"Victima del cielo"

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38 | Me duele el alma y el cuerpo de no poder escribir pero sigo presente!

Estoy absorbida por su imagen, su mandíbula tensa mientras los nudillos de sus manos aprieta el volante llevándonos lejos del tráfico.
Una canción, que no conocía, comienza a sonar y él ladea la cabeza de un lado a otro balbuceando a ritmo la letra.

— ¿Por qué no estas cantando conmigo? — Suelta una risa risueña.

— Quizás porque no la conozco — Me encogí de hombros.

— Oh nena tienes tanto por conocer — Gira su cabeza a un lado, mirándome fijamente.

Vuelve a centrar su atención a las oscuras y vacías calles pero esta vez su mano derecha se posiciona en mi rodilla dando una leve presión.

— ¿Te ha gustado estar conmigo hoy? — Murmura.

El corazón se me paraliza y me siento incapaz de dar una palabra sin balbucear.

— Yo...digo...quiero decir que... — Doy un profundo suspiro — Si, sí me ha gustado.

Chasqueo los labios y él sonríe satisfecho.

— Estoy feliz de oír eso, cariño — Sube lentamente su mano a mi muslo y me tienso.

¿Qué sucedería si se entera que he dejado mis bragas debajo de su almohada? ¿Podría demostrarle cuan valiente podía llegar a ser?.

— Me encanta tocarte — Murmura y todo el vello del cuerpo se me eriza.

Asiento con timidez.

Su mano comienza a subir tan solo un poco más y en el profundo silencio, toma la atención de todo mi respiración agitada y el movimiento de mi pecho subiendo y bajando.

— Parece que te morirás de un infarto, cariño. Tranquila — Vuelve a guiarla hacia mi rodilla y palmea mi muslo para tomar nuevamente el volante.

Sonrío aliviada — Estoy nerviosa, eso es todo...

Rasca su barbilla intentando creer en mis palabras e inclina su cabeza para detenerse frente a un farol.

¿Ibamos a hacerlo aquí?

— Llegamos, cariño — Alza una ceja y ríe — Intento creer que no pensabas otra cosa...

— No, no, claro que no — Balbuceo sintiendo mis mejillas arder.

— A menos que te guste la morbosidad de hacerlo frente a tu casa — Muerde suavemente su labio — Pero esta noche... Debes volver.

Abro la boca para intentar decir algo pero no sabía cual era la manera correcta de expresarme sin hacer interferir mis sentimientos.

— Solucionaré lo de Rebecca, lo prometo — Se inclina a besarme y sonríe — No necesitas suerte, eres capaz de soportar cualquier cosa.

Abro la puerta del auto casi huyendo de su magnética personalidad antes de rogarle por volver a su hogar.

Noté su rostro iluminado por el reflector ubicado en la esquina de la calle. Sabía que su auto no se movería hasta que cruzase la puerta principal de mi hogar pero no me sentía lista.

¿Era esta la decisión correcta?

Mi corazón palpitaba con violencia y casi ardía en mi pecho recordándome cada nalgada marcada en mi trasero. En débiles momentos solo atinaba a recurrir a mi rosario pero se encontraba en el hogar de Justin, olvidado, junto a mi pudor y mi corazón.

Di el primer paso hacia adelante a tan solo pocos centímetros del olor hogareño que tanto adoraba pero supe que entrar allí no significaría que todo volviese a la normalidad.

Tomé las llaves de mi bolsillo trasero e introduciéndolas dentro, solté mi último suspiro llenando mis pulmones de fuerza y valentía para enfrentar a mi madre. Dando media vuelta, alcé la cabeza saludándolo y pude notar su sonrisa reconfortándome d que todo saldría bien y el auto partió entre la oscuridad.

Me sobresalté al sentir la cercanía de mi madre, cubriéndose la boca y casi apunto de pellizcarse por no creer que estaba allí. Sana y salva.

— ¡Mi ñiña! — Dijo envolviendo sus brazos alrededor de mis hombros.

— E-estoy bien — Balbuceé nerviosa.

— ¡Estoy tan agradecida a Dios! ¡Él prometio que volverías! — Dejo caer sus lagrimas sobre mi vestido y la abracé.

Creí estar volviendo a tiempos pasados, donde sus brazos eran mi refugio y su voz mi única esperanza para seguir adelante.

Dio unos pasos hacia atrás y se detuvo a mirarme durante unos segundos.

— ¿Donde estabas, Valerie? ¿Acaso te has ido con aquel chico? — Frunció el ceño.

Tragué saliva. — En realidad, he creído que sería lo mejor estar un tiempo sola. Nuestra relación entre ambas no era demasiado buena...

— Tienes razón — Asintió — Sin embargo, no has llamado...

Rodeé los ojos.

— Te he comprado un celular por cierto — Apreto mis hombros con sus manos — Ese vestido, tus tacones, ¿de donde lo has sacado?

— He pasado por la casa de Lilly antes de llegar aquí. Necesitaba un baño.

Torció su boca, notándose dudosa.

— Ve a cambiarte. No te favorece — Soltó mis hombros y dio un paso hacia el costado para dejarme pasar.

Bufé molesta y tiré los tacones a un lado para correr a mi habitación.

Me sorprendí al notar una caja negra con un enorme moño rosa, reposando en mi cama. Prácticamente escondida entre las almohadas.

La tome y venía acompañada de una pequeña tarjeta; "Víctima del cielo". Su nombre atravesó mi mente como una estrella fugaz. El celular rápidamente se prendió y un mensaje llego.

"Cortesía de papi"

Todo mi cuerpo tembló en pensar en sus dibujos, sus manos acariciando mi cuerpo y su manera de tocarme tan solo unas horas atrás. Apreté mi cabeza para luego caer sobre la cama.

Es que al mirar su ojos, las esposas se envolvían en mis muñecas siendo condenada a enamorarme de él. Sus manos eran las barreras que no quería atravesar y sus besos la electricidad atravesando mi cuerpo con deseo de repetirlo una tras otra ves.

Al descubrir la manera de responder, tecleé rápidamente; "Gracias Justin".

Me despoje del vestido lentamente casi sintiendo sus manos estar haciéndolos y contemplándome en el espejo pude notar las marcas nuevas dispersas en mi cuerpo. Cerré los ojos riendo en silencio al recordar mis bragas debajo de su almohada.

La puerta sonó con dos golpes y corrí a ponerme mi bata de baño. Mi madre entro con mi bandeja de comida, tal como cuando era pequeña. Quizás el pequeño descanso entre ambas, fue lo necesario para volver a comenzar.

— ¿Necesitas una ducha? — Sonrió.

Encogí los hombros y bebí un sorbo de jugo de naranja.

— ¿Eso es un hematoma? — Señalo mi tobillo.

— Sí, me golpeé con la cama del hotel donde me alojé. ¿Podemos hablarlo mañana?. Necesito dormir, prometo comer esto — Tomé el sándwich y lo metí en mi boca.

Asintió, dando un giro para salir de la habitación.

Note la luz tenue de la pantalla alumbrar mi almohada.

"Gracias a ti por tu exquisito regalo"

Cubrí mi rostro con mis manos y podía imaginar sus ojos mieles ardientes de deseo mirarme a través de la bragas absorbiendo su olor.

Justin Bieber era el nombre de mi pecado y mi perdición.

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Me perdí entre hojas de estudios y me dolio tanto dejar de escribir
Pero estoy lista para volver 👈🏻
Estar enferma tiene sus ventajas de tiempo libre para dedicarle a Vendetta todo lo que dejé.
Gracias eternas a las que siguen presentes ❤️

Vendetta {Justin Bieber + Español} #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora