Con el ánimo por las nubes y una energía capaz de revitalizar hasta a una estrella que se ha apagado por el desgaste, Dakota se levanta con cuidado de la cama, rebusca una camiseta en el armario de Lucas y sale dirección a la cocina. Coge un par de huevos y beicon y lo fríe en una sartén mientras pone a calentar un par de rebanadas de pan. Una vez están hechas, las rellena con el beicon y huevos y las pone en una gran bandeja de madera junto a un par de madalenas, un zumo de naranja, un vaso de agua y una taza de café cargado. Lo hace con cuidado e intentado hacer el menor ruido posible. No quiere que Lucas se despierte, aunque si se tratase de ella, se hubiese despertado solo con el olor que desprende el pan tostado.
Entra en la habitación abriendo las puertas que había dejado entreabiertas con el culo. Deja la bandeja en su lado vacío de la cama y se acerca hasta Lucas por el otro lado. Lo abraza por detrás y deposita una serie de besos a lo largo de su cuello. Lucas suspira, emite sonidos no entendibles y se gira despacio y poco a poco.
-Buenos días, dormilón. -le dice Dakota mientras acaricia su pelo, mirándolo fijamente, disfrutando de cada figura que forma su rostro, tranquila y apaciguada.
-Mmmm... -logra decir con los ojos aun cerrados, y entierra su cara en el pecho de Dakota.
-Te he preparado el desayuno, cariño. No recordaba a un Lucas dormilón -tras cada palabra pronunciada, deposita un beso en su cabeza.
-Nunca había tenido paz. -sentencia. Hace un movimiento brusco y coloca a Dakota encima de él.
-¿Tu erección es símbolo de la paz? -pregunta Dakota divertida
-No. -abre los ojos. -Es símbolo de que no te voy a dejar salir de esta cama en todo el día. -acercó la cara para poder besarla en los labios.
-¡Eh! -le paró colocándole el dedo en los labios. -Te quiero muchísimo, pero no voy a dejar que me beses con ese olor mañanero en la boca. ¡Desayunemos! -y se quita de estar encima de Lucas. -Siéntate. -le ordena.
Dakota se acerca a la cómoda y enciende la radio. Lucas ya está sentado en la cama, bebiéndose la taza de café.
-Acompáñame. -le pide Lucas estirando el brazo
Se acerca encantada con una sonrisa y se sienta a su lado. Ahora sí, depositando un largo beso en sus labios.
Así es como pasan el resto del día, entre las sábanas de la cama de Lucas. Tras el desayuno hicieron el amor. Después, encendieron la televisión y el DVD dispuestos a ver una película, pero cuando llevaba media hora de duración, la pararon. Lucas se deshizo de los brazos de Dakota y comenzó a besarla por todas partes. Esta se excitó y no pudo evitar que su cuerpo se estremeciera ante sus embestidas.
El almuerzo le tocó hacerlo a Lucas, que pedía con voz de cachorro que Dakota lo ayudara, pero no lo consiguió. Lo que consiguió fue que hicieran el amor en la encimera de la cocina cuando hubieron acabado de comer.
Acurrucados en el sofá, Dakota y Lucas se pusieron al día sobre lo que habían estado haciendo todo este tiempo. Ambos intentaba evitar cualquier mención a algún posible rollete que no habían tenido, pero que sabían que si eran mencionados, se convertirían en problemas, como por ejemplo Ethan, que, aunque no llegó a nada con Dakota, si se besaron e incluso intentó mantener relaciones sexuales.
A las siete de la tarde, Dakota le suplicó a Lucas que la llevara a su casa, necesitaba pasar por allí para coger ropa y poder ducharse. Olía demasiado a sexo y le desagradaba. Pero Lucas se lo prohibió y, tras una ducha llena de sexo oral y no oral, Dakota se puso uno de sus calzoncillos y otra de sus camisetas. Eso sí, a los calzoncillos tuvo que darles una vuelta, se le caían. Lucas respondió a ese hecho diciendo que lo hacía queriendo, que pretendía que le hiciera el amor de nuevo y que iba a provocar que se quedara sin libido en el cuerpo.
ESTÁS LEYENDO
SAME OLD LOVE
RomanceLa mañana en la que la que los caminos de Dakota Moore y Lucas Lewis se separaron era triste, fría y oscura, y al igual que el clima, sus caminos cambiaron de ser de rosas a ser de espinas. Sin embargo, a pesar del odio que uno al otro se profesan...