Despierto en mi cama, dentro de esto que llaman habitación, pero que para mí es una celda. Hoy no hay guardias dentro. Me incorporo para buscar de donde sale la luz que me ha despertado. Siempre me ha gustado dormir en completa oscuridad, y sé perfectamente que no es la luz del reloj, ya me he acostumbrado a dormir con ella.
Apoyo mi espalda en la pared y veo que Julián tiene una linterna en una mano y sobre sus rodillas reposa un libro. Me quedo observándole un rato. La verdad es que es muy apuesto, es rubio y con los ojos marrones como puede ver cuando me saludó. Me pilla mirándole y le pregunto − ¿Por qué ya no están dentro los guardias?
− Porque no creen que deban vigilarte tan de cerca – responde él.
− ¿Qué lees?
− Poesía – responde sonriéndome. A pesar de su amabilidad hay algo que me hace desconfiar de él. Quizás que tenga una linterna o varios libro, pero no un arcón para guardar las cosas.
− ¿En qué piensas? – pregunta esta vez él.
− En que la gente de esta cel... − digo corrigiéndome rápidamente – habitación parece tener más privilegios que la gente que vi en el comedor. El parecer la gente que duerme aquí tiene las mejor tareas y tienen más manga ancha con ellos, exceptuándome a mí que me vigilan todo el rato. Y luego estás tú, que no tienes siquiera un arcón y no vistes de gris con el uniforme de todos – digo y él se ríe suavemente ante mi explicación.
− A veces se me olvida que no recuerdas – dice compungido. ¿Cómo sabe él eso? – No me mires así de raro, te conozco desde antes de que te escaparas. Todos en esta celda saben que has perdido la memoria, solo que el resto apenas te conocían –dice − No como yo – añade en un susurro que apenas logro descifrar.
− ¿Por qué estás aquí? – pregunto con curiosidad, menos mal que la curiosidad no mató al gato, sino que se suicidó al saberla.
− Es un castigo – dice.
− ¿Un castigo? – respondo extrañada − ¿Quién te castigo? – pregunto antes de poder morderme la lengua. El ríe de nuevo.
− Si te lo cuento tienes que prometer que no vas a gritar, el resto aún duerme y ellos no lo saben, ¿de acuerdo? – pregunta.
Creo que saberlo no me va a hacer gracias, ahora entiendo al gato. Simplemente asiento para que prosiga.
− Mi padre es Jason Bates – dice muy serio. En mi cara se forma una mueca de horror – Él me castigó porque según él di demasiada información a cierta persona que escapó del recinto – dice – Solo una persona ha logrado escapar – añade para que sepa que esa persona a la cual entrego demasiada información soy yo – Mi castigo es estar contigo sin que tú me recuerdes – finaliza.
Mi mandíbula cae. No sé qué decirle, no le recuerdo. Creo que ahora más que nunca necesito saber quién soy y qué hago aquí. Necesito leer el cuaderno de notas de mi arcón, tal y como dijo el chico de ojos azules. No sé cuánto tiempo llevo sin decir nada hasta que Julián habla de nuevo – Naira duérmete, por la mañana hablaremos de ello si tú quieres. Ahora solo descansa.
− Gracias – digo en un susurro apagado.
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Hola! Aquí tenéis el capítulo, siento no haber actualizado ayer. Estaba saturada de deberes. Espero que os guste.
¿Qué os parece Julián? ¿Tendrá más secretos? ¿Qué pondrá en el cuaderno de notas? No olvidéis dejarme vuestra opinión, vuestras preguntas (no preguntéis por el nombre del chico de ojos azules que todavía no os lo voy a decir jejeje) y si os a gustado acodaros de votar ;)
Una cosa más, ¿a quiénes os imagináis como los protagonistas?
Intagram: 1000libro (sin s)
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Mar de arena [En pausa]
JugendliteraturAcabo de despertar, estoy desorientada, cansada, pero necesito ponerme en pie. Solo veo arena, arena y más arena. Es cálida, tostada y parece un desierto. Me pongo en pie, tan solo sigo viendo arena. Portada hecha por @wattpcovers ____________ Regis...