¡Segunda parte de Skinny Love!
- Dakota, hija, abre la puerta, por favor. -sus palabras le producen un escalofrío que le obliga a dejar de sujetar el pomo de la puerta.
- Já. ¿Estás de broma? No pienso abrirte la puerta. ¿Qué coño estás haciendo aquí? -dice con desprecio, sintiendo en lo más profundo de su alma el tono de voz con el que ha pronunciado las palabras
Dakota se mueve de un lado para otro detrás de la puerta, nerviosa, ansiosa porque esa mujer se vaya de su hogar.
- Déjame entrar y te lo explicaré.
- No quiero saberlo. Lárgate. -su tono arrogante sigue en pie, y mira por la virilla de la puerta tras unos segundos de profundo silencio
- Dakota tu padre ha muerto. -dice por fin al otro lado de la puerta
La noticia la pilla por sorpresa y se convierte en la causante de que su cuerpo se hiele de inmediato, provocando que acabe en un segundo en el suelo, arrodillada y con lágrimas recorriendo sus mejillas. Esto no puede estar pasando. El mundo no puede ser tan cruel con ella en un mismo día. ¡¿Es que no ha tenido suficiente haciéndola pagar mientras vivía en la calle?! Se lleva las manos a la boca y ahoga el llanto enterrando la cabeza entre sus piernas.
Se desahoga mientras pasa por su mente, como un carrete de película antiguo, escenas de su niñez junto a su padre. El único que realmente se ha preocupado por ella durante toda su vida, pero que acabó cayendo en las garras de la manipulación de su madre. Y ahora está muerto, y ella ni siquiera ha tenido la decencia de ir a verlo antes de que todo esto ocurriera. Definitivamente, si estaba dispuesta a perdonar a alguien, ese era su padre.
- Yo no tengo ningún padre. -logró decir recomponiendo su voz y continuó intentando convencerse de las palabras que iba a decir a continuación: -Mi padre murió en el momento en el que se alió contigo.
- Dakota, por favor.
- ¡Lárgate de aquí! -la furia se apoderó de ella y gritó mientras caía sobre la puerta de entrada, llorando por la impotencia, por el cúmulo de cosas que tiene que estar soportando
El karma lo estaba pagando con ella ni siquiera tenía un razón con peso. Lo único que ha hecho en la vida ha sido trabajar estafando a personas por amor. Un amor ciego, obviamente. ¿De verdad mereció la pena tanto ese amor como para estar pagándolo de esa manera? Se levanta de la puerta y mira hacia el techo, para decir entre lágrimas:
- Papá, si me estás viendo, quiero que sepas que te perdono. Nunca has tenido la culpa de nada. Has sido una simple marioneta en las manos de mamá. Por favor, no vuelvas a abandonarme nunca y cuida de mí desde ahí arriba. -su discurso se ve interrumpido por nuevos golpes en la puerta, por lo que Dakota no puede hacer otra cosa que contestar agresivamente - ¡Te he dicho que te largues!
- Dakota. Soy yo. Sophie. Ábreme la puerta tesoro
Sin dudarlo ni un segundo, se gira y abre la puerta y en cuanto ve a Sophie se abalanza sobre ella.
- Sophie... -susurrá entre lágrimas y con el corazón descompuesto
- Tranquila Dakota. Estoy aquí. -Sophie la abraza con fuerza y la conduce hasta el interior mientras le seca las lágrimas con una sonrisa y susurros de "Todo va a estar bien"
Ambas se sientan en el sofá y se quedan ahí, abrazadas, durante unos minutos, los suficientes como para que Sophie le pida a Dakota que se calme mientras ella le prepara una tila.
- Escucha. -dice poniéndole la taza con la tila entre las manos -Yo también he pasado por lo que tú has pasado, y créeme, sé que ahora nada podrá consolarte. Comenzaras a sentir de pronto un vacío en el pecho y falta de aire. Sin embargo, cuanto antes admitas por ti misma que la vida sigue, que hay gente ahí fuera que te necesita, antes te recuperaras. La muerte de un padre es muy dura. Pero así es la vida, así es el ciclo vital, nuestros padres tienen que morir antes que nosotros, y nosotros debemos recordarlos siempre por los buenos momentos.
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SAME OLD LOVE
RomanceLa mañana en la que la que los caminos de Dakota Moore y Lucas Lewis se separaron era triste, fría y oscura, y al igual que el clima, sus caminos cambiaron de ser de rosas a ser de espinas. Sin embargo, a pesar del odio que uno al otro se profesan...