Lo que no te enseñan en clases ★ THORKI {Completa} #1

Happy birthday, love.

—Buenos días, Loki— le besé los hombros cuando el sol empezó a llenar la habitación.

—Cinco minutos más...

—Quiero que disfrutes tu cumpleaños de la mejor manera— lo abracé y empecé a hacerle cosquillas, Loki empezó a reírse y a moverse. Giró su rostro hacia mí y me sonrió plenamente.

—Feliz cumpleaños, mi rey.

Loki se colocó encima de mí y empezó a besarme lentamente, mordiendo mis labios y pegando sus caderas contra las mías. Seguí con él, acariciando su espalda, su cabello, su rostro. Algo entre mis piernas comenzó a tener tamaño y aparté su rosto del mío, sonrió.

—Pero primero de que yo te dé tu regalo, mi madre exige que primero abras el de ella— tomé la caja de la mesa de noche y se la dejé encima de la cama.

Loki la tomó y al abrirla sacó un delgado sobre de adentro. Tenía dos pasajes para ir a Londres y una reservación en un hotel, para que él y yo pasáramos Año Nuevo juntos y lejos de quien nos conociera.

—Thor... Debo llamarla y darle las gracias. Tu madre es una maravillosa mujer.

—Llámala más tarde, ahora debe estar en el spa. Ahora, ven, abre mi regalo.

Nos levantamos de la cama y Loki caminó más rápido que yo hacia la sala. En el sofá había puesto un enorme peluche de oso panda, con los ojos verdes y un moño gigante en la cabeza del oso. Loki corrió hacia él, lo abrazó e intentó cargarlo.

—Gracias, Thor— sonrió —¡Me encanta!

—Me alegra que te haya gustado...— en eso sonó el timbre y Loki fue a abrir la puerta.

—¿Señor Laufeyson?— preguntaron en la puerta.

—Sí, soy yo.

—El señor Odinson le envía esto... Que lo disfrute.

Loki me miró extrañado y cuando dejó pasar al mensajero, dejó en la mesa de centro de la sala una gran caja.

—Muchas gracias— sonrió Loki al cerrar la puerta, luego me miró e hizo señas sobre la caja.

—Solo ábrela— reí.

Era un desayuno por encargo. Era mucha comida, los platos favoritos de Loki para desayunar, pancakes, pudín, waffles, tostadas con mermelada y cupcakes... Todo lo que a él le encantaba de desayuno.

—¿Esto es parte del regalo?

—Es que, si yo lo cocinaba, te tenía que despertar a medio día o tenía que levantarme muy temprano.

Corrió a abrazarme y le besé en los labios.

—Lo mejor para el mejor— sonreí —Además, no todos los días cumples dieciocho.

—En algunos países ya soy mayor de edad, menos acá, por supuesto— rió.

—Ya dentro de poco entrarás a la universidad y serás la persona que siempre quisiste ser.