Max despertó al día siguiente en su habitación sin saber la hora que era ya que no podía ver la luz del sol para tomarla como referencia. De todas formas había un reloj en su habitación por lo que pudo ver que eran las 9 de la mañana, sin mucho mas que hacer se levantó y abrió la puerta para salir al exterior. Frente a él se encontró a Rex que también se había despertado pronto al igual que él.
- Buenos días Max
- No se si podemos decir que son buenos -dijo con algo de pesimismo-.
- Tu tampoco has dormido mucho ¿Verdad?
- Apenas he podido dormir 4 horas seguidas...
- No te preocupes, todos estamos igual ¿Quieres ir a desayunar?
- Sí, comer algo me hará pensar en algo.
- Vamos entonces.
Los dos cerraron sus habitaciones con llave y se fueron al comedor, allí vieron a Candy y a Audrey que estaban comiendo un desayuno que parecía bastante delicioso.
- ¡Ey chicos! -dijo la peliazul- ¡venid a probar esto! ¡está delicioso!
- No sabíamos que estaban despiertas.
- Nadie ha podido dormir con tranquilidad esta noche.
- Sí... Después de lo que pasó ayer todos estamos afectados.
- ¿Lo que pasó ayer? ¿A quien le importa? ¡Mis juegos! Seguro que van a bajar mi rango por inactividad...
- ¿No crees...que exageras un poco? -dijo Max con una risa algo forzada-.
- No es exagerar, quiero decir... Estamos atrapados aquí sin esperanza de salir ¡Y no tengo ni una consola portátil o algo así!
- Creo que tenemos mayores preocupaciones que eso...
- Mira, no sirve de nada preocuparse por salir. Si fuera así estaríamos deprimidos todo el día.
- Y prefieres deprimirte por un videojuego.
- No lo entiendes... Esa sensación de no poder volver a jugar a tu juego favorito... Solo Harry puede comprender como me siento.
- Problemas del primer mundo -dijo Rex para después soltar una risita-.
- Exacto, tú me comprendes bien Rex... No como Maxine.
- No me llames así -dijo fingiendo estar molesto-.
- Bueno -interrumpió Audrey- Creo que iré a preparar vuestro desayuno.
Y dicho esto Audrey se fue a la cocina dejando atrás a los otros 3 que siguieron hablando entre ellos hasta que Mikan se presentó en la cocina vestida en traje de baño y empapada totalmente en agua la cual recorría todo su cuerpo hasta caer al suelo formando un pequeño charco bajo sus pies.
- ¡Mikan! ¡Buenos días!
- Hola Candy, hola chicos.
- Buenos días -contestaron los dos chicos a la vez-.
- ¿Que haces vestida tan extremadamente sexy delante de estos dos pervertidos? Eso es demasiado fanservice.
- No somos así -protestó Max-.
- Claro que sí, sois hombres y necesitáis sexo continuamente.
- Tan solo callate y escuchemos a Mikan.
- Gracias, solo vine aquí para saber si Audrey podría prepararme el desayuno, no como desde ayer y necesito nutrientes para recorrer una piscina a nado varias veces.
- Nadar después de comer es muy peligroso -dijo Carrie mientras pasaba junto a Mikan- Es lo que dicen siempre las madres ¿no?
- En realidad es solo una leyenda urbana -cortó Candy- lo que produce ese desmayo es un cambio brusco en la temperatura del cuerpo y no el hecho de comer.
- Oh... ¿En serio? Pues que mal... Como sea Mikan, estás muy guapa en ese conjunto ¿Puedo hacer una foto? -muestra su cámara de fotos-.
- Supongo que sí.
- Bien, posa para mí.
Después de una sesión fotográfica de mas de 15 minutos Mikan quedó exhausta al adoptar tantas poses extrañas pero Carrie parecía tan ilusionada que no podía decirle que no. Por suerte su sesión acabó cuando Audrey llegó a la mesa con un carrito lleno de platos de comida que fue repartiendo entre todos los comensales.
- ¿Has hecho todo esto en tan poco tiempo? -Dijo Max asombrado-.
- Tengo experiencia en la cocina -contestó orgullosa-.
- ¿Puedo llevarme uno de los platos? -Preguntó Mikan-.
- Claro... ¿Pero adonde vas?
- A nadar -contestó Candy mientras engullía su desayuno-.
- ¿Ibas a nadar? ¿Porque no lo dijiste antes? Te habría preparado un desayuno de deportista.
- No quería molestar.
- No digas estupideces, mañana te prepararé un desayuno especial de deportista para que puedas aprovechar la energía al máximo.
- De verdad que no hace falta.
- Será mejor que desistas, no puedes discutir con ella -Dijo Rex-.
- Exacto.
- Bueno... Supongo que está bien. Muchas gracias Audrey.
- Solo intento que nuestra estancia aquí sea lo mejor posible.
- Pues lo estás consiguiendo -Dijo Carrie tomando asiento- Esto parece delicioso.
- Lo es sin duda.
Todos seguimos comiendo a excepción de Mikan que tomó uno de los platos y se fue del lugar en dirección a la piscina cubierta. Max fue el primero en terminar y al ver que los demás seguían comiendo hasta la saciedad él se levantó y empezó a caminar hacia una de las neveras que había junto a la puerta, allí se encontraban los postres y después de una larga indecisión tomó uno de los yogures de entre todos los sabores posibles.
Fue entonces cuando escuchó un grito proveniente de la puerta, asustado Max giró rápidamente la cabeza mirando a Wendy que había entrado hace poco en la sala y lo miraba con cara de espanto.
- ¡Max! ¡Mirate!
- ¿Eh? ¿Que?
- ¿Es que no lo ves? ¡Has cometido un gran crimen! ¡No! ¡Un atentado terrorista!
- ¿Que?
- Quiero decir... ¡Mira como vas vestido!
- ¿Le pasa algo a mi ropa?
- Tu estilo es horrible.
- ¿Eh? No es cierto.
- ¡Claro que sí! Acabas de atentar contra la moda y el buen gusto.
- Exageras... No es tan malo ¿Verdad chicos? -dijo mirando a sus compañeros-.
- La verdad es que tiene razón -dijo Rex-.
- No gastaría ni un byte de memoria para fotografiarte -siguió Carrie-.
- Es cierto Maxine, no tienes gusto para la ropa ni para los videojuegos -finalizó Candy-.
- No se ni para que pregunto...
- La audiencia ha hablado.
- Vale... Visto mal ¿Y que?
- Me parece una perdida bastante grande que una cara tan linda como la tuya se vea arruinada por un sentido del vestir pésimo asi que voy a ayudarte... ¡Con un cambio de Look!
- Esto me huele mal...
- Vamos, no pierdes nada por intentarlo.
- Supongo que no.
- ¡Sí!
- Yo quiero ver eso -dijo Candy-.
- Estoy ansiosa por fotografiar el antes y el después -siguió Carrie-.
- También quiero ver como haces milagros -dijo Rex-.
- Nadie os ha invitado...
- Yo lo hice, ahora mismo -cortó Wendy-.
- Me acabaré arrepintiendo de esto -suspiró-.
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Escapar
RomanceMax es un chico normal, es joven y aún le queda mucho por vivir: encontrar trabajo, formar una familia... Sin embargo su vida da un cambio radical cuando despierta en un lugar extraño acompañado por otras personas que no conoce de nada. Sin muchas...