- Lo sé. Estoy perdidamente enamorado de Dakota.
- ¿Y qué vas a hacer al respecto? ¿Martirizarte hasta que se te pase allá por el año 2080? –Alan levantó la botella reivindicarse en contra de la actitud de su hermano, que le sacaba de sus casillas. –Yo solo te lo voy a decir una vez más: tu familia, tu verdadera familia es aquella que te quiere y que te apoya por encima de todas las cosas, y créeme hermano cuando te digo que tanto papá como mamá o yo os apoyaremos si decidís volver, porque tu felicidad no se compara con ningún comentario estúpido de la prensa. Deja de lloriquear por las esquinas y reconquista a Dakota porque chicas como ella solo se encuentra una vez en la vida; te ha convertido en una mejor persona, desprendías felicidad y buen sexo por cada poro de tu piel por dios... Daba asco mirarte en la oficina.
Alan apoyó una mano en el hombro de Lucas, que se había mantenido en silencio tras su relato corto. Cuando lo miró sostenía la botella de agua en la mano y se disponía a levantarse.
-Te dejo solo con tus pensamientos. Mi estómago me reclamara para que le haga algo de comer.
Cuando el despertador de Dakota sonó la mañana del lunes, sentía como si le estuvieran clavando cuchillos afilados en cada milímetro de su cabeza. Su intento de no pensar en Lucas ni derramar una lágrima por él tuvo más fallos que el transbordador espacial Columbia. De Orange is the new black pasó a Titanic, y de Titanic a hundirse entre sus propias lágrimas. En el primer momento en el que vio a DiCaprio visualizó su final y no pudo evitar identificar su final fatal con el final fatal de aquellos enamorados.
Con el alma por los suelos y los ojos como tomates, se metió en la ducha y, posteriormente, salió para meterse en un vestido rosado. Tenía que ir a ver al jefe de Max. Bueno, tenía que ir a ver a su futuro jefe.
Con las llaves en mano y el bolso de charol negro colgado del hombro izquierdo sale directa a la calle, atravesando una manzana con tacones para poder coger el autobús que la deja justo en la oficina de Max. Como en las últimas semanas, es en los medios de transporte públicos donde reúne las fuerzas necesarias para contestar a los mensajes, quizás porque sabe que si está rodeada de gente no podrá derrumbarse psicológicamente. Tiene mensajes de Jean, de Alan, de Ethan, del grupo con Alex y Chloe de Walmart y de las chicas de la pasarela. Decide comenzar por Jean.
Llámame en cuanto puedas. –le pide
Pasa a Alan. Sin embargo, no accede a ese chat porque está demasiado segura que el tema de la conversación estará relacionado con Lucas y, después de subrayar que el perdón no tiene solución, no le apetece remover más sentimientos. La conversación con Ethan no tiene ningún mensaje que contenga un "Tenemos que hablar" ni ningún derivado de esas palabras, sino que tiene un simple:
Buenos días. ¿Por qué no me avisaste cuando te despertaste? Te hubiera llevado yo.
Con un peso menos en la espalda, tecleó sobre el teclado más relajada:
No quería despertarte. Además, tardé solo diez minutos en llegar a casa.
Menos mal que tengo turno de tarde esta semana porque creo que aún tengo alcohol en las venas :S –añadió Ethan, contestándole casi al mismo tiempo que Dakota enviaba la respuesta
Yo estoy en el bus, de camino a la oficina de Max.
¿Por qué? ¿Más problemas con Mr. Lewis?
No. Entrevista de trabajo. J
¿Sí? No me habías dicho nada. En cuanto acabes dime qué tal.
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SAME OLD LOVE
RomanceLa mañana en la que la que los caminos de Dakota Moore y Lucas Lewis se separaron era triste, fría y oscura, y al igual que el clima, sus caminos cambiaron de ser de rosas a ser de espinas. Sin embargo, a pesar del odio que uno al otro se profesan...