Capítulo 29

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-¿Te sorprende verme aquí?

Estoy anonadada. No entiendo, ¿qué está pasando?

-Rebecca Reynolds, necesito a alguien como tú. Eres linda, creo que haríamos un buen equipo.

-¿Para qué? ¿Solo para usarme y ganar dinero?

-Fue un momento de debilidad -refunfuñó.

-Me traicionaste, confíe en ti. Te conté tantas cosas... Ni creas que vas a recuperar mi amistad. Mereces morir quemado.

-Es mejor que seamos aliados. Brianna planea algo extraño, realmente no sé qué, pero te incluye a ti.

-No te metas, es mi asunto. Sal de aquí -se acerca a mí a paso lento. Me habló al oído.

-De mí no te podrás alejar, tengo que ser tu sombra e intentar cuidarte o hundirte como lo que eres una basura.

-No tientes tu suerte Bullsom, en un abrir y cerrar de ojos puedes amanecer bajo tierra -lo amenacé. Salió de la habitación.

-¡Lo odio! -grité.

Empiezo a desempacar mis maletas, mientras tomo apuntes de lo que necesito.

Lista

+ Maquillaje.

+ Vestidos.

+ Zapatos Altos.

+ Carteras.

Tocan mi puerta. Genial, ¡dónde sea Bullsom lo agarro a guantazos!

-¿Ya buscaste algo para ponerte? Visitarás a la víctima esta noche, se encuentra en una discoteca de la localidad, que actualmente le pertenece, pero la maneja su hijo. Debes arreglarte e intentar acercarte, gana terreno Becca.

-Primero que todo, deja de llamarme Becca. Soy Hayli -hice hincapié en la última- segundo; no tengo ropa sexy, necesito tiempo para arreglarme el cabello, las uñas. Te advierto: espero que sea la última vez que me avisas algo de un momento a otro. Haremos esto a mi modo, ¿entendido?

-Tranquila, muñeca -levantó los brazos.

-Mantén a tu perrito lejos de mí, no fue agradable verlo en mi habitación. Lo quiero fuera de esto Brianna.

-¿Bullsom estuvo aquí? -preguntó alarmada.

-¿No me estás escuchando?

-Esto está mal, debo irme. La información del local está en tu nuevo teléfono -señala la mesita de centro-. En el armario hay atuendos de tu talla y a al fondo están los zapatos. Las llaves del carro están sobre la cama y te llamas Zulayn Mitch que no se te olvide.

-Bien -la escucho correr, esto no tiene buena pinta. Después de cuarenta y cinco minutos me siento satisfecha con el resultado final.

Poseo una trenza de espiga que cae sobre mi hombro izquierdo, perfectamente desaliñada. El vestido destaca lo necesario es one shoulder su manga es de encaje azul marino con detalles en dorado. En el área de la cintura resalta un fajón de dos pulgadas y medias. Me fascina la falda del vestido, la abertura en la pierna izquierda me vuelve loca; además llevo un maquillaje ligero, zapatos y un bolso de mano en color dorado.

Salgo de la habitación, ya en el ascensor veo a un hombre de tez morena sacarse algo de los dientes y me entra la risa.

¡Se me ha olvidado lavarme los dientes!

Él me fulmina con la mirada y me río a carcajadas, intento taparme la boca, pero es inútil. Ya no puedo parar de reír, le pido disculpas, empiezo a explicarle y es en vano ambos entramos en un ataque de risa.

-Tienes una sonrisa maravillosa. Me encantaría quedarme, pero tengo prisa -me da su tarjeta de presentación.

-Gracias -se cierran las puertas, subo a mi piso nuevamente, corro hacia el lavado.

Se supone que debo ser una diva, ¿cómo se hace eso? Creo que si solo sonrió y saludo estaré bien. Bueno saludar no, solo coquetear.

En el expediente de Collen Hummer destacaba su adicción al cigarrillo.

Es ambicioso, les gusta poseer cosas, la relación que mantiene con su esposa es solo de interés. Tiene un hijo de mi edad su nombre es Firz Hummer, en vicepresidente de la empresa familiar. Se dedican al negocio de bienes raíces, son los mejores en este campo.

El señor Hummer siente debilidad por las mujeres de ojos azules, por lo que tuve que usar lentes de contacto.

Estoy llegando a mi lugar de destino, el valet parking recibe mis llaves con gusto. Le guiño un ojo y sigo mi camino, llego al bar.

-¿Qué le sirvo señorita? -me pregunta el barman.

-Un Aromati caipi, por favor.

-Enseguida -lo preparó con mucha agilidad, le pago la bebida-. Aquí tiene -me tiende el cambio-. Es tuyo -le sonrío.

Inspecciono el lugar, busco a mis víctimas. No hay señales de ninguno, dejo el vaso en la barra y doy media vuelta.

-Disculpe señorita -me volteo-. ¿Usted es Zulayn Mitch?

-Sí, soy yo. ¿Qué sucede?

-Le reservaron una mesa en la segunda planta, ¿me puede acompañar?

-Claro con gusto, ¿quién la reservó?

-Su hermana -por lo menos tiene claro lo que es mejor para mí.

Tomo asiento, miro a mi alrededor y aún no veo a nadie. Me estoy comenzando a impacientar. Suena mi móvil.

NO HAGAS NINGUNA ESTUPIDEZ. LOS HUMMER ESTÁN A TU DERECHA.

Es cierto, allí están, llamo al camarero y le pido que envíe ostras a la mesa de los Hummer.

Cuando veo que el camarero se acerca con la orden, me paseo justamente al frente de su mesa, camino hacia el baño. Me retoco el maquillaje, escucho jadeos ¡Oh! ¡Así bebé! ¡No pares! ¡Ah! Me echo a reír, es muy incómodo todo esto. Al salir alguien sujeta mi brazo y me estrella contra la pared.

-No es bueno enviarle ostras a un hombre y mucho menos si la que las envía se ve tan apetecible -me dijo el señor Hummer.

-¿Las disfrutó?

-Quedé con ganas de más... -su mirada era la de un lobo hambriento.

-Eso es buena señal -me muerdo el labio.

-¡Joder! -este gesto siempre funciona- Necesito saber quién eres. Nunca te había visto por este lugar.

-Llámeme intrusa -sonrío con suficiencia-. Es la primera vez que vengo y espero no volver a hacerlo. He visto mejores instalaciones.

-¿No te gusta el lugar?

-No. Que tenga linda noche -me muevo con elegancia.

-Por lo menos dime tu nombre -suplicó. La verdad tiene unos ojos hermosos.

-Ya le dije como llamarme, por cierto, debería ser más amable con las damas. Demuestre que tiene modales, señor...

-Collen. Collen Hummer.

-Bien.

Voy hacia mi mesa y él me sigue.

-No le dije que tomara asiento -lo miré seriamente.

-No le pedí su consentimiento.

-Aclaremos algo aquí entre nosotros -nos señalé- está surgiendo algo. ¿Lo siente? -tiene que tener claro quien tiene el control.

-Lo siento, pensé que no te llegaría el olor -no puede ser, me río a carcajadas. Esperaba todo menos una situación tan embarazosa.

Regresa a mí de Ana G. Best [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora