquilo Sr Bieber, lo logrará, no dudo de ello — Le guiña un ojo y continua su lectura.

Un admirador más al parecer. Rodeo los ojos al notar su mirada caer en mí y sonreír angelicalmente. Alza sus cejas y relame sus labios como un felino esperando su comida.

— ¿Qué? — Susurro.

Abre sus ojos demostrando estar sorprendido.

— ¿Vas a dejarme a mitad de un buen show? — Frunce su ceño.

— Sí — Me encojo de hombros.

— Entonces disfruta de mi polla al menos — Lleva sus manos a sus pantalones y lo detengo — ¿Qué ocurre?

Le ordeno que se calle y vuelvo a llevar mis manos al dobladillo de mi falda, comenzando a subirla lentamente, llevándolo al borde de la locura. Lo miro deleitarse por la curiosidad, morbosidad y la prohibición rondando nuestros cuerpos. Sus manos aprietan el borde del banco como si evitase cometer una locura. Podría creerlo capaz de sacarme de esta clase y hacerme suya.

¿Era a ello a lo que quería llegar? ¿Que cumpliese con sus palabras atrevidas?

Estaba a tan solo unos centímetros de subirla por completo cuando el timbre me sorprendió y tomando mis cosas, me levanté de mi asiento y apunto de marcharme, él me tomo del brazo.

— Quiero que acabes con esto — Llevo su mirada hacia sus pantalones.

Me solté de su agarre con furia.

— Hazlo tu mismo, mis saludos — Hice una leve reverencia y solté la pequeña nota en su mano.

Llevo su mirada hacia ella y al momento de mirarme, giré levantando mi falda por completo tan solo la parte trasera demostrándole que no llevaba bragas.

Crucé la puerta con una sonrisa satisfactoria pensando en mis palabras; "Gracias por regalar mis bragas, otros también te lo agradecerán ;)"

Y si el pudo disfrutar de la vista de mi cuerpo, otros podría hacerlo, solo por su propio mérito de probarme cuan mala podría ser. Podía asumir que con Rebecca las cosas no habían sido a mi favor pero podía jugar duro con Justin o tal vez con ambos...

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Estuve y sigo en semana de pruebas
Fui a la marcha Belieber (por si no saben, es para que Justin venga a Argentina) y me crucé con chicas que me dijeron "Ay yo leo Vendetta" 😍😭
Ojalá algún día pueda devolverles todo el amor y la seguridad que me dieron estos años 💖
Eternas gracias, como siempre💃🏻

Vendetta {Justin Bieber + Español} #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora