Cuando llegué a casa, revisé los mensajes en el contestador y había uno de mi madre así que tomé el teléfono y me dispuse a llamarla, después de que sonara más de cuatro veces mi madre contestó, "Hola extraña!"
"Hola mamá! Que hacen? Por qué no contestaban?" Luego que formulé la pregunta algo pervertido cruzó por mi mente, así que mejor me rectifiqué. "No me lo digas, no quiero saberlo!"
Mi madre se echó a reír y dijo, "No es lo que estabas pensando. Lo que pasa es que Benedicto se ha quedado atrapado de nuevo en una de las matas de la huerta de tu padre!" La voz de mi mamá sonaba al tope de lo angustiada. Benedicto era uno de los cinco gatos de mis padres y me temía que al paso que iban, adquirirían más o me desheredarían y se lo dejaban todo a sus mininos.
"Ya veo!"
"Pero cuéntame, a ti como te va?"
"Bien."
"Solo bien? No me gusta tu tono de voz."
Rodé los ojos, "Sí, solo me va bien. Aún no he podido encontrar un trabajo estable mamá." Dije sin poder reprimir mi voz de niña en apuros.
"Ya sabes que si necesitas volver, esta siempre será tu casa, cariño."
"Mamá, ese no es el problema."
"Y cuál es?"
"Tengo veintidós años, no me iré a vivir con mis padres después que me he independizado lo suficiente como para vivir sola y en otra ciudad."
Mis padres vivían a una o dos horas de distancia (dependiendo el tránsito) en una pequeña ciudad de Massachusetts, yo por mi parte me encontraba en la misma ciudad de Boston. No estábamos muy lejos pero yo sentía que había logrado algo con el solo hecho de poner mis pertenencias fuera de la casa de mis padres.
"Lo sé, pero tienes que sentirte bien, otros a tu edad aún ni siquiera planean con vivir fuera de la casa de sus padres."
Ella estaba en lo correcto, pero eso no me haría ganar dinero para pagar mis cuentas y evitar gastar mis ahorros, que ya se estaban escaseando.
Antes de que pudiera responderle, escuché un portazo del otro lado del teléfono y a mi padre maldiciendo.
"Danny, nuestra hija está al teléfono, te podrías comportar!"
Me reí y le pedí que lo pasara al teléfono, pero como ya me lo presentía, Benedicto ahora mismo era más importante. Al parecer el gato estaba herido y mi papá estaba haciendo de médico. Me despedí cuando vi la hora, a penas me daría tiempo darme un baño y vestirme para mi salida de esta noche. Ni en mis sueños más locos pensé que aceptaría salir con un completo desconocido y mucho menos que ese desconocido era el que me traía media loca.
Nunca era de esas chicas que duran eternidades eligiendo que ponerse o quitándose y poniéndose ropas, de hecho era algo realmente molestoso para mí, pero para todo hay una primera vez. Ahí estaba yo con el dilema de no querer ponerme una ropa que sea demasiado impresionante pero tampoco quería lucir mal. Además tampoco sabía a qué lugar me llevaría, no sabía si vestir formal o casual.
Cuando me probé mi tercera opción, me di por vencida, me decidí a llamarlo y preguntarle a donde iríamos. Agarré el celular pero antes de llamarlo, me vibró y sonó en las manos, haciendo que casi lo arrojara por los aires en un acto reflejo.
Era Brianna, "Hey!" Dije tratando de no delatar mi estado de ansiedad.
"Hey. Que haces?"
"No mucho, y tu?"
"Nada, de hecho te estoy llamando para que vinieras y viéramos una película o algo así."
"Pensé que tú y Mike iban a salir esta noche." Me pareció un poco raro ese cambio de planes.
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El Diamante
RomanceLa vida de Maura Prym no tenía muchas emociones, hasta que conoce al traficante de piedras preciosas más buscado, haciendo que todo diera un giro para ella.