Cuando el guardia de ojos azules entra yo ya he comenzado a lavarme la cara. Siento como se coloca a mí lado. Cuando acabo recuerdo que no he cogido una toalla para secarme. Nunca he podido abrir los ojos si los tengo mojados, me da repelús. Oigo como se abre una puerta detrás de mí, lo cual no es posible, primero porque la puerta para regresar a mi habitación está a mi derecha y segundo porque no podemos levantarnos de la cama.
− Toma – dice con su voz grave.
− Gracias – digo mientras trato de coger a tientas lo que me da, que supongo que será una toalla. Encuentro su brazo y lo recorro con mis manos hasta llegar a las suyas, y quitarle la toalla. Me saco la cara y le doy nuevamente las gracias.
− No hay porqué darlas – responde.
Miro por encima de su hombro y veo un pequeño armarito camuflado en la pared. Dirige su mirada al mismo lugar en la que está la mía y dice – Ahí hay un pequeño botiquín, por si os da por hacer alguna locura, y toallas.
− Vale – respondo yo escueta. Me giro, dejo la toalla en la pila para que la laven y salgo por la puerta. Nuevamente el me sigue. Me tumbo en mi cama a la espera de otro largo día encerrada en mi genial habitación.
Tardo en conciliar el sueño, no quiero volver a tener esa clase de recuerdos, han sido horribles.
*****
A las ocho se encienden los malditos fluorescentes despertándome. Al parecer en medio de la noche a habido un cambio de guardias, que por el chico de ojos azules ha desaparecido.
Cuando las chicas van al baño, las acompaño y me pongo un chándal a la vez que me preparo para para otro día encerrada en mi bonita y gris celda. Desde el baño oímos como llaman en la puerta de la habitación, después gritan mi nombre.
− ¡Naira! – grita uno de los guardias.
Saldo corriendo de los baño y me coloco enfrente de él – Aquí – respondo.
− Nos acaban de notificar que hoy te incorporarás a las actividades habituales, ¿entendido? – pregunta.
− No – respondo con cara de asombro por la noticia.
− Básicamente, es que podrás salid de tu celda. Desayuno, comida y cena en el comedor. También comenzarás los turnos de tareas, según nos han dicho, vas a ayudar en el gimnasio donde entrenamos los guardias. Si te compotas y haces buen la tarea que se te asigne tendrás derecho a pasar un rato en el patio, la biblioteca o en el gimnasio. ¿Ahora lo has entendido? – me pregunta como si fuera una mocosa de 4 años.
− Sí – respondo secamente, sin demostrar que me he enterado de su provocación.
Las chicas no han dejado de mirarme, y los chicos lo mismo, bueno, Julián sigue leyendo y Jaime me está mirando el culo como si fuera un cacho de carne, ya me las pagará, la venganza es un plato que se sirve frio.
Al cabo de un rato, todos formamos filas para ir al comedor. Menos mal que solo tengo que seguir a Carolina que está delante de mí, ¡esto es laberíntico!
Llegamos al comedor y no acurre fuera de lo normal, hablo con las chicas pero tampoco demasiado, no me parece que se pueda confiar en ellas, o al menos todavía no puedo. Me dicen que trabajar en el gimnasio es lo mejor, hay guardias entrenando. Yo sinceramente no le veo las ventajas a eso, solo significa estar más vigilada y yo quiero ser libre.
− ¡¿Cómo que no le ves ninguna ventaja a trabajar en el gimnasio?! – dice Marta.
− Déjala, si no quiere ir yo me ofrezco voluntaria para ir en su lugar – dice Laura.
Carolina, que es la que mejor me cae de las cuatro, parece que no quiere que me meta en líos, dice – Laura y Marta solo piensan en ver a los guardias sin camiseta y todo sudados.
− ¡Puaj! – digo mientras finjo que vomito.
− ¡¿Cómo que puaj?! – dice subiendo demasiado la voz − ¿No te parece que nos sexys? – dice esta vez algo más bajito.
− ¡Puaj! – repito, pero esta vez sin el gesto de vomitar.
El desayuno continua como si yo no existiera, parece que a Marta la encanta tener la razón y por eso me ignora llamando toda la atención sobre su persona.
Cuando estoy acabando de beberme el zumo un guardia se acerca a nuestra mesa y pregunta por mí.
− Soy yo – respondo tratando de que no voz no tiemble por los nervios.
− Cuando acabes de desayunar tienes que ir a aquella mesa de allí – dice señalándola con la mano – Los guardias que están allí van al gimnasio. No tardes demasiado porque ellos ya están acabando y no les gusta esperar – añade.
− Entendido – respondo educadamente.
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¿Qué os a parecido el capítulo? ¿Queréis una escena caliente dentro de poco o queréis saber el nombre del misterioso chico de ojos azules?
Quería también recomendaros "El vecino de mi hermana" de Blue4Bear y "D.A.N.C.E" de alice_cazadora. Si os pasáis por las novelas acordaros de votar y comentar.
También os recuerdo que aquí también podéis votar y comentar lectores fantasmas jeje XD
Mi cuanta de Instagram donde subo fotos sobre libros es 1000libro
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Mar de arena [En pausa]
Teen FictionAcabo de despertar, estoy desorientada, cansada, pero necesito ponerme en pie. Solo veo arena, arena y más arena. Es cálida, tostada y parece un desierto. Me pongo en pie, tan solo sigo viendo arena. Portada hecha por @wattpcovers ____________ Regis...