Mutos. Sangre. Heridas. Gritos. Explosiones. Humo. Muertes. Katniss. Katniss. Katniss.
Aun puedo sentir la sed de sangre de los mutos, en mí. Estoy por perder el control como ellos y hacerle daño a la persona que más amo en la vida. Siento que me estoy volviendo loco como esos mutos enviados con el propósito de acabar con el Sinsajo. Los recuerdos brillantes, confusos y alterados por el Capitolio están empezando a ganar batalla, a pesar de que yo trato de luchar contra ellos con la poca fuerza de voluntad que me queda.
Lágrimas se derraman por mis ojos, mientras imágenes de Katniss atacándome, jugando conmigo, matando a los que amo, lanzando las bombas que acabaron con el Distrito, con mi familia me llenan por completo, confundiéndome, no dejándome diferenciar lo real de lo que no lo es.
Pero la parte racional me dice que Katniss es buena, que no sería capaz de hacer todas esas cosas, que ella jamás quiso una guerra, que las circunstancias la llevaron a ella. Que me protege y yo la protejo a ella, que me quiere y que sería incapaz de matarme o herir a mi familia.
No puedo... tengo que luchar, ningún recuerdo es real, tú, Peeta Mellark, el chico que aun no caía en la manos del Capitolio para ser torturado, sabe la verdad. No te dejes vencer por tu parte animal. Ahora eres un muto, pero, puedes luchar contra esa parte. Puedes marcar la diferencia, puedes cambiar. Katniss es inocente, tan inocente como tú. Los dos somos víctimas de un sistema que nos absorbió por completo, sin siquiera pretenderlo.
Las imágenes siguen inundando mi mente haciendo difícil que mi parte humana ganará la batalla.
-Peeta. -Escucho una voz a lo lejos. Una voz femenina, a la que aun no reconozco. Pero sea quien sea, no podrá ayudarme. Estoy perdido, y no quiero seguir viviendo así. Tal vez debieron matarme en la primera oportunidad que tuvieron, tal vez ni siquiera debieron rescatarme.
Katniss no debió incluir mi rescate como petición para aceptar convertirse en Sinsajo. Fue un error y creo que ella aun no se da cuenta de eso.
-¿Peeta? -La voz es de Katniss. Katniss me está llamando preocupada. Ella aparta las manos de mi rostro y yo me tenso ante el contacto, me siento tan débil que no pongo resistencia.
-¡No! ¡Aléjate! -Le digo, pero ella ignora mi comentario.
Tal vez ni siquiera me escucho. Hasta para mí la voz sonó débil.
No quiero abrir los ojos, es más fácil soportar mis ataques cuando mantengo mis ojos cerrados y mis manos presionando contra las esposas, hasta que mis muñecas y brazos duelen. El dolor me ayuda a mantenerme en tierra.
-Mírame. -Me pide. -Peeta, mírame. Por favor. -Súplica, al tiempo que sujeta mis manos con más fuerza entre las suyas.
Tal vez, sea una locura, pero lo hago. Lo que ve, no le debe gustar porque reprime un gemido o tal vez un grito. Y supongo que se lo que ve, los médicos del Trece, me hicieron ver la cinta en que salgo ahorcando a Katniss y gritándole muto, para que tomara consciencia del error que cometí. Para que viera en lo que el Capitolio me convirtió. Hacerlo y verlo son dos cosas muy diferentes. Todavía me siento terrible por eso, viendo la cinta me di cuenta de que yo soy el único que no debería vivir, me convirtieron en un arma para destruirla, para destruir a la persona que amé desde los cinco años cuando la escuché cantando el primer día de escuela.
-Déjame. No puedo aguantar. -Le advierto, porque es la verdad, yo siento que estoy llegando a un límite que no tiene retorno. Mataré a Katniss y mi vida acabara en ese mismo instante. No podre cargar nunca con su muerte.
¿Qué le había dicho en la playa?
" Tú eres toda mi vida."
No le mentí y aún afectado por el veneno de rastrevíspulas y la tortura que pase en el Capitolio, lo sé. Katniss es mi vida. Por lo tanto, debo hacer lo que es mejor para ella y protegerla incluso de mí mismo. No soy bueno para ella, tal vez hubiera sido mejor morir en la primera arena, para ahorrarle tantos problemas a ella. Y ahora mismo, soy una carga para todos. Soy un muto. Un asesino. El enemigo. ¿Por qué todos ponen tanto empeño en protegerme?
-Sí. ¡Tú puedes! -Insiste, con lágrimas en sus ojos.
Ella no tiene idea lo que está diciendo, no tiene idea del infierno que estoy pasando ahora mismo. De la amenaza que supongo para ella. De lo mal que me siento por querer matarla todo el tiempo cuando pierdo el control de mi mismo.
-Lo estoy perdiendo. -Le digo con la esperanza de que por fin lo entienda y me deje partir. -Me volveré loco. Al igual que ellos.
Igual que los mutos que acaban de matar a casi todo el escuadrón.
Más lágrimas salen de mis ojos involuntariamente, todavía hay recuerdos alterados luchando por salir a la superficie para volverme loco por completo.
-Pues lucha, tú eres más fuerte que ellos. -Insiste intentando sonar fuerte.
-Katniss... no puedo. -Le contesto con tristeza.
¿Cuándo se va a cansar de creer que yo tengo arreglo? No soy el Peeta que conoció en la primera arena. No soy el Peeta que le tiró dos hogazas de pan aquel dia lluvioso. Quebraron y partieron mi alma por completo.
-¿Por qué mejor no me matan? -Le pregunto, porque aun no lo entiendo. Maté a un miembro del escuadrón y casi mató nuestro Sinsajo.
-No, Peeta. No digas eso de nuevo. -Sus labios tiemblan y algo en su expresión cambia
Un segundo después ella lleva sus manos a mis mejillas acunando mi rostro con fuerza y también lleva sus labios a los míos. Me doy cuenta que Katniss perdió la cabeza por completo, lo que está haciendo es prácticamente un suicidio en mi estado actual.
Intento resistirme, pero no puedo, no me había dado cuenta de lo mucho que extrañaba sus labios, hasta ahora. Me quedo rígido unos minutos mientras la verdadera lucha se desarrolla en mi mente, cuando acabo convenciéndome de que Katniss no es un muto, le devuelvo el beso, con los ojos cerrados, su aliento contra mi piel y sus labios manteniéndose fuertemente contra los míos. Más allá de mis recuerdos confusos, me siento igual que en aquel beso en la playa y como aquel besó de despedida cuando me prometió que nos veríamos a medianoche y yo quise creerle esa promesa, sólo que luego de ese último beso la perdí y el Capitolio me tomó como rehén. Y me destruyeron, para destruirla a ella. Este es un beso real, desesperado, pero sincero. Un beso donde me expresa todos los sentimientos que jamás me ha dicho con palabras, pero los percibo a cada uno de ellos, e internamente me llenan de felicidad.
-No dejes que te aleje de mí. -Murmura contra mis labios.
Ella suelta mi rostro pero nuestras bocas continúan unidas, noto cuando ella lleva sus manos a mis muñecas aprisionándolas del modo que hago yo mismo la mayor parte del tiempo. Siento dolor, pero lo agradezco. Porque ese dolor lentamente me hace volver en mí mismo. Jadeo nervioso, afectado por el beso y los recuerdos falsos que se arremolinan en mi mente.
-No. Yo no quiero... -Murmuro contra sus labios. Quiero decirle que no me quiero alejar de ella, pero debo hacerlo. Que debo protegerla porque la amo con toda mi alma destrozada, con mi vida y con mi corazón. Que a pesar de todo, yo no olvide que amo y la ame desde pequeño. Quiero decirle tantas cosas. Pero ella no me deja terminar.
-Quédate conmigo. -Me suplica llorando silenciosamente, al igual que yo.
En ese momento, me doy cuenta que Katniss me necesita y me acepta con todos mis problemas, no importa las cosas malas que le haga o diga a ella o a los demás. Me necesita, y si ella me necesita y me quiere como el despojo que soy ahora, no puedo abandonarla. Debo luchar. Luchar contra lo que me hicieron. Luchar por ella y por nadie más. Tal vez si sobrevivimos los dos a la rebelión, las cosas no serán como antes, pero al menos lo intentaré. Encontraré una manera de superar mis problemas y volver a ella, sea como sea y de la forma que ella desee.
Así que no dudo en responderle:
-Siempre.
Ella apoya su frente contra la mía y una pequeña sonrisa se forma en su rostro, mientras fija su mirada en la mía. Gris contra azul. Azul contra gris.
Nuestros labios se unen una última vez por varios segundos, lo que ayuda a espantar por completo mis flashbacks y volver a ser yo mismo. Al menos, por el momento.
-Siempre. -Murmura en voz muy baja.
Siempre se convierte en nuestra promesa.

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PANEM ONE-SHOTS
Hayran KurguAquí encontrarán historias cortas basadas en los personajes de la trilogía "Los Juegos del Hambre" y su respectiva precuela "Balada de pájaros cantores y serpientes".