Estaba mentalmente despierta pero aún no podía abrir mis ojos. Me sentía extrañamente cómoda y cálida, sumergida entre suave sábanas y almohadas. Lentamente empecé abrir mis ojos y noté que todo estaba muy oscuro, lo cual me pareció extraño ya que siempre dejaba las cortinas un poco corridas para que la luz de la calle entrara un poco. Intenté sentarme pero algo me empujaba hacia abajo. Entré en histeria, me removí tratando de salir de lo que me tenía precionada y entonces fue ahí que oí un gruñido. Mi pánico solo iba en aumento.
"Qué pasa?" la voz ronca de Dante hizo que volviera en mi y recordara pedazos de la noche anterior. Oh Dios, había yo estado con él?
"Dante, suéltame..." lo que me tenía precionada a la cama era su brazo amarrado a mi cintura como la llave de un luchador de la WWE.
Volví a removerme tratando de librarme de su agarre nuevamente, esta vez logrando mi objetivo.
"Qué pasó anoche?" dije con un tono de histeria que ya era normal en mi cada vez que estaba cerca de Dante. Me senté en la cama y miré bajo las sábanas, todavía tenía mi ropa intacta, lo cual fue un alivio. Miré a Dante mientras se estrujaba los ojos para forzarse a estar despierto, lucía tan tierno con todo su cabello revuelto por las almohadas y sus ojos hinchados de dormir, tenía los labios más provocadores de lo normal. Esto estaba mal en muchos niveles.
"Cálmate y deja de mirarme así. Anoche no pasó nada, solo unos tragos y nos quedamos dormidos." su voz toda ronca hacía cosas en mi que no debería hacer. Dejé de mirarlo como un animal hambriento y me dispuse a salir de la cama.
"A dónde vas?" preguntó confundido.
"A mi casa" dije mientras frenéticamente buscaba mis cosas.
"Tu bolsa aún está en el estudio y para qué vas a tu casa si ya es horas de que estés aquí para trabajar."
Cierto, había dejado todo en el estudio y cierto a esta hora debería estar de camino hacia acá, me di cuenta cuando vi la hora en su reloj de la mesa de noche, pero de ninguna manera me quedaría aquí así.
"Lo siento pero necesito un baño y ropa. Voy y vuelvo."
"Puedes usar algo mío, no es nada."
El hecho de que ofrecerme su ropa fuera algo tan normal para él me irritó un poco. Lo miré fijamente a los ojos para qué pudiera ver que se estaba cruzando por mi mente. "Dante, acabo de despertar a tu lado, tu brazo estaba sujetando mi cintura. Si para ti eso es normal entre colegas, para mi no. Déjame poner unos cuantos kilómetros de distancia entre nosotros por unos minutos y deja de ofrecerme tu ropa!" Salí de allí y lo dejé sentado en la cama con una ceja levantada.
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El Diamante
RomanceLa vida de Maura Prym no tenía muchas emociones, hasta que conoce al traficante de piedras preciosas más buscado, haciendo que todo diera un giro para ella.