Capitulo 19

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En cuanto tomé mi bolsa del estudio salí prácticamente trotando de allí. Él hacía todo más difícil e incómodo, como si cada cosa que hiciera fuera muy normal o natural. Tenía que poner puntos sobre las íes antes de que me acabara de volver loca por él, porque al parecer yo no le afectaba ni un poquito.

Como si mi vida no estaba lo suficientemente enredada, mi madre tenía que llamar para hacer el nudo aún más grande.

Contesté al cuarto timbrazo.

"Hey!" su voz sonaba mas alta de lo normal, lo que hizo que me pusiera ligeramente sospechosa.

"Hey?"

"Cómo está todo?"

"Todo bajo control."

"Me alegro preciosa."

Preciosa? Juro por lo más sagrado que mi madre se tomó algo.

"Y dónde estás?"

No podía decirle que estaba llegando a la casa a estas horas, me fui por el lado seguro.

"Estoy llegando al trabajo, casi tengo que colgar."

"No cuelgues! mi llamada es en realidad para saber si vendrás para el día de acción de gracias?" su tono esperanzado me dio un golpe bajo. Ella sabía que no era muy fan de tantas celebraciones que involucraran toda nuestra familia, nosotros solo éramos tres, sin contar los gatos por supuesto, pero todo se volvía horrible cuando se juntaban todos mis tíos y primos bajo un mismo techo. El año pasado la palabra desastre no podía describir con exactitud lo que pasó allí.

"mamá!"

"Lo sé, lo sé, pero te prometo que este año tu papá y yo tendremos todo bajo control."

"Sí, claro, como todos los años anteriores!"

"Por lo menos piénsalo si?"

Suspiré y dije "Está bien, lo pensaré..."

Antes de que colgara oí que decía "Dile a Brianna que venga!"

*******

Dante y yo nos sumergimos en la misma rutina toda la semana, solo hubo un percance cuando íbamos a entregar una de las joyas que había terminado, era un anillo de compromiso que había diseñado en oro blanco con pequeños zafiros en el borde y una enorme piedra de diamante en el centro. Dante se había empeñado en que quería ir con Raúl y conmigo, no era lejos y según él le serviría de paseo. Resultó ser una emboscada, el pedido, las exigencias del tamaño de las piedras, el lugar de encuentro, todo, solo para robarnos y largarse. Gracias a Raúl (y a Dante, que tiene habilidades de ninja) no pasó nada grave y esos tipos no se salieron con la suya. Me digo a mi misma que eso no es nada, aunque no puedo decir lo mismo de Dante, para él fue como el presagio de la tercera guerra mundial, así que hoy, en mi tercer día en las clases de defensa personal, él decidió participar.

"Ya tomaste café?" Le pregunté mientras me dirigía a la cocina, para mal o para bien, me había familiarizado bastante en su casa.

"No y no quiero gracias, no soy un adicto como tú y tampoco deseo que me conviertas en uno." respondió mientras hacía no se que cosa en su celular, del cual, para variar, no se despegaba.

"Muy gracioso!"

"Si no fue un chiste." dijo con amplia sonrisa mientras subía su mirada y la conectaba con la mía, yo la retiré como hacía cada vez que sus ojos profundos me miraban.

"No sé cual es tu interés en estar en estas clases, el tipo es bien y apenas tenemos dos días en esto." me senté a su lado en la barra de desayunar con mi taza de café en mano.

El DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora