Capitulo 29- Parte 2Dante me miró desde su posición en la sala, mientras yo estaba en el recibidor mirando a Raúl y a Dante intercambiarse miradas.
"No tenemos mucho tiempo," dijo Raúl como leyendo los pensamientos de Dante.
"Lo sé," dijo Dante dirigiéndose a Raúl y luego me miro a mí y dijo, "ven conmigo."
En ese momento fue como si volviera a la vida. Aún no sabía que buscaba yo ahí parada como si el asunto fuera conmigo, yo debí irme de aquí hacía rato, pero por estar de metiche, mi presencia se hizo obvia.
"Yo no voy a ningún lado más que a mi casa." Dije al momento que tomaba el paso hacia el ascensor. En cuestión de unos pasos Dante estuvo a mi lado tomándome del brazo ligeramente.
"Lo siento, pero eso no es una opción ahora mismo." Dante dijo dirigiéndome nuevamente dentro del apartamento.
"Maura, es por su bien." Dijo Raúl con voz tenue. Nunca me había llamado por mi nombre de pila y menos con ese tono. Tragué en seco y me dejé guiar, de repente reprimiendo un recuerdo de los que me atormentaban.
"Hulk, llévala al cuarto de lectura espérame allí con ella, buscaré todo lo que necesito."
"Yo voy con usted," dijo Raúl mirando a Dante.
Dante lo miró irritadamente, "quédate con ella, será mejor en caso..." pero Dante no llegó a decir en caso de que, porque el sonido del elevador subiendo nos sacó de concentración a los tres. "Mierda..." Al parecer esa era la palabra favorita de Dante de esta noche. En cuestión de segundos Dante me agarró por el brazo de manera instintiva y me llevó hasta el cuarto de lectura con Raúl pisándonos los talones. Cuando llegamos al cuarto, intacto como lo recuerdo de la vez que eche una siesta en él, Dante me empujó sin intenciones de herirme, pero al no medir su fuerza caí de rodillas. Lo que me tomó para recuperarme del shock, que fue una fracción de segundo, les tomó a ellos para dejarme encerrada. Entré en pánico. Me puse de pies e inmediatamente fui por la puerta. Estaba como sellada por fuera, era imposible abrirla. Mis tormentosos recuerdos empezaron a danzar frente a mis ojos nuevamente, haciendo que empezara a sudar y sentir que el aire se me iba. No había manera de salir. Dante se iba a olvidar de mi aquí y esos tipos me van a encontrar. Empecé a caminar por todo el cuarto, hasta que decidí sentarme porque sentía que estaba a punto de desmayarme. Entonces justo ahí fue cuando oí disparos. Me puse de pie en segundos y miré alrededor para encontrar donde ocultarme. No había nada. El cuarto de lecturas era de concepto abierto y todos los estantes de libros estaban como si fuera incrustados en la pared y en el medio había almohadones y una cobija. No había nada en donde meterme o escabullirme. Los disparos continuaron y ahora mi histeria era por Dante y Raúl que aún estaban allá afuera. No se cuánto tiempo los disparos continuaron hasta que oí pasos que se acercaban a gran velocidad. Mi corazón empezó a latir fuerte, aun más fuerte de lo que ya estaba y pensé que ya este si era el momento. Mi vida acabará gracias a las decisiones que hago con respecto a Dante.
Cuando la puerta se abrió no esperaba a Dante y a Raúl en modo ninja entrando a máxima velocidad, cada uno con dos armas de fuego en cada mano. Dante cargaba un bulto de mano tirando por encima del hombro al igual que Raúl. No acababa de registrar bien la situación cuando mas disparos sonaron como si hubieran chocado con la puerta del cuarto de lectura. Sin darme cuenta grite como por instinto y pánico. Dante se acerco a mi de inmediato y me miró desde la altura que nos dividía, "no te preocupes, las puertas son aprueba de balas." Como si eso fuera a hacerme sentir mejor. "Estamos encerrados, Dante, me importa un comino si resisten el martillo de Thor!" Dante no me quitó la mirada y vi como diversión danzar en sus ojos.
"De hecho, no estamos encerrados," dijo Raúl por encima de más disparos mientras removía uno de los estantes de libros hacia un lado. "Por aquí..." dijo quitando del camino unas cuantas telas de araña.
Sin pensarlo dos veces me puse en marcha hacia la puerta que Raúl acababa de abrirnos, pero no sin que antes Dante me detuviera a mitad de camino, "espera," cuando volteé Dante puso en mis manos un arma de fuego que probablemente pesaba más que él y yo juntos, "sabes usar una de estás?" preguntó con mirada curiosa. "Claro que no..." lo miré horrorizada de que él pensara en siquiera dejarme cerca de una. "Bueno, para todo hay una primera vez, a punta, siempre al frente y no pongas el dedo en el gatillo a menos que vayas a disparar. Confió en ti Maura." Dijo mientras pasaba su mano vacía por mi cabello. "Pues yo no confió en mi misma con un arma de fuego." Más disparos sonaron chocando con la puerta. Pronto iban a entrar de una manera u otra. Cerré mis ojos y tomé el arma con mi mano derecha apretando la base hasta que sentí la sangre de mis dedos irse lentamente. "Lo siento tanto," el dijo en apenas un susurro. Cuando abrí mis ojos, apenas pude tener un pequeño vistazo de las intenciones de Dante. Antes de que pudiera digerir lo que estaba pasando, Dante ya estaba conectando sus labios con los míos sin ningún tipo de advertencia. Sus labios agarraron los míos con fuerza y desesperación, no desesperación, miedo. Yo le devolví el beso de la misma manera. Con mi mano libre lo agarre por la base de su cuello presionándolo contra mí, el enredo su mano libre en mi cabello, como si ninguno tuviera suficiente del otro. Los disparos chocando con la puerta sonaban lejos, la presencia de Raúl pasó a tercer plano y solo éramos él y yo. Aunque nada borraba el hecho de que cada uno llevaba un arma cargada en cada una de las manos que no estaban ocupadas en tener más del otro. Después de lo que se sintió una hora, Dante y yo nos apartamos. Como en un tipo de comunicación telepática el me asintió y yo le asentí. Raúl del otro lado del cuarto nos alertó a movernos y como cobrando vida por primera vez, Dante y yo nos dirigimos hacia la salida.
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El Diamante
RomanceLa vida de Maura Prym no tenía muchas emociones, hasta que conoce al traficante de piedras preciosas más buscado, haciendo que todo diera un giro para ella.