Fiesta

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Max salió del ascensor y miró a Derek que aún seguía algo en shock por aquellas palabras, al final el dibujante salió del ascensor.
- Siento mi reacción pero es que me has soltado eso así sin más y no me lo esperaba.
- No te preocupes.
- Bueno, es bueno saber que tengo menos competencia aunque tu también podrás disfrutar un poco.
- ¿Eh?
- Olvidas que hay menos hombres que mujeres ¿no? Al final el tiempo acabará deteriorando la heterosexualidad de algunos.
- Esto no es una carcel.
- En realidad si lo es.
- Oh...supongo que sí.
Los dos siguieron caminando hasta llegar al salón de recreativos, allí estaba Candy junto a una de las máquinas arcade mirando como unas piernas humanas salían de debajo de estas, aquellas piernas musculosas y vestidas en unos vaqueros azules pertenecían a Adam que después de un rato bajo la máquina salió mirando a la chica.
- Hola -dijo Max-.
- Hey Maxine ¿Tambien vienes a jugar?
- Sí, Derek quería pasar un rato conmigo y vinimos a jugar.
- ¡Genial! Jugaremos los 3 juntos.
- ¿Y que haces tu aquí Adam? -dijo Derek-.
- Es cierto -siguió Max- No me pega en un chico como tú pasar horas frente a la pantalla.
- Frente a la pantalla no pero si detrás de ella -dijo jugando con su llave inglesa- Candy me pidió que hiciera unas pequeñas modificaciones a las maquinas.
- Sí -siguió la chica- Empezaba a quedarme sin monedas y estas cosas son lo único jugable que hay por el hotel.
- Asi que me llamó para abrir lás maquinas y cambiar la configuración.
- Parece que hiciste un buen trabajo.
- Gracias, ahora me tengo que ir, estaré en la habitación de al lado si me necesitan.
- Oki doki -dijo la peliazul- Bueno Maxine ¿Quieres batirte en duelo contra mí?
- ¿Eh? ¿Porque yo?
- Porque eres kawai y me gustan los ukes kawais.
- ¿Que? ¿Que significa eso?
- ¡Juguemos! -dijo entusiasmada-.
- No puedo seguir el ritmo de tu personalidad -suspiró- Está bien.
Candy y Max estuvieron jugando junto con Derek toda la tarde, así el tiempo fue pasando y llegó la hora de la Cena.
Los 3 se fueron a la cocina y allí se encontraron un pequeño altar en honor a las fallecidas, una de las mesas había sido adornada con flores y varios portarretratos con fotos todo esto iluminado por unas velas. Carrie miraba con tristeza y felicidad aquello, se encontraba en conflicto porque sentía aquellas muertes pero también estaba orgullosa por su trabajo.
- Te ha quedado genial -dijo Max-.
- ¿En serio? No es un dibujo...
- Carrie, eres una excelente fotógrafa no tienes que...
- Ya ya lo se, estoy segura de que les habría gustado.
- Estoy seguro.
- Gracias Max ¿deberíamos cenar ya o esperamos a los demás?
- ¡NADIE VA A CENAR HOY! -gritó Wendy entrando en la cocina-.
- Hola Wen -dijo Candy-.
- Hola.
- ¿Nos explicas porque no vamos a cenar? -Siguió Carrie-.
- Porque no dejarán sitio para las copas.
- ¿Eh?
- ¡Hablo de una fiesta! ¡Una noche de marcha!
- ¿Una fiesta? ¿Porqué?
- Todo el mundo está deprimido, eso baja mucho la moral asi que estrenaremos la nueva discoteca.
- ¿Y esto lo has hablado con todos o es una de esas ideas espontáneas tuyas?
- He dejado una nota en la puerta de todo el mundo invitandolos a venir, estoy seguro de que todos iran ¿Que me dicen?
- Yo no estoy de humor -dijo Max-.
- Tu no tienes derecho a elegir, eres el primero de todos que va esparciendo depresión por todos lados.
- ...
- Vamos Max, te perdiste la noche de poker, es lo mínimo que puedes hacer.
- Esta bien, pero estaré unas horas solo.
- Me vale.
- Entonces supongo que deberíamos ir a nuestras habitaciones a cambiarnos.
- Sí.
- No tan rapido Max.
- ¿Que ñasa ahora?
- Yo sere tu estilista, no me fio de tu estilo del gusto.
- ¿Otra vez?
- Si, otra vez ¡Ven conmigo y no opongas resistencia!
- No pensaba hacerlo.
Después de eso Max y Wendy se fueron juntos de la cocina y llamaron a la puerta del cuarto de Rex. Después de un rato sin respuesta abrió la puerta, él estaba semi desnudo y empapado en agua con una toalla alrededor de la cintura como unica vestimenta, su pelo estaba humedo y dejaba caer varias gotas de agua al suelo de vez en cuando.
Max se puso completamente rojo al ver así a su vecino y sintió un nudo en su garganta que le impedía pronunciar cualquier palabra, además su vista estaba fija en su cuerpo no muy trabajado pero lo suficientemente escultural como para quitarle el aliento a cualquiera. Wendy también se ruborizó un poco pero pudo ser fuerte y pronunciar algunas palabras.
- Veo que te estabas duchando ¿Es un mal momento?
- No, claro que no.
- Genial, veníamos a por ropa que ponerle a este desastre de persona.
- ¿Vas a la fiesta Max?
- E-eh...hmm...
- Le he obligado a venir.
- Ya veo -sonrió- Pasad y tomad lo que necesiteis, yo iré a vestirme.
- ¡Muchas Gracias!

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