La semana pasó de lo más natural, como si ir al penthouse de el hombre más misterioso del mundo era algo que estaba acostumbrada hacer desde hace años. Creo que me estaba acomodando demasiado a estar en su presencia. Brianna no volvió a indagar demasiado en mi trabajo y para mi alivio fue lo mejor. Ella estaba demasiado enfocada en alguna cosa que Mike se traía entre manos. Lo que sí descubrió fue la presencia de Wenni y para mi sorpresa ella estaba encantada con la pequeña peleona.
Trabajé duro toda la semana para ensamblar mi obra de arte, tomó mucho tiempo y diamantes. Por como lucía esta pieza estaba segura que tendría que ponerle un precio por los aires o más bien Dante le pondría un precio por los aires.
Estábamos en su oficina, él inspeccionaba con sumo detalle el collar que había puesto en sus manos y su rasgos faciales revelaban muy poco, estaba nerviosa, peor de lo que pensé que estaría cuando llegara la hora de que él viera el resultado de mi trabajo. Dante me había dejado trabajar sola y en paz en los últimos días a pesar de su promesa que no me quitaría un ojo de encima, al parecer estaba muy ocupado con otras cosas.
"Y que tal?" Dije por fin sin poder morderme el nerviosismo.
"Está muy bien. Luce profesional." Puso la joya de vuelta en su caja.
En lugar de ofenderme su duda de que yo podría hacer algo de mal gusto, fue todo lo contrario, le había tapado la boca.
"Por cuánto lo venderemos?"
"Por cuánto lo venderías?" Puso una mano en su barbilla frotándola suavemente mientras me miraba desde el otro lado de mi escritorio.
"No se, por una fortuna?" Tomé la caja para cerrarla.
"Exacto." Se inclinó un poco por encima del escritorio y tomó la caja de mis manos. "Bien, qué más tenemos en ese catálogo de 'prendas por hacer' tuyo?"
"Bueno..."
"Rackozy." La voz agitada de Raúl nos espantó un poco a ambos.
"Qué pasa?" Dante lo miró con una ceja levantada.
"Tenemos compañía..." Me miró y luego fijó sus ojos en Dante. Supuse que estaban teniendo otra de sus charlas mentales.
"Llévala al cuarto de lectura."
Raúl movió su cabeza en negación, "no hay tiempo."
Los ojos de Dante se abrieron enormes, se paró de un salto, rodeó el escritorio y me tomó de la mano. Antes de que él pudiera arrastrarme fuera del estudio, tomé la caja con el collar y luego me dejé llevar.
"Qué pasa?!" Dije a medio trote.
Él no respondió y nos llevó hasta su habitación. Cuando estuvimos dentro empezó a buscar algo frenéticamente.
"Mierda!"
Su actitud era un poco espeluznante. No intenté preguntar de nuevo que pasaba.
"Sabe que aquí no está segura Rackozy." La voz de Raúl vino desde atrás de nosotros. Dante no respondió nada y me dirigió hacia el cuarto de baño, una vez dentro deslizó una placa de granito negro de la pared al lado de la ducha y apareció un teclado de números, él los pulsó con precisión y una puerta al lado del teclado se abrió.
Whoa! Me sentía en una película de terror o en un episodio de scooby doo.
"Vuelvo por ti luego." Dijo Dante mirándome fijamente a los ojos. Su expresión era una que nunca había visto antes: desesperación. Me instó a entrar y antes de que cerrara la puerta nuevamente, oí claramente la voz de una mujer al compas del sonido metálico de tacones al tocar el piso de mármol.
La puerta se cerró y la realización del momento me dio de golpe, Dante tenía novia!
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El Diamante
RomanceLa vida de Maura Prym no tenía muchas emociones, hasta que conoce al traficante de piedras preciosas más buscado, haciendo que todo diera un giro para ella.