Capítulo 10

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Un picor en la espalda me hizo revolver entre las sábanas calientes de mi cama. Hice a un lado la molestia y volví a acomodarme para seguir durmiendo.

Cuando el picor cedió, sentí algo intentando hacer paso por debajo de mi, de un brinco salí de la cama con las sábanas enredadas en mis piernas haciendo que aterrizara de bruces en el piso. Cuando pude quitármelas, miré con cuidado a lo que había encima de mi cama, me topé frente a frente con la carita de Wenni, ya se me había olvidado que estaba aquí, solté un suspiro de alivio y lo agarré para arrullarlo en mis brazos.

"Jesús, Wenni! Casi me matas del susto."

Me tiré en la cama sentada en forma de indio y acomodé al mapache en mi regazo. Mi celular empezó a sonar descontroladamente haciendo que mi pobre mascota saltara y me cayera en la cara, sus garritas, aunque aun eran pequeñas me arañaron la mejilla, eso podía explicar el ardor que sentí en la espalda.

Tomé la llamada, era Dante.

"Lista para trabajar?"

"Sí, supongo."

Con tono indignado dijo. "No me digas que te acabo de despertar!" Supongo que mi voz aun ronca me delató.

"No! Alguien más te ha tomado la delantera." Le rasqué la cabecita a Wenni.

"Alguien más?" Quería sonar desinteresado pero había algo en su tono que lo delataba.

"Sí, alguien más." Usé un tono mortificador.

"Espero que ese alguien más no te haga llegar tarde a tú primer día de trabajo. Soy muy exigente." No dio tiempo a nada, él colgó.

Y a este qué le pasa?

Me quedé con cara de intriga mirando el celular y unos segundos después sonó y vibro en mis manos indicándome que tenía un nuevo mensaje de texto. Wenni volvió a saltar pero esta vez lo sostuve antes de que llegara a mi cara. Sabía que los mapaches eran buenos trepando pero esto ya era ridículo!

El mensaje de Dante decía la hora exacta y la dirección del lugar donde debía ir, que según él, era su oficina.

No tenía mucho tiempo si quería llegar a la hora que Dante decidió que ocurriera nuestro encuentro. Puse a Wenni en la caja de zapatos -no se como salió de ahí para empezar- y lo llevé al baño conmigo para vigilarlo mientras me duchaba. Me cambié rápidamente, eligiendo un atuendo cómodo pero elegante -me estaba tomando esto de lo ser socia muy en serio- con unos tacones moderados. Cepillé mi pelo y añadí un poco de maquillaje. Tenía exactamente quince minutos para llegar.

Una vez en mi carro, puse mi bolso en el asiento del pasajero y senté a Wenni en mi regazo, encendí el carro y sin esperar que se calentara un poco, salí hacia mi destino.

Cuando la voz irritante del GPS dijo que había llegado, pensé que la cosa se había vuelto loca. Estaba frente a un edificio de viviendas -bastante impresionante- y según Dante estaba supuesta a encontrarlo en su oficina. Me estacioné sin mucha ceremonia y baje del auto. No estaba segura de entrar, el lugar intimidaba un poco. Pude ver por la puerta enorme de cristal el lujoso lobby. No quería hacer el ridículo así que lo llamé.

"Estás cinco minutos tarde." Fue su respuesta.

Rodé los ojos. Él dijo a las nueve en punto y hubiese estado muy a tiempo sino fuera porque estaba debatiendo en si entrar en ese edificio o no.

"Estoy abajo, o eso creo."

"Por qué no estás segura?"

"Porque es un edificio de viviendas."

El DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora