Si Lucas supiera elaborar una bomba para poder tirarla en su propio despacho, lo haría. Se había levantado apaciguado, comprensivo y dispuesto a comerse el mundo de las finanzas. Sin embargo, han sido las circunstancias quienes se lo han comido a él. Lo quisiera o no, Dakota era la cura de su enfermedad y hoy parecía su enemiga. Después de todo lo que estaba consiguiendo, hoy lo ha echado por la borda.
Lucas toma aire y deja de pasar de un lado a otro de su despacho.
-¿Se puede saber quién la ha dejado entrar aquí y por qué no ha tenido vigilancia? -Lucas pone los brazos en jarra y mira a Claire fijamente, esperando sus explicaciones.
-Yo, lo siento mucho señor. Vino antes de ayer y me dijo que le entregara un sobre, pero no pude dárselo porque no estaba en la ciudad. Esta mañana ha venido enfadada y ha entrado directamente a su despacho, y cuando se lo ha encontrado vacío, se puso histérica y revolvió todas sus cosas. No pude evitarlo. Fue más rápida que yo.
-¿Qué contenía el sobre? -Lucas se quita la chaqueta y rodea la mesa, y los folios y objetos del suelo, y la coloca sobre su silla.
-No lo sé, señor. Es confidencial. ¿Se lo traigo?
-Sí, por favor.
-¿Quiere que llame a limpieza para que ordene todo esto?
-No se preocupe, Claire. Yo me encargo. Es documentación importante.
-Enseguida vuelvo, señor. -y desaparece por la puerta.
Lucas se agachó a recoger los folios que había en el suelo, subiéndose los pantalones un poco para que no le apretaran la entrepierna. Se agachó porque había empezado a sentirse...mal. Tenía una presión, como diría su abuela, en la "boca" del estómago. Y claro, esa presión, ardor, sensación molesta... era por saber que Dakota había estado, de nuevo, en la misma habitación que él y no había podido verla.
-Aquí tiene señor. -Claire entró en el despacho y extendió el brazo para que Lucas alcanzara el sobre.
-Gracias Claire. Como le dije antes, no me pase ninguna llamada ni visita.
-Claro, señor. -y se va, de nuevo, a seguir con sus tareas.
Lucas se termina de colocar algunos folios y aprovecha para sentarse en su silla, cerca de la mesa, donde aprovecha para abrir el sobre. El sobre es de tamaño A4 en un tono rojo oscuro, casi burdeos. Tenía escrito en el dorso "Lucas Lewis" con un bolígrafo negro de tinta líquida. La parte de atrás venía sellada. Lucas alcanzó el abrecartas y antes de proceder a abrirla, se la acercó a la nariz. Era Dakota. Era su perfume. Más presión en el estómago. Introdujo el abrecartas por unos de los lados, rompiendo el papel con delicadeza. El sobre contenía una carta que rodeaba otro documento. Dejó este último en la mesa, boca abajo, y leyó la carta:
Lucas se levanta de la mesa sobresaltado. Ahora comprende la reacción de Dakota: la había dejado tirada en un hotel que había alquilado solo para que pudieran reconciliarse. El transcurso de los acontecimientos estaba siendo más difícil de lo que nunca había pensado. Y, aunque suene hipócrita, nunca antes había pensado en una Dakota muriendo a lágrimas, sola, triste...
Se levantó del sillón, cogiendo la chaqueta a su paso, y salió del despacho con la cara descompuesta. Debía encontrarla. Le había fallado, de verdad. Se metió en el ascensor sin dar explicaciones y cogió a Angelina. Necesitaba ir a verla cuanto antes, y la velocidad de Angelina sería capaz de proporcionársela. Su primera parada fue su nueva casa alquilada. Aparcó en doble fila, porque estaba dispuesto a secuestrarla y recompesarle todo lo que había hecho por él; todo el esfuerzo, todo el amor que debería estar dándole desde que le envió aquel primer email.
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SAME OLD LOVE
RomanceLa mañana en la que la que los caminos de Dakota Moore y Lucas Lewis se separaron era triste, fría y oscura, y al igual que el clima, sus caminos cambiaron de ser de rosas a ser de espinas. Sin embargo, a pesar del odio que uno al otro se profesan...