Había quedado inconsciente por segunda vez y fui despertada por un valde de agua fría en mi cara.
"No es hora de dormir princesa." dijo con voz enojada el fortachón.
"Ya les he dicho que no se ni de que me hablan." dije como pude.
No sé que tanto tiempo llevábamos así, pero no me sentía el lado izquierdo de mi cara y me dolía horriblemente mi costado derecho. Mis muñecas estaban toda magulladas y cortadas por las cadenas de las que me tenían suspendida. Estaba empezando a perder toda esperanza y estaba segura que no saldría de esta. Nunca había estado tan cerca de la muerte como ahora.
"Ella no sabe nada, dejémoslo así." dijo el tipo del pasamontañas.
"Como es posible que la única persona cercana al Diamante no sepa dónde pone todas sus cosas mas preciadas. Te hemos observado muy bien. A penas si sales de su humilde hogar."
Se me escapó un jadeo, me han estado vigilando todo este tiempo, nunca he estado segura con Rackozy y nunca lo estaré. La realización de este momento me llevó a tomar la decisión de que si de alguna manera salía viva de esta no lo volvería a ver jamás.
El fortachón me agarró con furia por los cabellos y me obligó a que lo mirara a la cara.
"Tu y yo seguimos en lo nuestro luego."
Me soltó de golpe y salió sin decir nada más, el tipo del pasamontañas se quedó mirándome como si me tuviera lástima. No quería eso de el ni de nadie.
"Lárgate!" Le dije con la poquita fuerza que me quedaba y creo que me volví a desmayar.
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El Diamante
RomanceLa vida de Maura Prym no tenía muchas emociones, hasta que conoce al traficante de piedras preciosas más buscado, haciendo que todo diera un giro para ella.
