-Salgan de la habitación atenderemos a la paciente -está presentando una convulsión-. Enfermera colóquela de lado con cuidado. Contando: uno, dos, tres... La convulsión ha durado aproximadamente dos minutos. Tenemos que descubrir cuál fue la razón que provocó la convulsión. Esperemos que se recupere, por ahora la tendremos en cuidados intensivos y quedan prohibidas las visitas.
«Naneth, Naneth» trato de decirlo en voz alta, no puedo hacerlo. La enfermera me mira.
-¿Estás bien?
«No puedo hablar, me siento impotente lo único que puedo mover son los ojos. Así que los ruedo lentamente.»
-Te mejorarás, Becca. Solo debes poner de tu parte.
«Necesito saber la razón por la cual no puedo hablar».
-Sé que quieres salir de aquí, pero el Dr. Trumpinxh quiere vigilarte de cerca; tu situación es un tanto delicada por eso es necesario controlar tú ritmo cardíaco, la presión arterial, la temperatura y la concentración de oxígeno en la sangre, a la vez se presume que presentas un estado de estupor.
«¿Estado de estupor?»
-El estado de estupor es la falta de respuestas verbales y motoras a estímulos. Según estudios puede durar días, meses hasta años.
«Santa Madre» -pensé.
-No te alarmes todo depende de cómo reacciones a los medicamentos que te suministremos. ¡Vuelvo enseguida! -Salió de la habitación.
-Así que tuviste una convulsión -dijo Brianna, mientras entraba.
«Por favor que se vaya de aquí, ayuda».
-Me siento tan mal de que estés postrada en esa cama, preferiría estar yo en tu lugar. Lamento mucho que no puedas hablar, Becca.
«Y yo todavía no entiendo que haces aquí, se supone que me prohibieron las visitas. Deberías irte»
-Dicen que el chico que iba contigo un tal Nanetho, Nathan o como se llame. Está en coma -sufrió la peor parte del accidente-. Y necesitan que les proporciones información.
«Oh Dios, Naneth en coma. Todo es mi culpa, debo verlo y comprobarlo por mí misma»
-La verdad... No sé qué puedas hacer en este estado. Vino a verte tú perrito faldero -afirmó ella.
«¿Qué perrito faldero?»
-El grandote que trabaja contigo, es de tez morena, cuerpo atlético, cabello rizado, barba corta y hombros anchos.
«¡Bullson está aquí!»
-Creo que se llamaba Buzón, quería verte.
«Déjalo pasar, quiero que te saque de la habitación».
-Lo haré pasar -camina hacia la puerta, mira a ambos lados- ¿Buzón?
-Me llamo Bullsom -la corrigió.
-Como sea, deberías cambiarte el nombre por algo más atractivo por ejemplo Adam, Travis, Trenton incluso podrías llamarte Christian.
-Y tú deberías volver a nacer, con permiso -le dijo Bullson mientras entraba a la habitación.
«Bananon, viniste a verme».
-¡Oh Gruñoncita! mira como estás, lo siento mucho, mi obligación era cuidarte y he fracasado.
-Becca, me tengo que ir. Greg está afuera esperándome -Brianna se estaba despidiendo-. Adiós.
«No llores Bullson».
-Necesito que mejores, mi vida ya no es la misma. ¿Con quién cantaré si no te mejoras? ¿De quién me voy a burlar todos los días? ¿A quién voy a abrazar si no estás tú? Vamos Gruñoncita, vuelve a ser la misma. Pon de tu parte, prometo comprarte al gatito que vimos la otra vez en Liz's Pet Shop, pero por favor regresa -sollozó, me partía el alma verlo así.
-Me estás mojando la bata -logré articular.
-¡Oh por Dios estás hablando! -gritó Bullson.
-No tienes que gritar.
-Ya, tranquila.
-Me debes ese gato, quiero al peludito -sonreí.
-Pero ese estaba espantoso.
-Las promesas se cumplen.
-Interesada, ¿Qué fue lo que pasó? ¿cómo ocurrió el accidente?
-No recuerdo nada, solo sé que Naneth se había enojado tanto que pisó el acelerador y salió volando del carro.
-¿Acaso él es un imbécil que no sabe conducir?
-Bullson cálmate, me urge saber si ha venido alguien más a verme.
-Solo un muchacho que estaba con tu hermana -entonces es cierto que Dudson estuvo con Brianna, pensé que lo estaba imaginando-. ¿Me lo podrías describir?
-Ya te he dicho que no soy homosexual -sentenció.
-¿Tan siquiera te fijaste en su ropa?
-Ya te he dicho que no sirvo como fashionista. Cuando entenderás que los hombres agarramos lo primero que veamos en el armario, lo importante es que nos quede. Y tener un buen par de zapatillas.
-Eres tan patético -sonreí- ya te puedes ir.
-¡Claro que no señorita! Te dejé una vez y viniste a parar en un hospital. ¿Acaso no tienes piedad de mi pobre corazón?
-Pensé que tenías un reloj despertador allí dentro.
-Que chistosa, dime la verdad ¿quieres? ¿Por qué me haces tantas preguntas? ¿Te enteraste de algo?
-Escuché a Brianna hablar con alguien y no fue muy agradable la conversación. Planeaban hacerme daño, por eso necesito saber la descripción de aquel hombre.
-Lo siento, Gruñoncita. No me fijé -se disculpó Bullson.
-¿Podrías llamar al doctor?
-Por supuesto -dijo él.
-Me alegro de que estés mejorando -comentó el doctor sin dejar de tomar apuntes.
-Quiero ver a Naneth -no soporto seguir acostada en esta cama.
-Primero tengo que hacerte unos exámenes, para descartar daños cerebrales. Te harán una resonancia magnética y luego una tomografía por si acaso. Recuerda que duraste cuatro días en estado de estupor.
Me llevan a la sala de Radiología. En el camino me encuentro a un chico que lloraba desconsoladamente. Hago que la enfermera se detenga ya que me transportaba en silla de ruedas y me acerqué al joven.
-¿Por qué lloras? -le pregunto.
-Acaba de morir -gime- de cáncer de mama. Ella era mi razón de ser, me desesperaba incluso me volvía loco, pero amaba todo de ella desde sus regaños hasta sus abrazos. Me ayudó a dar mis primeros pasos, me tuvo en su vientre por nueve meses. Y me educó por 20 años, solo deseo poder decirle cuánto la amo, agradecerle por cada jalón de oreja y por cada palabra de aliento. Me arrepiento de no decírselo todos los días, ¿sabes qué es lo peor de todo esto? Que me ocultó su enfermedad, se dedicó en cuerpo y alma a cuidarme, protegerme y enseñarme el valor de la vida. Y hoy comprendo que debo ser el mejor amigo, de todos los que me estiman, el mejor novio y esposo para aquella chica que decida formar una familia a mi lado. Y que debo ser el mejor padre para mis hijos y mostrarles que los problemas son el empuje de una nueva meta. Te juro que cuando me case amaré con locura a mi esposa, me empeñaré en hacerla feliz todos los días de mi vida, lucharé por sacarle una sonrisa y la besaré como si fuera la última vez.
-No sé qué decirte, pero te digo que tu mamá donde sea que se encuentre, está muy orgullosa de ti. Ánimo ya sabes lo que quieres solo te falta hacerlo realidad. No pierdas la fe, lucha por ser mejor cada día y Dios te mostrará el camino que debes seguir.
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Regresa a mí de Ana G. Best [Parte I]
BeletrieSumérgete en esta historia que desatará todos tus sentidos, mantente alerta, porque lo que viene te sorprenderá. Mí nombre es Rebecca Reynolds o eso creía. Una historia fuera de lo común. ¿Crees que podrás leerla? -Formo parte del movimiento #EDLR...